Los días pasaban y el baile de Halloween estaba cada vez más cerca. Ella estaba nerviosa ya que ese día anunciaría la verdad sobre Ehan y ella.

Scarlett estaba alegre por ellos. Stephen simplemente era indiferente a la situación, en un par de ocasiones, habían llegado a su casa para ver a los gemelos y estos no pudieron haber estado más felices por ver a sus abuelos.

Ehan siempre estuvo con ella en todas las visitas, nunca la dejo sola.

—No sabes cuánto te agradezco todo lo que has hecho por nosotros querida— le dijo una tarde Scarlett.

Ella y Stephen habían ido a visitar a los gemelos que en ese momento se encontraban en el jardín jugando con su padre y su abuelo.

—Tú no lo puedes notar, pero yo lo sé. Cada vez que mi Stephen ve a Ehan con sus hijos... sus ojos muestran felicidad. Sé que es terco y orgulloso, pero está muy feliz por Ehan y por la oportunidad de conocer a sus nietos.

Hanna giro a observarlos, trataba de ver a Stephen como a un ser humano, pero no veía más que a un ser frio y despiadado.

En los únicos momentos que demostraba signos de calidez era con los gemelos, pero Hanna no creía que él pudiera cambiar a pesar de la oportunidad que ella le había dado.

—No tienes que agradecerme Scarlett, me gusta ver a mis hijos felices y ellos adoran a sus abuelos.

—No es solo eso Hanna. Se lo difícil que ha de ser para ti verlos junto a mi esposo después de todo lo que el té hizo.

Ella se quedó en silencio. No sabía que responder.

—Pero no toquemos ese tema. Hoy es un día feliz y no debes amargarte por los delirios de una vieja loca.

Ella rio con la broma.

—Mejor cuéntame. ¿Cómo están las cosas entre Ehan y tú? Cada vez los veo más unidos.

Hanna bajo la mirada a sus manos, estaba un poco sonrojada porque Scarlett no podía hacerse una idea de que tan unidos estaban últimamente.

—Ehan es increíble Scarlett. Nos ha ayudado mucho con la perdida de Sebas y hacer que los chicos no sientan mucho su falta.

— ¿Y tú? ¿Cómo te sientes? Ya paso más de un mes de lo ocurrido.

—Sí, es raro— suspiro— A veces imagino que sigue aquí y que de un momento a otro me llamara o vendrá a casa... — guardo silencio un momento al sentir el nudo en su garganta— por eso me apresure a guardar todas sus cosas para darlas en donación. Es más fácil llevar su perdida sin ver constantemente las cosas que ocupaba día a día.

Scarlett estiro su mano y tomo la de Hanna dándole consuelo.

—Si algún día necesitas hablar con alguien, quiero que sepas que puedes confiar en mí. Sé que en el pasado no fui muy receptiva, pero quiero que sepas que puedes contar conmigo querida.

—Gracias Scarlett. Pero lo que siento... no es solo dolor, es... confusión. No entiendo por qué no me dijo lo de su enfermedad. ¿Porque me lo oculto? Y esas sean posiblemente las respuestas que nunca conseguiré— lamento.

—Tranquila querida. Algún día enteras sus motivos. No puedes obligarte a buscar la respuesta a todo.

—Lo sé. Es solo que... me hace sentir mal saber que paso por todo eso solo. Podía apoyarse en mí pero no quiso— negó con la cabeza— pero no puedo martirizarme por eso.

—No, no puedes. Él no lo hubiera querido— le dio una pequeña sonrisa— Por cierto; Ehan me comento sobre el baile que pronto se hará en la dichosa empresa que compro a espaldas de todos— dijo rodando los ojos con una sonrisa.

Nuestra Segunda Oportunidad. Saga: NYC N° 3Where stories live. Discover now