Need To Feel Needed

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¿Quién dice que diez años de relación pasan tan rápido que ni te das cuenta? ¿Los mismos que mencionan sus diez años de relación perfecta?

Nadie.

Nadie en su sano juicio.

Quiero decir, si alguien me dijera que ha estado con su novio tanto tiempo sin un solo problema o discusión lo primero que pensaría es sobre lo ebrio que debió estar durante todo ese tiempo.

Hasta le recomendaría un buen grupo de ayuda.

Esperaba a Kacchan fuera del hospital mientras miraba incesantemente la hora en mi reloj de mano. Se estaba tardando más de lo que me gustaría y tendría que apagar el auto para no gastar gasolina en el tiempo en el que lo esperaba.

Me gustaría entrar... pero ya me había dicho que le esperara afuera y que si volvía a entrar el mismo se encargaría de que yo no volviera por allí. Cosa que me hizo gracia porque, bueno, trabajo como pediatra de urgencias en este hospital y suelo cubrir los turnos nocturnos al igual que él. Solo que el doctor Katsuki Bakugou era médico de planta y la tenía un poco más difícil.

Pero solo un poco.

No me doy cuenta de que estoy murmurando perdido en mis pensamientos hasta que un golpe me hace saltar del asiento. Kacchan estaba ahora apoyado sobre el auto mirándome desde la ventana y dándome un mensaje claro: ¿Qué diablos estás haciendo?

Abro la puerta dedicándole mi mejor sonrisa de disculpa, él entra, descarga su maletín con cuidado en el asiento de atrás y se acomoda para colocarse el cinturón de seguridad. Es gracioso como resulta más insistente con las normas de tránsito y me regaña por olvidar el cinturón a veces pero olvida que la persona que ocasionó que nos dieran una multa por conducir a altas velocidades fue precisamente él.

- ¿Por qué tardaste tanto Kacchan? Ya hasta pensaba arriesgarme a que me sacaras a patadas del hospital si con eso lograba que salieras – dije distraídamente mientras encendía el auto para salir del estacionamiento.

- si hubieras entrado, enserio hubiera considerado encerrarte en el apartamento por al menos una semana – se cruzó de brazos haciéndose el ofendido – aquí el adicto al trabajo eres tú, nerd.

No iba a negarlo, me encantaban los niños y perdía la noción del tiempo durante las consultas por lo que, sin darme cuenta, cubría mi turno y medio turno del siguiente doctor. Eso hacía que Kacchan y yo tuviésemos una hora (con suerte, dos) para vernos durante el día y que el fin de semana la prioridad fuera dormir.

Pero hoy era diferente.

No todos los días celebras el aniversario número 10 de un noviazgo. No todos los días haces cosas tan cursis como celebrar un aniversario y por supuesto, no todos los días podías disfrutar de un fin de semana en una cabaña pequeña cerca del mar con Katsuki Bakugou.

- ¿Qué tan largo es el viaje? ¿Quieres que te ayude a conducir?

Ya habíamos dejado atrás el hospital, el apartamento y estábamos por hacer lo mismo con los límites de la ciudad. Kacchan miraba por la ventana, en su reflejo se veía tranquilo y un poco soñoliento pero tan atractivo como siempre. Aunque, claro, el que tan bien se veía Katsuki Bakugou y que tanto me enloquecían sus ojos, sus brazos, su cabello y básicamente su todo no era algo que tuviera planeado decirle a menos que quisiera verle sonrojado.

Y ese tipo de oportunidades no podían desaprovecharse, no debía usar semejante arma secreta tan a la ligera.

- No, descansa, solo son dos horas de camino... imagino que es más de lo que has dormido en estos días.

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