—Un hombre no puede despertar con un: «buenos días, ¿cómo estás?» ¿Verdad? —refunfuñó al estirarse en el sofá en una forma casi gatuna—. Estamos en los cuarte...

—No —negó abruptamente Steve. ¿Tony aún quería verle la cara? ¿En serio pensaba que el soldado era tan idiota como para tragarse ese cuento después de lo ya visto? —, ¿dónde estamos en verdad, Tony? —preguntó con aquella característica voz autoritaria tan afamada en él.

Steve atento ante cada movimiento ajeno observó al genio erguirse en su lugar cruzando sus brazos al fruncir el ceño.

—En Malibu —respondió con sequedad Tony.

—¿Qué hacemos aquí? —preguntó sin comprender aún bien qué sucedida. Steve sabía que estaban lejos de Nueva York y que Tony tenía su casa en Malibu pero nunca antes había puesto un pie en esta, no que él recordara.

—¿Qué crees? —dijo con molestia, viendo a Steve como si este tuviera que saber la respuesta—. Cierto —murmuró Tony, al apartar la vista por unos segundos de Steve—. Steve. —Le nombró al entrelazar nuevamente sus cafés con sus azules— No importa qué es lo que hacemos aquí, lo que importa es que te estabilizases.

—Tal vez para ti no sea importante Tony porque tú no eres el que se ha vuelto a levantar no sabiendo que es lo que sucedió en un largo tiempo —dijo agriamente, recordando el tiempo donde se disponía a estar en un gimnasio tratando de hacer que su cerebro dejara de navegar entre cosas que no le eran explicadas—, pero para mí lo es y quiero saber que hago aquí, no descansar... ya estoy harto de estar descansando.

—¿Quieres saber qué haces aquí? —cuestionó con seriedad Tony, totalmente atento.

Steve asintió lentamente, viendo la expresión de Stark cambiar a una de completa indiferencia —indiferencia que trataba de cubrir su enojo y al parecer tristeza, si sus «mejorados» ojos no le engañaban.

—Bien. Estás aquí y no en un hospital porque eres un criminal y no, no te atrevas a interrumpirme que no tienes ni siquiera los recuerdos como para contradecirme —dijo con fastidio, evitando cualquier intento de Steve de decir siquiera «pío» en lo que acaba de decir—. El gobierno te ve como un criminal, evitaste firmar, huiste y peleaste contra miembros del gobierno, cosa que ya te había dicho. Medio país piensa que el Capitán América es un criminal.

—No lo creo —Steve era todo menos un criminal, bien los acontecimientos en los cuarteles de S.H.I.E.L.D le hicieron ver como uno por unos cortos momentos, pero los verdaderos criminales eran ellos; no Steve.

—¿Disculpa? ¿Acaso termine de hablar? —cuestionó retórico, no dejando a Steve siquiera abrir la boca—. Créelo o no, eso es lo que es y lo que actualmente eres, bueno, eras hasta cierto punto, eso y más pero tranquilo... no eres el único que está con el lodo hasta el cuello por esta estupidez, todos estamos hundidos en esto, unos más que otros —apartó la mirada por unos segundos atrayendo la curiosidad de Steve—. ¿Pero sabes que es lo bueno contigo? Que aunque el gobierno y la mitad del país piense que eres un criminal... estás muerto para todos y cada uno —agregó al ponerse de pie—. El gran Capitán America murió a manos de... —pausó con brevedad— los agentes del gobierno, los J-SOC, peleando por lo que él creyó correcto; llegando al corazón de la mitad del país y ganándose el reproche de la otra mitad pero es un hombre muerto al cual ya no pueden procesar o molestar, es un hombre que puede volver a empezar —dijo con una voz profunda casi como si narrara un poema—. Dejando a todos los demás hasta el cuello con esta mierda —pausó, viendo a Steve por unos segundos hasta que se giró para salir de la habitación—. Ahora si termine, Capitán.

—Tony —Steve quería decirle al hombre que él no había terminado de hablar, que todas sus preguntas aún no eran respondidas pero su boca tenia otros planes—, yo sé que jamás habría querido que las co...

Consciente | StonyWhere stories live. Discover now