- Pero, ¿acaso no puedo cuidar a mi novia?

Y explotó. El momento cumbre llegó a su fin y sonreí mientras notaba cientos de pares de ojos sobre nosotros. Todo se quedó momentáneamente estancado, como si el reloj se hubiera parado, nadie acababa de creer del todo mis palabras.

Pobres, tendría que dejarles un poco de tiempo para que llegasen a comprenderlo del todo.

Pero no es mi culpa señoras y señores, díganselo a la chica a mi lado. La cual, por cierto, me debe unos cuantos favores.

Oh, esto le iba a salir muy caro.

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A R I A

En el momento en el que estaba de vuelta a la realidad después de reproducir incontablemente la repentina confesión de Walter, yo ya estaba sentada en la mesa con Charlotte e Iris mirando a Walter, sentado a mi lado, como si fuera de oro.

Se sentía mal el utilizar la palabra nosotros para describirnos a Walter y a mí, porque aún éramos solo extraños que nunca antes habían interactuado. Quiero decir, obviamente conocía a Walter e incluso lo admiraba de vez en cuando como las demás chicas, pero probablemente estaba demasiado ocupada sonriendo y manteniendo su imagen prístina como para notarme.

¿Y ahora?

Éramos reconocidos como una pareja, el novio encantador y la novia encantadora (sí, ese era el nuevo título que me había dado a mí misma, pero seguro que las otras chicas celosas me llamarían algo mucho peor que eso). Incluso sin mirar alrededor, ya podía sentir las miradas asesinas.

- Toma – oí la voz de Walter y cambié mi atención de mi almuerzo a él, sólo para saltar de miedo cuando descubrí el tenedor con un trozo de hamburguesa cerca de mi cara.

Me recosté, asustada de que este delicioso trozo de hamburguesa terminara en mis mejillas si no me movía. Desconcertada, miré a Walter, quien me estaba obligando a comerlo.

- ¡Di, ah! – abrió ligeramente la boca y movió el tenedor con gesto alentador.

Yo incluso no quería saber ni lo estúpida que parecía, siendo la destinataria de su afecto y atención, la cual de repente apareció de la nada.

En serio, ¿estás bromeando? ¿Quién se cree que soy? ¿Una niña de tres años?

Mis dos amigas, a quienes vi de reojo, estaban igual de sorprendidas y conmocionadas que yo. Intenté tanto transmitir un mensaje a través de una mirada atenuada, rogándole que lo dejara, pero sonrió y me la metió en la boca sin previo aviso.

- ¡Buena chica! – me sonrió mientras me ahogaba, sin estar preparada para comer la comida tan de repente.

Definitivamente iba a matarlo por eso más tarde.

- Son tan adorables juntos – Iris fue la primera en salir de su estupor. Tragué el trozo de hamburguesa y forcé una sonrisa para agradecerle el cumplido. – Pero es bastante sorprendente... - ella se inclinó más cerca de nosotros, obviamente, tratando de acercarse a Walter. - ¿Por qué lo escondieron?

Aquí estaba otra vez. Iris obstinadamente mantuvo sus dudas. Ella había sospechado de mi supuesto novio desde el principio y después de saber que era el perfecto Walter, quien estaba demasiado ocupado para siquiera hablar con las chicas más de cinco minutos, ella no estaba dispuesta a renunciar tan fácilmente.

Me aclaré la garganta para prepararme para otra mentira, pero Walter fue más rápido que yo.

- Se lo pedí yo – sonrió mientras dejaba descansar el tenedor en la mesa (suspiré aliviada, al menos no iba a ser obligada a comer algo de nuevo y esa idea me hizo tremendamente feliz). – Como saben, soy muy popular y no quería ser molestado por eso.

El Playboy tiene un Secreto, [SP#4]Where stories live. Discover now