El bombero humillado

25 1 0
                                    

  —¿Pero que paso aquí?—pregunto Marco atónito.

  —Algún bromista hizo de las suyas—respondió su padre poniéndose colorado.

El muchacho no podía dejar de ver todo el espectáculo que se ceñía en esos momentos, dirigía su vista primero en los arboles con enredaderas blancas, luego en los rollos de papel tirados y desperdigados en el suelo y luego en la estatua del bombero que en esos momentos lucia un hermoso sombrero hecho de papel higiénico.

No pudo evitar soltar una risotada al ver a este ultimo, le recordó a un personaje de una serie animada de la que el solía ver casi a diario. 

  —Esto no tiene nada de gracia—dijo Sr. Pommel con voz seria.

  — Si que la tiene—repuso Marco, sonriendo— Tan solo mírale la cara al pobre bombero.

El muchacho se animo a sacar su móvil del bolsillo y comenzó a tomar fotos en cada angulo. Y le hizo un exagerado zoom a la cabeza del mencionado.

Y nuevamente soltó una risotada, pero ahora mas fuerte al imaginarse la expresión de los vecinos al ver por primera vez aquel acontecimiento.

  — Perdonelo —su padre se dirigió hacia el Sr. Nolan— Pensé que había madurado, sigue siendo un niñito.

Frank Pommel había acertado. Marco odiaba que lo trataran como a un niño, o lo compararan con alguno. El muchacho dejo de reírse casi al instante e hizo un gesto de indignación antes de decir:

  — Oh ¡Vamos!, Tu también te reíste cuando te lo contaron.

  — Eso no es cierto—contesto con voz serena.

  — ¡Si lo es! —insistió Marco, que empezaba a enojarse—Yo mismo escuche tus carcajadas cuando el Sr. Nolan te explicaba lo que paso.

  — Entonces... ¿Estuviste escuchando nuestra conversación?

  — No no... claro que no, solo logre escuchar un poco—mintió Marco—Tampoco es que te rieras en modo vibrador.

  — Espera, Espera. Déjame entender...—dijo Sr. Pommel haciendo un gesto pensativo— ¿Escuchaste nuestra conversación a nuestras espaldas... antes o después de que salieras volando con tus bolsas? 

 El muchacho lo miró con una mirada asesina. Ahora no era su padre el quien se ponía colorado.

 — Frank, déjalo en paz—le dijo Nolan con expresión seria. No estaba de humor para ningún tipo de broma después de aquello— Están llegando varios reporteros, mira.

En la otra esquina del Parque había un grupito de personas hablando rápidamente entre ellas, algunas llevaban cámaras muy grandes en los hombros, algunas hacían señas y articulaban palabras con un pequeño micrófono en la mano. Dirigían su vista a los alrededores tratando de buscar a alguna victima quien les pudiera dar algún tipo de información.

Nolan y Pommel cruzaron sus miradas y trataron de planear un plan de escape, para evitar cualquier tipo de declaración.

Hasta que, para su mala suerte, una señorita con el cabello rizado dirigió su vista en dirección a los tres, alzo un brazo apuntando directamente hacia ellos, hizo un ligero movimiento de boca y... 

Casi al instante todo el grupo de personas volteo y se encaminaron juntos y en paso decidido hacia Pommel, Nolan y el muchacho.

  —Nos vieron —dijo Sr. Nolan, asustado.

  — ¿Y ahora que? —pregunto el padre de Marco, que parecía estar a punto de entrar en pánico.

Los reporteros estaban casi a diez metros.

  — Lleva al muchacho a la escuela —ordenó Nolan como si fuera lo ultimo que diría en su vida—Yo me encargo.

Sr. Pommel no hizo ningun gesto de desaprobacion e hizo una seña de "en camino" a Marco para que se dirigiera al Ford.

  — Nos vemos en la Entrevista Sr. Nolan—dijo Marco alzando un brazo en despedida.

  — Ahí nos veremos, muchacho—respondió Nolan antes de dirigirse a paso firme, fingiendo seguridad, hacia la manada de reporteros hambrientos.

Marco se dirigió al auto dando saltitos y al abrir la puerta fue recibido por los fuertes ladridos de Polac, el san bernardo, quien hace pocos minutos destrozaba un peluche de alien.

Su padre entro al auto como una bala antes que los reporteros lo alcanzasen a el también, y encendió motores. 

  — ¡Eres un héroe Nolan!—grito Sr. Pommel.

Y comenzaron a alejarse de la vereda. Marco dio un ultimo vistazo hacia el parque y vio a un tornado de gente acorralando a una sola persona.

 "Pobre Sr. Nolan" pensó Marco, al notar que el mencionado parecía estar apunto de desmayarse, luego dirigió su vista hacia los arboles embarrados con una abundante pasta blanca  y a la estatua en homenaje a los bomberos siendo humillada con una bata de papel higiénico.


Broma en el Parque de los BomberosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora