Papel higiénico por todos lados

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Cuando el telefono sonó,  Marco estaba en la cocina desayunando, como para el es habitual, un puñado de cereales Froot Loops con un poco de leche. 

Al mismo tiempo un enorme perro san bernardo empezaba a ladrar, tan fuerte que se podría haber escuchado los ladridos desde la otra esquina del vecindario.

—Marco, ¿Podrías sacarlo un momento? —le dijo su Madre moviendo la vista de su hijo a el san bernardo.

— ¡Polac! Cállate ya —gritó Marco.

—Hmm.. Si, mejor dale un paseo —dijo la mujer— y de paso puedes comprar algunas cosas. Hay una lista colgada en la nevera.

Resignado, Marco se dirigió hacia la barra donde yacía su cuenco de cereal, y se llenó la boca con todo lo que podía.

—Y no te demores,  la entrevista en la escuela es en una hora—le recordó su Madre y contestó al teléfono.

Marco llamó a Polac con un " GHAMOS TICO "  y le hizo señas para que se acercara, le puso el collar y salieron

En pleno Otoño en la calle Seet Arrow corría mucho viento, lo cual hizo darle un estremecimiento a Marco. Por un momento el chico sintió envidia por el perro que al parecer estaba muy agusto con su abundante pelo marrón. 

Se detuvo a visualizar la casa de Lucas, su mejor amigo, que vivía justo al frente de él. Pensó por un minuto en ir a buscarlo para que lo acompañase, como siempre solía hacer para ir juntos a la escuela. Pero Marco sabia que era aún muy temprano y el muchacho debía seguir durmiendo.

Iba directamente hacia el supermercado, que para su mala suerte, no se encontraba a muy pocas cuadras; ademas eso le venia aun peor por Polac que corría de un lado a otro sin poder cansarse.

Al llegar, veinte minutos después, comenzó a llenar sus bolsas con las cosas que su madre había escrito en la lista. Aprovechando la ocasión, no dudo en llevarse un par de golosinas.

 Al darse cuenta que se había retrasado un poquito, los llevó casi corriendo a la caja registradora.

— Esto, porfavor —dijo Marco educadamente.

Una señorita rubia con el pelo grasiento dirigió una aburrida mirada hacia Marco, le arrebató la bolsa y comenzó a contar los productos.

— Tres zanahorias, un kilo de arroz, un litro de aceite, tres piezas de pollo —hablaba con voz melosa, articulando las palabras — dos latas de atun...

—Señorita, estoy tarde. ¿Podría apresurarse un poco, por favor?—rogó Marco lo mas educado posible.

La señorita lo miro con una mirada de profundo odio, que si no hubieran cámaras de seguridad lo mas probable es que hubiese saltado a atacarlo.

Marco al ver la expresión de la chica, da un paso involuntario hacia atrás y dirige la mirada hacia el techo. El muchacho nunca había visto la cantidad de tubos de aire que habían allí arriba.

—Ugh, nueve dolares con veintiún centavos —pronunció sin mirar al chico. 

Al recibir la bolsa, dijo "Gracias" a pesar de saber que no iba a recibir respuesta.

Se dirigió hacia la puerta y se encontró con Polac que estaba dando vueltas  persiguiendo su cola al costado de una maquina de algodón de azucar. 

Al salir, le pareció escuchar una voz muy familiar que provenía del otro extremo, donde se aparcaba los cochecitos del supermercado.

Se acercó y le hizo señas al perro para que no haga ruido. Se asomó un poco por la puerta y encontró a dos hombres charlando.

—¿Que con papel higienico dices? —la voz soltó una risotada— ¿Quien se atreveria a hacer algo asi?

—Eso es lo que queremos saber —dijo el otro hombre dando un suspiro— ¿Usted Señor Pommel, no sospecha de nadie?

En ese instante mientras Marco acercaba cada vez mas la oreja. A muy poca distancia de él una paloma que se había posado en el piso picoteaba un pedazo de pan. Marco mantenía su vista firme en ella hasta que recordó que estaba ahí parado con su enorme san bernardo, y que este tenia un pequeño problema con...

Polac salió disparado rápidamente en captura de la paloma, tirando por los aires a Marco que aterrizó a varios metros de su punto de partida, y si, instintivamente,  él no hubiese soltado el collar, su cara se hubiese encontrado directamente con el asfalto.

—¿Mark? —dijo la primera voz — ¡Markie! ¿Te encuentras bien hijo? 

—Ah, h- h- hola Papá —balbuceó Marco muy avergonzado, le dolia mucho las rodillas y vio de soslayo que se habia hecho un raspón en la mano derecha.

Escuchó a lo lejos las carcajadas de una mujer, pero no se molesto en voltear.

—¿Te encuentras bien, muchacho? —dijo el otro hombre, perplejo— Te vi prácticamente volar hacia el concreto. 

—Estoy bien Sr. Nolan, gracias —aseguró Marco levantándose y viendo toda su compra disparada en el suelo.

Entre los tres recogieron los productos y cogieron una bolsa nueva que alguien la había dejado en un cochecito y los pusieron dentro.

—Pero ¿que hacías aquí tan temprano? —inquirió Sr Pommel—Llegaras tarde a la escuela.

Las risotadas de la señorita de la caja continuaban ruidosamente. Marco no queria seguir allí mas tiempo.

—S- s- si lo sé —dirigió su vista hacia el estacionamiento y vió el reluciente Ford de su padre— ¿Podrías llevarme?

—Lo siento , tengo cosas que hacer —masculló su Padre— justo de eso hablaba con el Sr Nolan.

—Pero podemos llevarlo, Frank —dijo Sr. Nolan al ver la decepción del muchacho.

Inmediatamente Sr Pommel dirigió su mirada hacia Sr Nolan. Este ultimo no habia notado la poca interés de su compañero para llevar a su hijo al trabajo.

—Digo... Podemos llevarlo, solo será un rato —arregló Sr Nolan— luego lo llevas a la escuela. 

—Si, ademas tengo la entrevista y llegaré muy tarde —afirmó Marco disimulando la emoción.

Queria saber que era lo que estaba pasando

—Yo tambien estaré en esa entrevista, Frank —comentó Sr. Nolan— Y sé que es muy importante, iran los medios de comunicación, hasta el propio alcalde.

—Pero... —masculló Sr. Pommel tratando de buscar una excusa.

— ¡Vamos! —dijeron Marco y Sr. Nolan al unísono.

Entonces Frank Pommel suspiró y dijo: "Entren al auto" 

Al llegar al Ford, Marco le susurró un "Gracias" al Sr Nolan, luego abrió la puerta del auto, puso los productos en la maletera  y dió un silbido.

Inmediatamente un gran perro color café entró en el asiento de atrás ocupando casi todo el espacio. Sr Nolan se abrochó los cinturones en el asiento delantero y Sr Pommel encendió motores. Se pusieron en marcha. 

Transcurrieron directamente por una calle por la cual Marco nunca había ido. Era una vía contraria por donde vivía él. Pero a decir verdad no tenia ninguna diferencia esa calle con la calle en la que él vivía, todas las casas eran iguales. 

Y después de cinco minutos, llegaron a un parque con muchos arboles, que contenía varios juegos para niños en los alrededores y con varios asientos en las veredas. Era un parque hermoso, un lugar ideal para dar un paseo, y lo que mas se podría resaltar cualquier día allí, seria la estatua plateada de un bombero que se encontraba erguida e impecable en medio de una pileta circular que yacía a mitad del parque.

Sin embargo ese día ocurrió algo que resalto mucho mas que aquella impecable estatua, incluso resaltó mucho mas que el parque en sí. Algo que hizo que Marco se quedara con la boca abierta, sin poder dar crédito a sus pupilas.

En aquel, que algún día pudo ser un hermoso e impecable parque... 

¡Habia papel higiénico por todos lados!


Broma en el Parque de los BomberosWhere stories live. Discover now