Capítulo 20: Visita a los primos (editado)

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Ni siquiera ir a la casa de mi tía me va a borrar la felicidad que tengo, no señor.

O al menos eso era lo que me repetía en el carro de camino allá.

Es que mi tía cuando quiere, puede ser la mujer más fastidiosa del mundo. Y además tiene unos hijos que parece haberlos parido desde el mismo infierno. Son HellGuys en versión humana.

Siempre he creído que mi tía se acostó con el mismo satanás, ya saben como esa historia de "A donde él va, va el fuego", siempre he creído que ella es la chica. Y en cierto modo todo encaja perfectamente porque mi tía no tiene esposo, según ella dice está en un lugar inexplicable, y tiene unos hijos que parecen la reencarnación de HellBoy en persona.

Piénsenlo, su historia podría ser la próxima fascinación histórica del año por ese descubrimiento.

Volteé mi vista a la ventana del auto y me adentré más profundamente en mis pensamientos y en la música que ahora sonaba en mis audífonos. Miranda Cosgrove cantaba Kissin' U, es una de mis canciones favoritas.

El mayor de los hijos de la tía Wendy se llama Andrés, está cursando el primer trimestre en la universidad en Ingeniería Industrial; la segunda es Milena, está en el último curso de la escuela, es con la que mejor me llevo de los cuatro pero es igual de fastidiosa que sus hermanos y su madre; Indira y Lucas son gemelos, son los más pequeños, tienen 5 años y los quiero ahorcar.

Recuerdo una vez que estaba tomando una siesta en casa de mi tía, los gemelos se acercaron a mí y me piquetearon la nariz hasta que me desperté y lo primero que vi fue a una cámara enfocando mi cara de recién despertada, tengo que decir que me encuentro la chica más hermosa cuando me despierto, pero en este caso no lo estaba porque tenía cara de estreñida. O al menos así era que parecía mientras veía el video que Milena grabó.

Y como si no fuera suficiente, cuando Andrés llegó de la universidad y pasó por el cuarto de Milena, que era donde estaba tomando la siesta, y vio el video que grabaron de mí les dio la "grandiosa" idea de que debieron haberme pintado bigotes para que se me notaran "más" los bigotes que ya tenía.

En mi defensa, todo se debe a que cuando era pequeña me gustaba comer del sazón que le echaban a la comida. Mamá siempre decía que si me los comía me iban a salir bigotes, pero yo no le hacía caso porque pensaba que lo decía para que no me lo comiera.

No sé si me salieron bigotes por comer sazón o porque saqué los genes peludos de mi padre y me salen pelos por todos lados. Creo que me salen pelos en los dedos también, pero no estoy muy segura porque no he revisado bien.

Mmm... ¿De qué estaba hablando antes? Ah, sí.

A los gemelos les pareció una fantástica idea la de marcarme los bigotes que decidieron buscar un crayón, tirarse encima de mí y marcar "bigotes" en mi rostro, pero me rayaron toda la cara y ese día en la cena familiar parecía haber metido mi cara en una cubeta de lodo porque el crayón era permanente y no se borraba fácil.

Desde ese día aprendí la lección de no dormirme para una siesta en casa de mi tía, JAMÁS.

—Llegamos chicos.— canturreó mi madre al mismo tiempo que abría la puerta y bajaba del carro.

—Que comience la tortura.— murmura William igual bajando del auto. Y la verdad es que tengo que concordar con él mentalmente.

Mientras camino en dirección a la puerta de la inmensa casa de mi tía voy tratando de pensar las mil y una formas que hay de escapar lejos de mis primos.

Tengo dos opciones: puedo engañarlos para jugar al escondite y esconderme en un lugar donde no se les ocurra encontrarme y sólo salir para comer y para irnos a casa, pero sé que eso no daría resultado porque esos demonios cuando están obstinados en algo no lo sueltan hasta que lo terminan; o también podría escaparme un rato al parque sin que se den cuenta de mi presencia.

La Lista de Clary [Editada]Where stories live. Discover now