Capítulo 10

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-Eso ha sonado como un desafío.

-Puedes tomarlo así. Tengo que hablar sobre la entrevista. ¿Y si acepto ser tu amante después de que me hayas concedido la entrevista?

-¿Puedo confiar en tu palabra?

Karol fruncio el ceño.

-Nunca me han llamado mentirosa.

-Sin embargo, el día que te conocí, te habías colado en una fiesta -andujo el, incorporándose de nuevo.

-Eso es cierto, pero no mentí. Nadie me pidió invitación.

-Pura semántica. Quiero saber que puedo confiar en ti, y el único modo en que puedo fiarme es si los dos vamos a dar algo que normalmente no daríamos.

-Dios, no me gustaría tener que negociar contigo.

El sonrió con malicia.

-Gano mucho, principalmente porque nunca retrocedo.

-Yo tampoco. ¿Que tal unas caricias a cambio de una entrevista en la que hablemos de tus negocios y del programa de la tele? Te enviaría el artículo antes de que sea publicado, para que puedas leerlo y asegurarte de que soy fiel a mi palabra.

-Eso no me interesa. Quiero tenerte del todo en mis brazos. Ninguna otra cosa me vale.

-De acuerdo. Por lo menos estamos avanzando -contesto ella, cruzando de nuevo las piernas-. Yo tengo algo que tu deseas con ganas, y estoy dispuesta a negociar contigo por ello. Pero tienes que darme un poco de cancha. ¿Cual es el mínimo que estas dispuesto a aceptar a cambio de una entrevista?

-Que te quedes desnuda sobre mi mesa durante quince minutos y me dejes hacer lo que yo quiera.

Karol se sonrojo. Debería haber estado preparada para algo así.

-Eh... no. Eso no. Mi cuerpo no soportaría un escrutinio tan exhaustivo.

-Pues a mi me parece que si.

Ella negó con la cabeza. Tener un buen aspecto con la ropa puesta era muy distinto a tenerlo desnuda, algo que había constatado mas que suficiente, cada día al salir de la ducha u verse en el espejo.

-A lo mejor no te gustaría lo que ibas a ver -respondió.

-Si no me vista, seguirlas teniendo tu entrevista. Pero se que voy a disfrutar con cada centímetro.

Karol se mordió el labio.

-Vamos, preciosa, que tu sabes que quieres hacerlo. Rindete y di que si, y todo lo que has soñado sera tuyo.

No estaba segura de poder creerle, pero en parte quería hacerlo. Quería depositar su confianza en las manos de aquel hombre que no creía en nada, y que pareciera ser el camino mas seguro a la destrucción de los sueños y del corazón. Porque sabía que ella nunca sería capaz de separar el corazón o el alma de su cuerpo.

 Porque sabía que ella nunca sería capaz de separar el corazón o el alma de su cuerpo

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