bad reputation 「나쁜 평판 」v . k

「 b a d r e p u t a t i o n 」

Perdí mi razón en el momento cuando vi al chico que a Jungkook había acosado, uno de tantos, y también uno de mis supuestos amigos. Puedo memorar como mis puños se cerraron blanqueando los nudillos y en cosa de segundos arremetían con fuerza en contra de su rostro. Él, aturdido se limpió la sangre cayendo por su nariz, mientras todos alrededor miraban con temor la escena que yo mismo había armado. Mis nudillos se encuentran manchados con el espesor de su asqueroso líquido rubí y le grito groserías sin parar. Estuve a punto de tirarme sobre él y comenzar a debatir en contra de nuevo pero la gente alrededor me tomo de los hombros, separándome con fuerza. Ni siquiera recuerdo que fue lo que le dije.

Me suspendieron durante dos semanas, dos semanas que marcaron un antes y un después. Él fue inteligente, más inteligente que yo. Pues no me devolvió el golpe, él no fue suspendido. Y gracias a eso la protección de Jungkook fue apartada del camino, quedando al descubierto. Sé que el sentimiento de culpa nunca desaparecerá.

Kookie, como lo empecé a llamar en mi inconciencia me mando una inmensidad de mensajes mientras no podía verlo debido por el castigo de parte de mis padres. Fueron unos días duros me gustaría describir. Primero, unas horas después de mi suspensión, enojado conmigo no entendía el motivo de mi tonta actitud, me regaño como un padre a su hijo, me causo cierta ternura también. Al día después a las ocho de la mañana, luego de que quizás tomara su desayuno me agradeció por haber hecho algo que él nunca hubiera sido capaz. Le dije que no era nada, que si pudiera hacerlo de nuevo lo haría; y...al quinto día dejo de responder mis mensajes, entre en pánico en ese momento, quise correr e interrumpir en su vivienda. Pero como mis pasos no se guiaban solos no tuve la oportunidad de concurrir.

Puedo no saber nada de las personas durante un mes, un año, pero de él debía saber cómo estaba cada segundo.

Nueve días fueron los que no tuve ninguna noticia de él, las notificaciones en la pantalla no tenían su nombre escrito en ella. Sin embargo mi cerebro se convirtió en un experto escribiéndolo a letra fluida. Copiando la inicial de su nombre cada mañana, preguntándose la estabilidad de sus acciones. Porque tenía claro que él era una balanza, inclinándose positiva o negativamente por el trato que recibía.

El día de mi regreso no pude encontrarlo en el instituto, lo busque por cada rincón de la construcción. Sin embargo no logre mi cometido, las miradas habían cambiado, todas eran de lastima, de lastima por mí al verme tan desesperado, sus ojos bajando de mis pies hasta mi cabeza. Pregunté a una persona de confianza, pregunté qué estaba pasando, porqué todo era tan diferente a lo que recordaba.

Sentí todos mis órganos desplomarse junto conmigo cuando con miedo en la voz ella dijo que el chico que abusaba de Jungkook había sido captado por uno de los docentes en pleno, y que en colmo toda la culpa fue derramada en mi pequeño. Seguramente si no hubieran suspendido al agresor también, estaría muerto hoy en día, porque juro que nunca quise golpear a alguien tanto en mi vida.

Todo fue tan rápido y fugaz.

Corrí, el cielo oscuro y atardecer me iluminaban el camino, el vértigo de las luces prendiendo me acorralan. Porque en pleno invierno todo es tan deprimente y desolador, las nubes se asoman grises a más no poder, y la humedad de la lluvia de ayer azota en contra de mi rostro haciéndome sentir fresco. Pero no me detengo a pensar en eso, pensar es lo menos que podía hacer en esos momentos. Mis labios atentan para comenzar a temblar, los detengo. Fuerte, debía mantenerme fuerte.

Le he fallado, me repito por cada paso, le he fallado, digo sintiendo mis pies doler.

Al pararme en la blanquecina puerta de su vivienda mi corazón palpita raudo. Puedo escucharlo por medio de mis oídos en un eco latente, no recibo respuesta a mis desesperados golpeteos en contra de esta. Lo hago más fuerte, porque es lo único que puedo hacer, grito su nombre hacia la ventana de su habitación, llevándome la extraña mirada de los transeúntes.