Capítulo I. EL RETORNO.

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El tiempo. Reloj guerrero que avanza sin mirar atrás. ¿De verdad somos conscientes de la importancia que tiene que los segundos trasciendan y que jamás regresen? Yo creo que no.

Las vacaciones habían llegado a su fin. Veintinueve de agosto marcaba en el calendario y la familia Jones deshacía las maletas sin ansia, sin ganas, sin esfuerzo. El cansancio se apoderaba de ellos. Unas vacaciones fantásticas, aunque cortas. Siempre lo son. Pronto, el señor Jones volvería a ejercer como un arquitecto prestigioso y en breve, la señora Jones ejercería como la catedrática de ciencias de una de las universidades más famosas. A ambos los reconocían por todos lados. Habían salido en multitud de artículos y entrevistas.Poseían un estatus elevado, un ritmo de vida escandalosamente abrumador. Podrían llenar una piscina olímpica con billetes de quinientos euros, esos billetes que la mayoría de población hace siglos que no ve, y todo ello sin sentirse culpables. La fama para ellos no era efímera. El dinero tampoco.

Julia Jones era su única hija, la heredera de toda su fortuna, su niñita. Tenía diecisiete años. ¡Oh amada adolescencia, dueña de experiencias inolvidables! Era rubia, alta, con grandes ojos glaucos. Su estilo era marcado. Podría darle mil vueltas a cualquiera de estas chicas que creen ser bloggers, o a una de esas que afirman que son estilistas. Moda era su segundo nombre. La evadía. Es un mundo superficial. Todo es más fácil cuando no hay sentimientos de por medio. La sencillez, la humildad y la simpatía era algo que apreciaba mucho en el carácter de una persona, puede que fuera un poco irónico. La consideraban inteligente y divertida. La gente quería ser su amiga y no solo por las alucinantes fiestas que daba.O sí. El orgullo también formaba parte de su carácter. Había perdido a muchas personas por ello, pero es demasiado pronto como para ir desvelando secretos. No sería justo. No tendría sentido.

Como toda niña mimada y rica tenía muchas responsabilidades. Ser la niñita de papá y de mamá también tiene un precio. Su padre, Christopher Jones suponía una gran presión para ella. Julia hablaba con gran soltura varios idiomas; bailaba tango, salsa y ballet e impartía lecciones de piano y guitarra. ¿Alucinante? Quizás yo diría exhaustivo.

Hacía dos años que consiguió la autorización de su padre para dejar de impartir clases con catedráticos en casa. Quería ir a un instituto normal,quería hacer amigos como cualquier adolescente y con su gran poder de la persuasión, pudo lograr su objetivo. Llegó siendo la única atención de todos los personajes masculinos y el epicentro de los cuchicheos y las malicias de las chicas, cómo no. Julia Jones era una chica que llamaba la atención, una Miss Perfecta a la vista de todos. ¿Sería buena persona? ¿Tendría secretos? Eso a ellos no les importaba lo más mínimo. El efecto que causaba, cual nadie conocía, era no solo conquistar los ojos de quien los ponía en ella, sino enamorar los corazones de quienes tenían la suficiente inteligencia como para tratar con Julia Jones.

La quincena siguiente despertó entre las rendijas de la ventana de Julia,entreabrió los ojos y se levantó sin apenas una pizca de ganas. ¿Y si se hacía la enferma? Lo cierto es que quería ver de nuevo a sus amigas. Se dirigió al baño, esperó que saliese el agua caliente y se duchó sintiendo como el chorro del grifo martirizaba su piel hasta dejarla enrojecida. Salió enrollada en una toalla de color crema y se vistió con un vestido rosa, nada chillón, y a juego con unas sandalias doradas. Nada que ver con los atuendos que solía escoger para ir al instituto, las cosas cambian, los tiempos también.Desayunó un café, trozos de melón y dos tostadas integrales con aceite vegetal. Subió de nuevo para dejar limpia su dentadura y se maquilló con tonos neutros, resaltando sobre todo sus labios con un toque de gloss. Siempre le habían gustado sus labios. Ese toque de maquillaje hacía que fuera deseable, según muchos de los chicos, y a Julia le gustaba sentirse así, como al resto de las chicas, como al resto de los chicos, eso nunca viene mal. Se encontraba lista para comenzar un nuevo año en aquel instituto que tanto le gustaba. Yo odiaba el instituto, pero esta chica... En fin, es rara.

Los lunares de tu espalda.حيث تعيش القصص. اكتشف الآن