«03»

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Luke


No. No y no.

No lograba comprender lo sucedido, simplemente no me cabía en la cabeza como había podido ser tan necio, tan idiota, tan estúpido.

—Luke... Bebe... No es lo que crees. —Sus manos me tomaban de la mejilla, no sabía cómo responder, no sabía qué hacer, la ira cada vez me estaba consumiendo más y más.

—Lárgate... —Susurre —Lárgate de aquí Colin.

—Luke...

—Toma tus cosas y lárgate de aquí. —tome sus manos y la aparte de mi. Apreté mis puños y cerré mis ojos.

Intentaba canalizar mi dolor, intentaba controlar mi ira, intentaba no explotar en aquel momento.

No basto mucho para oír su llanto, aquel viernes se había vuelto mi pesadilla.

Había llegado con la esperanza de sorprender a mi futura mujer para salir a cenar y lo único que obtuve fue a Colin revolcándose con el que se suponía ser mi mejor amigo.

No emití movimiento o palabra alguna hasta que ambos salieron por la puerta principal. Aquella noche caí, Colin había sido aquello que más amaba, lo había dado todo por ella, había ingresado a la empresa de mi padre para darle la vida que merecía dejando todos mis sueños atrás.

Me había enterrado, me había dañado, me había hundido en sus engañados.

Todo comenzaba a conectar, todas las salidas, todas sus mentiras, todo...

Entre tragos y cigarros me deshacía del dolor que sentía, o al menos, eso creía.

(...)

Era sábado y no había asistido a ninguno de mis lugares habituales, mi celular sonaba sin piedad alguna. Sabía que eran mis amigos, jamás había faltado a un juego de fútbol o a nuestros habituales sábados de hombres por la noche.

Mi día se había vuelto tan solo una maldita pelea donde me culpaba por ser tan idiota, y donde reprimía a mi dañado corazón a darle otra oportunidad a la mujer que amaba.

— Joder hermano. —Michael me miraba moviendo mi rostro de un lado al otro. —Reacciona idiota. ¿Qué demonios has hecho? —Me coloco de pie como pudo y me reposo sobre el sofá. —No puedes estar así por esa maldita perra. —Mi vista se dirigió a la molestia que cargaba mi amigo.

— ¿Cómo pude ser un completo imbécil? —mi voz sonaba tan áspera, el tabaco y el alcohol me estaban arruinando en tan poco tiempo. — ¿Acaso no le di todo lo que tenía? ¿No le di lo suficiente para ser feliz?

—Fuiste un completo imbécil al darle más de lo que merecía Luke. No es tu culpa que la maldita te haya utilizado.

—Por ella lo deje todo Michael. —Lo mire a los ojos. —Deje a mi madre y a mis hermanos, deje mi vida en Australia para irme con mi padre y conseguir el empleo por ella.

—No debes culparte hermano, las serpientes son así, te exprimen hasta que ya no sirves, luego te botan como nada. Mírate Luke, estas entre cervezas y cigarrillos, apestas a basurero de años y solo pasaron 2 días. No puedes seguir así.

— ¿Y qué haré? ¡Ella me dejo en el jodido suelo! —Lance con fuerza una botella volviéndola añicos.

—No le des el gusto, eres mejor que esto, demuéstrale que puedes salir adelante.

—No creo que pueda hacerlo.

—Lo harás Hemmings, saldrás de este chiquero y tendrás la mejor jodida noche de tu vida. Iremos a un jodido antro y te divertirás como mereces. Levanta tu trasero ahora.

Sky

Suspiré y me mire al espejo, la misma rutina de siempre, distintas ropas, distintas posiciones, la misma Sky.

—Valla niña tenemos aquí. —Mi cuerpo tembló al oír la voz de mi jefe, me di la vuelta y sonreí tímidamente. —Te vez adorable con ese conjunto, los clientes se volverán igual de locos que yo. —Se acercó a mí y me tomó de la cintura.

—En verdad... ¿Debo hacer esto? No me siento cómoda, es decir... Parezco una niña. —Y es que así era.

Mi traje consistía en un vestido rosado con aberturas a los costados, el corsé resaltaba la parte de mis pechos y la falda era muy corta a pesar de ser de mucho volado. Mi peinado eran dos coletas y el maquillaje me hacía ver igual a una Lolita.

Te ves increíble Sky, eres una niña. —acomodo un mechón detrás de mí oreja. —Eres nuestra joya pequeña y como tal conseguirás atrapar a todos.

Y es que en aquel lugar insistían con explotar mi juventud, todos mis trajes llevaban a la inocencia, a la pureza, a lo que más atraía a los hombres de la jodida sociedad.

—Tranquila preciosa, todo estará bien. —me tomo de la mejilla y aplastó sus labios contra los míos.

El tabaco y el alcohol de sus labios se mezclaban con la fresa de mi brillo labial. Era horrible, pero al fin y al cabo, era mi jodido empleo.

—Es hora de demostrar lo que sabes hacer Sky. —Lo mire a los ojos y asentí levemente.

Las luces del lugar se apagaron y el reflector apunto al escenario donde me encontraba.

— ¡DAMAS Y CABALLEROS! LES PRESENTAMOS A LA JOYA DE NUESTRO LUGAR. ¡SKY! —el telón de aquella caja se levantó y la mirada de todos se posó sobre mí.

El show había comenzado.

Salí de la caja y me acerque al jodido centro, donde todos podían observar cada parte de mi anatomía expuesta.

Tomé el fierro que se encontraba frente a mí y comencé mis movimientos. Era la bailarina del lugar o como mi jefe solía decir, la joya de la noche.

Era el premio al mejor postor, me exhibía, bailaba, me mostraba y luego era subastada. Era el premio para el que más dinero posea, para aquel que más deseara que gritara su nombre, aquel que marcaría mi piel.

Todas las noches ganaba un jodido hombre de 50 años que para mí suerte solo pedía por mi boca, decía que mi pureza no era digna de ser tocada por cualquiera, ni siquiera por él.

Aquella noche, entre tantos gritos y asquerosas miradas lo distingue. Su mirada estaba puesta en mí, como la carne fresca que era en aquel lugar.

Me estaba humillando frente a él, frente a mi nuevo jefe. Frente a Luke...    

Sky © |lrh| ➋Donde viven las historias. Descúbrelo ahora