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Narra Blair Larwen

Me subo al coche enfadado.
¿Cómo pudo hacerme eso Vanesa? ¿Que Rebeca y yo necesitábamos cerrar? Imposible.

Yo ya cerré con ella en Madrid, no puedo volver a verla, tampoco es que quiera, esto solo me lo ha jugado Vanesa.
No me lo puedo creer. Y aparte Rebeca tiene la cara de decirme que he cambiado ¿Y ella no o qué?
Ella es la que ha cambiado. Yo estoy igual, soy el mismo de siempre. Aunque... pensándolo, creo que me he pasado un poco con ella, ha sido un poco duro volver a verla después de estos meses tan difíciles.

Pensé que ya la había olvidado pero al parecer... Niego.

Miro la hora en el móvil. Llego tarde. Otra vez. Arranco el coche rápidamente y me dispongo a conducir lo más rápido que puedo hacia dónde he quedado.

Es un hombre peligroso pero me da igual, me han enseñado que no tengo que poner la otra mejilla cuando me pegue, tengo que darle más fuerte, tengo que ser más fuerte y aunque quiera clavarme bajo tierra, tengo que salir como pueda y vengarme. 

Llego al lugar. Un hombre me espera apoyado en la pared de este barrio desierto.

—Al fin llegas. Pensé que tendría que ir a buscarte yo mismo Larwen 

—Ya estoy aquí, eso es lo que importa— le digo con cara de pocos amigos. Me extiende la mano. Lo olvidé. Le entrego el teléfono. El sonríe.

—Entremos — me abre la puerta de un viejo bar abandonado—¿Necesitas algo?

—Ir al baño. Me estoy muriendo — le contesto. Él me señala una puerta y yo voy hacia ella.


Narra Rebeca Philm.

Sigo en shock. ¿Quién es en realidad Blair Larwen?
Vanesa llega hasta mi.
—Voy a pedirle el divorcio— le digo convencida y llena de furia

—Pero...

—No me hagas cambiar de opinión, lo haré y punto. No debió tratarme así—cierro los puños. Nos quedamos en silencio.

—Deberíamos volver con María



Después de su hermosa boda, me fui a mi casa convencida de que al fin podría descansar en paz y pedirle a mi madre que me haga unos nuevos papeles del divorcio.

A quien quiero engañar. Aún lo amo. Pero es tan difícil ahora que ha cambiado. Creo que lo mejor sería alejarme, pero sería muy egoísta de mi parte​. Jane me necesita. Tengo que volver a hablar con Blair.

Pero no puedo. Le saqué el tema de Jane, su hermana, pero no hizo caso. ¿Será que se está volviendo malo? Quizás Jane no le importa , ni yo, ni su hermana, ni nadie​.

Parece como si tuviera un corazón helado y por mi culpa no sería. Seguro que ha estado con más mujeres y que está con ellas aún. O con Emily, su secretaria . No me cae bien. Pero seguro que para fastidiarme y hacerme daño Blair ha sido capaz de salir con ella.

Se ha vuelto un monstruo. Tengo que dejar mis sentimientos aparte, Jane es lo primero.

Agarro el móvil y marco el número de Blair.
Si, todavía me lo se de memoria.

Un toque, dos toques...

Cuelgo. Tengo miedo.

Vuelvo a llamarlo. Un toque, dos toques...

—Quién es— contesta alguien desde la otra línea.

—¿Blair?— se hace el silencio.

—No esta aquí — me dice esa voz masculina irritante.

—¿Dónde está?

—Oye ¿Quién eres tu? —pregunta y parece como si fuera a colgar.

—Rebeca Philm —contesto sin miedo. El hombre ríe.


Narra Blair Larwen.

Me miro al espejo fijamente. ¿Quién soy? Escucho una risa del exterior del baño. Sagunto.

Abro un poco la puerta y me permite ver que está hablando por teléfono. Sonriente.
—Así que eres tú— dice y sonríe.—Creí que no llamarías nunca

Seguramente estará hablando con una de sus mil chicas. Playboy.

—¿Cuál es tu edad? — pregunta.— Porque te lo pido yo

Sonríe divertido.

—Muy joven... — susurra, pero lo suficientemente alto como para que lo escuche—Pues llama en otro momento, no está aquí, adiós — cuelga

Me lavo las manos y salgo del baño.

—¿Con quién hablabas, Sagunto? —le pregunto observando mi teléfono que está en sus manos.

—¿Yo tengo que darte explicaciones? 

Niego.

—Así me gusta. Ahora, dame lo que debías traerme—me dice. Saco una bolsita pequeña de mi pantalón. Se la entrego. —Buen trabajo—sonríe y me paga—Sigue así— me entrega el móvil y me voy de allí.

Me subo al coche y comienzo a conducir hacia mi chalet. Este hombre está loco. Es mi teléfono y tengo derecho a saber con​ quien estaba hablando. Lo desbloqueo y busco en registro de llamadas a la persona que me ha llamado.

No puede ser.

—Lo ha borrado el muy cabrón.


Narra Rebeca Philm.

Ese estúpido hombre... ¡Me ha preguntado hasta mi edad! No hay derecho. Le he dado una edad falsa, pero no se si se ha quedado convencido. ¿Porqué me contestó otro hombre, con el móvil de Blair?

Tiro el móvil al sofá. Que horror de llamada. No pienso llamarle nunca mas. Iré a ayudar a denunciar a Jane yo sola y le pararé los pies a ese marido idiota que tiene.



𝓟𝓻𝓸𝓶𝓮𝓽𝓸 𝓪𝓶𝓪𝓻𝓽𝓮 𝓼𝓲𝓮𝓶𝓹𝓻𝓮 [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora