Cuando el nombre de mi "pupilo" me fue informado, asentí sin esperar que aquella cabellera cobriza se presentase frente a mí con cuaderno y libro de ciencias naturales en mano.

—Debes ser Louis. Mi nombre es Evan, necesito que me ayudes con las últimas unidades de esto—señaló su libro con su mirada y lo depositó sobre la mesa en medio de ambos.

Evan.

Ese era su nombre.

—Creí que eras una especie de cerebrito o algo—bromeé. Aunque sí lo hubiera creído hasta hace unos segundos.

El muchacho no cambió la expresión neutra de su rostro y se sentó frente a mí.

—Por qué creerías eso, no me conoces—dijo.

—Se te veía tan serio y cerrado en los recesos y... al tratar a los demás, como si no necesitaras de nadie.

—No necesito de nadie—aseguró sin cambiar el tono de su voz mientras buscaba su estuche de lápices en su mochila.

Sonreí y alcé la cabeza, mirándolo con una expresión de superioridad.

—Ahora necesitas de mí para subir tus calificaciones—bromeé.

El muchacho no alzó la vista de su mochila y puso su estuche sobre la mesa.

—No es cierto.

—Claro que sí, sin mí no subirás esas calificaciones—me burlé cruzándome de brazos.

El muchacho tomó su estuche tranquilamente y lo metió nuevamente a su mochila para luego cerrarla.

Fruncí el ceño.

—Qué haces.

—Tal vez me permitan cambiar de ayudante—dijo con voz calma y tomó sus libros.

—No, no, no—tomé su libro de ciencias a la vez que él lo hacía para detenerlo—. Era una broma.

El chico me miró nuevamente sin expresión en su rostro.

—Enserio es broma—aseguré—. No tienes sentido del humor o qué. Yo te ayudaré con lo que necesites—tiré de su libro y sin mayor esfuerzo se lo quité de las manos para ponerlo nuevamente en la mesa.

El muchacho no hizo nada luego de eso, se acomodó nuevamente en su puesto y sacó su estuche por segunda vez.

—Entonces, Evan—Dios, sonaba tan lindo—. Qué necesitas repasar.

La tarde pasó así. Traté muchas veces de robarle una sonrisa, sonrisa que nunca apareció. Cuando la campana de final del último bloque sonó, el muchacho guardó sus pertenencias, se levantó y con un "Gracias por tu ayuda" se alejó hacia la puerta.

Bufé por lo bajo y me fui a casa.

Tuvimos que vernos otras veces para continuar con las "clases", y siempre traté de lograr algo.

Todo era en vano, pero no me rendía.

Había notado los primeros días que, cuando se concentraba tratando de responder una pregunta, el muchacho mordía ligeramente sus labios, cosa que me enloquecía en silencio, por tanto, trataba de llevar conmigo al menos cinco preguntas complejas (mas no imposibles) del tema que veríamos ese día, solo para deleitarme con esa vista de sus labios enrojecidos por sus propias mordidas.

—Tus labios lucen apetecibles—dije.

El chico alzó la vista del cuaderno para fijarla en mis ojos, con los labios levemente entreabiertos y sin quitar la expresión neutra.

One Shots/Bl/Yaoi.Where stories live. Discover now