Nueve

947 103 51
                                    

Yerin: 06:54

Me esta besando. Maldita sea. Ella me esta besando. ¿Debería apartarla? Si, debería, pero no puedo. Es tan.. suave, delicada y.. sexy. Maldita EunBi. No se que hacer, debo separarla de mí.

--EunBi.. --suspiré casi como un gemido. Genial, justo lo que quería.

Puse mis manos sobre sus hombros y deje a un lado el querer apartarla. Correspondi a su beso y la atraje más hacia mí, su cuerpo me daba calor, ternura y excitación. Cuando dije que no sabia como besar, era verdad, ya ni recordaba que era lo que se sentía.

Lamió mi labio inferior y luego lo mordió, otra vez sacándome un gemido. ¿Por qué eres así?.

--Así que.. ¿Quién besa mejor? --se separo jadeando y sonrió con malicia.

--Eres una idiota, ¿sabias? --respondí seguramente toda roja como un tomate evitando su mirada. Era una desvergonzada.

--Lo se, eso es lo que amo de mí.

Sonreí como estúpida y la vi a los ojos. Ella estaba levemente sonrojada y con una mirada penetrante. Era algo incomodo, pero no quería separarme de ella. ¿Qué me haces EunBi?.

--Lo siento, no quería incomodarte, solamente quería demostrarte quien era mejor --añadió con una sonrisa, nuevamente desvergonzada y se levantó quedado parada frente a mí-- iré a dormir un rato más luego debo ir a trabajar..

--Esta bien, ve --respondí todavía sintiendo calor y volviéndome a acostar en el sofá dándole la espalda. Podía sentir su maldita mirada en mí, ya vete maldita chica sexy.

Narradora:

--Bien, ya termine.. --dijo mientras se sentaba en la alfombra roja y apoyaba su espalda en el sofá-- ya son las doce y treinta y.. siete. Bueno, fue una buena forma de perder tiempo.

Yerin había limpiado toda la casa desde las ocho de la mañana. Cuando desayuno junto a SinB, la ultima se fue a trabajar y la pobre chica quedo sola, sin saber que hacer, decidió limpiar para agradecerle a la menor por acogerle en su hogar.

Suspiró y cerró sus ojos para descansar un poco. Sus músculos y ojos se sentían cansados y pesados. Unos minutos y la pelinegra ya estaba con medio cuerpo desparramado en el piso y con la cabeza apoyada en los almohadones del sofá con la boca abierta mirando hacia arriba. Linda y tierna escena para cualquiera.

--Llegué... --saludo Sinb mientras dejaba sus zapatillas en la entrada de la casa-- ¿Yerin? Lamento haber tardado había ido a comp-

Vaya escena se encontró. Yerin tirada en piso boca abajo y con los pelos que daban miedo. La castaña entro en pánico. Rápidamente corrió hacia ella y la puso boca arriba.

--¡¿Y-Yerin?! --dijo nerviosa mientras sacudía sus hombros.

Pero no había respuesta.

-- ¡YERIN! --grito.

La nombrada lentamente abrió sus ojos con el ceño fruncido-- ¿Por qué gritas? ¿Qué pasa? --dijo somnolienta mientras frotaba sus ojos con sus suaves manos.

La vagabunda | SinRinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora