Capítulo 3: El odioso y el estricto.

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Por la mañana, el profesor de inglés había decidido poner en binas a sus alumnos para crear un discurso en aquel idioma para presentarlo frente a la clase dentro de una semana. Fue así como la clase entera se tornó ruidosa y revoltosa al querer hacer equipo con el delegado de la clase; era obvio, siendo el más listo, todos querrían trabajar con él. Sin embargo, Karamatsu se levantó sin decir absolutamente nada al resto y simplemente caminó hacia el pupitre de Osomatsu; le miró de frente y con una increíble seriedad se dirigió a él.

-Haremos pareja.

-¿E-Eh?... –Respondió Osomatsu, sonrojándose levemente al notar el extraño ambiente que se había formado.

-¡¿QUÉ!? –Exclamó con exalto una de las alumnas de la clase.- ¡¿Con él, Inoue?!

-¿Uh? –Se giró para buscar aquella voz tan molesta y aguda.

-¡Él es un maldito vago!, ¿cómo puedes pensar siquiera en formar equipo con él?

-Eso no te importa. –Respondió con indiferencia.- Yo tomo mis propias decisiones y, de nada servirá que muestres tu desagrado; no me interesa en absoluto.

-¡Karama...! –Hizo una breve pausa.- Es decir... ¡Inoue!

Osomatsu se sorprendió ante la respuesta del delegado pero, no había sido el único sorprendido en la clase. Absolutamente todos se encontraban atónitos ante la situación. Jamás le habían escuchado tan indiferente.

-Pe-Perdón... -Respondió con timidez aquella alumna y regresó a su asiento, como si de un rechazo se tratase.

Karamatsu volvió la mirada hacia el de ojos carmesí y nuevamente repitió: "haremos pareja". Osomatsu asintió sin decir más y desvió la mirada hacia la ventana, intentando comprender por qué aquello le había hecho sentir tan victorioso y mal a la vez.

Todos giraron sus miradas a sus propios pupitres, evitando por completo la mirada penetrante y seria de Karamatsu. Había sido una escena sumamente extraña pero, por esta vez, lo dejarían pasar sin más.

Así pues, las clases terminaron y las respectivas binas de la clase se juntaron para decidir a dónde se dirigirían para comenzar con aquel trabajo de la clase de inglés. Por supuesto, Osomatsu y Karamatsu salieron del aula con total calma y sin hacer mucho ruido. Sin embargo, esto no impidió que les siguieran con la mirada, aun preguntándose acerca de todo lo sucedido con anterioridad.

-¿Iremos a tu casa o a la mía?

-¿Eh?, ¿debemos ir a alguna?

-¿Hay algo malo con ello?

-N-No... es sólo que, si vamos a la tuya, estoy seguro de que me sentiré terriblemente intimidado.

-¿A qué te refieres?

-¡Sabes a que me refiero, maldito de clase alta!

-Oh... No es para tanto pero, si te sientes más cómodo yendo a tu casa, entonces está bien.

-Uh... Bien. Pero, no juzgues mi clase media, ¿de acuerdo?

-No lo haré.

Caminaron hasta la casa del rebelde Osomatsu, hasta que llegaron. La calle parecía algo solitaria y las casas de al lado estaban bastante silenciosas. El viento soplaba levemente y una pequeña pelota de hule pasó rodando por aquel lugar. Aquello hizo que un extraño escalofrío recorriera la espalda de Karamatsu y por instantes se estremeció.

-N-No ha-hay fa-fa-fantasmas por aquí... ¿ve-verdad? –Tartamudeó bastante al decir aquello.

-¿Fantasmas?, ¿de qué estás hablando? Sólo es una estúpida pelota.

EL INTELECTUAL Y YOWhere stories live. Discover now