Capítulo 39

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Lily

Despertaba de la cama, Sam no estaba y eso me hizo sentirme extraña.

Siempre despertaba junto a él.

Me levantaba de la cama, yendo al salón, tampoco estaba y luego fui a la cocina.

Tampoco estaba.

Vaya, pues si que ha ido hoy al trabajo temprano.

********

Salía de casa yendo a la tienda de comestibles, y de repente había mucho murmullo por el pueblo.

Fruncía el ceño sin entenderlo bien, ¿Que estaba ocurriendo?

Chicas jóvenes, mujeres adultas y mayores parecían emocionadas al mirar en medio del pueblo.

Giraba mi mirada viendo que era Sam que estaba montado sobre caballo con el sombrero mítico.

Me quedaba parada mirándole, parecía una estrella.

Parecía la estrella del pueblo.

Mayoritariamente a las mujeres.

Decidí andar hacia la tienda de comestibles mientras miraba que Sam se daba un paseo por el caballo, y llegué a la tienda, entrando.

Me iba a los pasillos de los líquidos, a ver si encontraba leche.. casera, aquí todo es casera.

Me quedaba buscándolo, mientras por detrás mía había una conversación.. de cotilleo.

—¿Has visto al joven que se a apuntado a la carrera de caballos?—Se escuchaba la voz de una mujer mayor.—

—Para no verlo, por Dios santo, eso no es un hombre eso es..
¡Un modelo!—

—Dicen que vive con una muchacha, que dice ser su novia.—

—Vaya, ya me has amargado la mañana, yo veía posibilidades.—

—¡Pero si tienes cincuenta años!—

—El amor no tiene edad.—

Me estaba aguantando la risa por la conversación, y cogía una botella de cristal que contenía leche.

Me quedaba quieta, mirando la leche, para escuchar más.

—¿Y quién será la afortunada del chico?—

—A saber pero tiene que dormí muy bien por las noches.—

—¡Pues yo quiero que gane él! Deberíamos apoyarlo todo el pueblo.—

—Sabes que no ganará, ganará el hijo el alcalde por que es su hijo.—

—¡Ya verás que no! Este año es diferente.—

Decidí alejarme ya de ese pasillo para comprar la leche, y me iba a la caja.

Parecía que Sam ahora era la nueva tendencia de este pueblo.

Para no serlo, Sam llama mucho la atención.

Ahora me siento halagada de ser yo la afortunada de estar con él.

Estaba haciendo el almuerzo, y aún Sam no había llegado, era de extrañar.

Escuché el timbre repentinamente, y dejaba la olla.

Andaba a paso acelerado para abrir la puerta.

Sam estaba sonriente con un ramo de flores, sonreí totalmente contenta por las flores.

Sam se adentraba en la casa, cerrando la puerta con su pie y luego me besaba.

Le seguí el beso por segundos, y luego me despejaba de sus labios.

No me presionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora