~WEAPON CODE. [ 1 ]

I

OSLO, NORUEGA.

Parecía que la sangre hervía dentro de su cuerpo, la intravenosa latía en su antebrazo escociendo a cada segundo que introducía el químico en su cuerpo quemando y reemplazando células por células alteradas. Molly  mordió una vez más la goma en su boca y sus ojos blanquearon, chispas brotaron de la nada y las luces se estremecieron de un lado a otro lentamente cómo el andar de péndulo

—Eso es, mi niña— Su voz era gruesa, el acento hindú se hizo presente, Molly no lo veía pero aún así sabía que estaba frente a ella. . . Podía sentirlo. El líquido platinado seguía llenando la bolsa y parecía no agotarse, horas llevaba ahí sólo sentada mientras su cuerpo moría. Pero su mente vivía, ejerciendo mente sobre materia, obligándose a sobrevivir a lo qué fuera que fuese eso que le inyectaban cada día desde que podía recordar.
La bombilla explotó.

—No, no, tienes que soportarlo. . . Cuándo no manifiestes, podrás irte— 

—Sakir no es buena idea sobreexplotar. . .

—Silencio, Strucker.

—Así morirá, y es la última que vamos a financiar.

Las palabras sonaban lejanas, pero tenían una gran veracidad, no era para asustarla si no cooperaba, no así no funcionaba el doctor. Había perdido a muchos compañeros que con el tiempo se habían vuelto amigos, todos, dotados cómo ella y aún así ninguno sobrevivió e incluso ella estaba enfermando. El sabor metálico de la sangre en su boca la hizo vomitar, entonces, acabó.
—Limpia este desastre, seguiremos mañana— El barón la observó, Molly no podía ver, pero estaba completamente segura de que sólo había desprecio. Entonces, no escuchó nada más.

★★★★★★★★★★★★★★

Despertó en el mismo catre oxidado y sábanas viejas que hacía 15 años, las goteras eran constantemente reparadas pero en esa ocasión volvían a hacer acto de presencia una y otra vez goteo más goteo cómo una eternidad de tortura a escuchar únicamente ese sonido; Molly alzó la diestra, sus dedos acariciaron el frío cemento, su rutina comenzaba. — Alguien me encontrará— Repitió, una, dos y tres veces hasta qué su mente fingió que lo creía, que podría ser cierto y que alguien la sacaría de ese infierno viva, tenía que ser viva. —3359, tu desayuno— La compuerta se abrió, dejando ver la charola y el escaso alimento: Pan, agua, verduras. Bufó, tomando el vaso entre ambas manos y bebió su contenido, su boca estaba seca y el estómago le rugía.
—Idiotas, así quieren que sobreviva a base de pan y agua—

Molly recogió su cabello con un mechón del mismo, se había adaptado a la soledad, había dejado de encariñarse con sus compañeros de celda y ahora disfrutaba de hecho ser la única sobreviviente; no quería oír más sus gritos antes de la muerte. Sus dedos se movieron, de arriba a abajo jugando con el metal en el aire pero sin mayor novedad ¿Qué podía hacer? De todo, había sido modificada para eso, había sido modificada para ser un arma viviente al menos hasta que uno de sus tantos dones la matara.

Molly sólo cerró los ojos antes de sumirse a una inconsciencia inducida, horas de absoluta oscuridad. . .

—3359, manos detrás de la cabeza y vista a la pared— El militar dio tres únicos pasos, sujetó sus muñecas y las esposó.