Capítulo 34

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Sam
Entrabamos a nuestra nueva casa por la noche, pues, Lily preparo las cosas para desplazarnos mientras que yo estaba trabajando.

Nos adentramos en la casa, realmente era más pequeña que la otra casa de Kansas.

Aquí no había segunda planta.

Observé que Lily se iba al salón, yo decidí ir a la habitación que estaba en la parte izquierda de la pared, junto al baño.

Abría la puerta, viendo que el cuarto era espacioso pero estaba soso.

Solo una cama de matrimonio, y un armario.

Luego me iba al baño que era más pequeño, pero no me suponía problema.

Finalmente iba al salón que el salón también era espacioso pero tenía una decoración muy antigua al igual que la alfombra del suelo.

Dentro del salón había un pasillo que guiaba la cocina, fui hacia la cocina que era un espacio pequeño.

Es que esta casa era pequeña.

Pero que más podía pedir.

Volvía a ir al salón, mirando a Lily que estaba frente a un reloj.

—¿Que pasa?—Pregunté.—

Lily se giraba repentinamente, con la mirada un poco perdida.

—¿No crees que el alcalde es un poco prepotente?—

—Ah, si, no me cae bien.—

—Me cae mal.—

—La ignorancia es lo mejor, cariño.—

Lily bajaba la mirada sonriendo, y se sonrojo.

—Me has llamado cariño.—

—Si, ¿Que pasa?—

—No sé.—Se reía avergonzada por ello subiendo la mirada pero la desvió.—

Fruncía mi ceño, riéndome levemente e iba hacia a ella poco a poco, hasta ponerme frente suya, y tocaba su pelo.

—¿Qué?—Susurre.—

—Te ha quedado bonito.—

—¿Ah, si?—

Asintió.

—¿Sabes que es bonito también?—Pregunte.—

—¿El qué?—

—Tú.—

Lily sonreía más sonrojada aún, y me miro.

Me quedaba mirando a sus ojos grises, embobado por ella.
Esta chica me hacía comportarme como yo nunca lo haría.

Me incline de repente besándola a sus labios, y ella me seguía el beso.

Lily rodeaba mi cuello acariciando mi nuca, mis manos bajaron a su cintura acariciándola.

Jugaba con el filo de su camiseta tocando su cintura, y Lily dejo escapar un respiro en mis labios.

De repente la cogía en brazos, y ella se rió levemente en mis labios.

La seguía besando, andando lentamente hasta la habitación y abría la puerta con la pierna.

Luego la cerraba de la misma manera y la tumbaba en la cama.

La dejaba tumbada en la cama y apoyaba una rodilla en la cama mientras me quitaba la camiseta.

Me adentraba en la cama con ella después, quitándole su camiseta, y ella se dejaba hacer.

No me presionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora