Capítulo 4

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Inconsciente
«El miedo a la verdad es el camino a la desgracia».

El agua caía sobre su cuerpo pero su piel parecía no sentirlo. Tomó el jabón y comenzó a frotarlo por su trabajados brazos hasta bajar a su pecho y llegar a su abdomen. Era extraño, era como si su piel estuviera aún durmiendo. Continuó con su imperceptible masaje sobre su piel hasta que volvió a su cuero cabelludo y volvió a darle una estrujada por última vez; antes de dejar que el agua se llevara toda la espuma. Nuevamente, Steve se enjabono por último la cara para después quitar el jabón de esta; apenas sintiendo las gotas de agua caer sobre su piel. Abrió un poco los ojos observando el agua caer sobre él, agachó la vista y observó sus manos. Algo no se sentía bien.

Apago la regadera y se acercó al borde de la tina —la cual parecía más una piscina—, y subió los tres escalones para poder tocar el piso de madera. Había vapor por todos lados, al grado en el que parecía que el baño se estaba quemando. Tomó la toalla que estaba a su lado izquierdo y seco su rostro, apenas sintiendo la aterciopelada tela sobre su piel. Llevaba no más de treinta minutos despierto y había dormido a lo mucho cuatro horas, pues se la había pasado dormido durante dos días —o tal vez uno—; así que suponía que su extraño malestar, y evidente falta de sueño,era debido a eso.

Secándose lo mejor posible y tomando otra toalla del estante —que estaba hecho con la pared—, tomó la manilla de metal de la empañada puerta corrediza de vidrio. Sintió una pequeña descarga eléctrica en sus dedos al tocar la puerta y rápidamente alejó su mano, observó el vidrio cambiar de color y suspiró.

—En serio —murmuró, viendo el empañado vidrio cambiar de un color azul a uno rojo. Colocó la otra toalla en su cuello y observó los cambiantes colores.

—¿Se encuentra bien, Capitán Rogers? —preguntó la inteligencia artificial casi enseguida.

—Sí, sí solo que la puerta... se encendió —murmuró, al tomar la manilla de metal y arrastrar la puerta hacia su lado derecho.

—El señor Stark tiene programado que las luces se enciendan a las siete en punto de la mañana, Capitán Rogers, lamentó si eso causó algún inconveniente. Se lo informaré al...

—No, no está bien, Viernes, no fue más que un pequeño toque —dijo con rapidez Steve, al enrollar una toalla en su pelvis, cubriendo su intimidad de nadie más que él porque no había cámaras o algo así en el baño, bueno no creía capaz a Tony de tal cosa—. Hablando de Stark, ¿ya despertó? —preguntó al dar un paso fuera de la ducha tocando el esponjoso tapete, se sentía demasiado esponjoso, suave, para su gusto. Bueno, al menos podía sentir el tapete.

—El señor Stark se encuentra aún durmiendo, ¿Hay algo que necesite en este momento? ¿Desea que lo despierte?

A Steve no le sorprendió la respuesta en lo más mínimo, era muy temprano para Stark de todas formas.

—No, gracias —dijo por último recibiendo un «Como deseé, Capitán Rogers» de la inteligencia artificial.

Steve tocó la madera que conformaba el piso del baño y se encaminó al lavabo, pasando primero el retrete. Observó su reflejo en el enorme espejo, que casi quería hacerle competencia a los ventanales.

No parecía haber perdido algo de masa muscular en su tiempo dormido, lo cual no le sorprendía porque el suero se suponía que le mantendría así, pero aún así sentía que algo estaba fuera de lugar; aún sentía que los pequeños malestares que estaba presentado tenían algo relacionado con el suero pero esas eran hipótesis suyas y aparentemente, al menos físicamente hablando, no tenía nada de que preocuparse.

Consciente | StonyWhere stories live. Discover now