Capítulo 4: Reproches

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-¿No tiene amigos? -la expresión de la rubia se tornó seria, eso sí que no se lo esperaba.

-¿Acaso no le conoces? Creo que tú eres la primera persona con la que le veo en mi vida.

Elizabeth se llevó la mano a la boca, no tenía ni idea de aquello. Louis era jugador de fútbol y además, bastante guapo, en su opinión. Él nunca le había contado que estuviera marginado ni nada de eso... Cuándo llegaran a casa tendría una conversación seria con él.

-Como no le voy a conocer... -dijo casi en un susurro -. Si es mi hermano.

-¿Tú... hermano? -Liam puso cara de asombro.

Claro, eso tenía mucho sentido. No sabía que Tomlinson tuviera ninguna hermana, aunque había muchas cosas que nadie sabía de él. Eso explicaba la confianza con la que se trataban y la extraña actitud que había tomado la rubia esa mañana, quizás iba en los genes ser un "rarito".

-Bueno, me tengo que ir. Nos vemos. -se despidió con la mano de Liam mientras se alejaba de allí.

El castaño se quedó un poco desconcertado pero se giró hacia su taquilla para terminar de coger sus cosas e irse también, en el instituto ya apenas quedaba gente.

Elizabeth salió del edificio con la mochila colgada de un hombro y la coleta moviéndose hacia los lados según caminaba. Vio a Louis sentado en la parada del autobús, sorprendéntemente solo. ¿Dónde estaba todo el mundo?

-Se ha ido. -dijo el ojiazul sin ni siquiera dirigir su mirada hacia ella cuando llegó -. Ahora por culpa de tu capricho de hablar con el idiota ese nos tocará caminar.

-Que tú no tengas amigos no significa que yo no pueda hacerlos.

La rubia se arrepintió al segundo de sus palabras. Se había pasado diciendo eso, y mucho. Louis la miró con una expresión indescifrable en su rostro. Quizás se preguntaba cómo sabía su hermana aquello o se sentía ofendido por sus palabras, pero lo que si sentía era arrepentimiento por haber dejado a Elizabeth ir al instituto. Esa había sido su peor decisión.

-Lou... Perdóname, no quería decir eso... -ella le miró apenada.

-Da igual, a mi no me interesa ser amigo de esa gente. -el joven hablaba con seriedad -. Y a ti te aconsejo que elijas bien tus compañías.

-¿No crees que es difícil si ni siquiera me dejas elegirlas?

Louis se encogió de hombros. Ya conocía a Liam, y no le gustaba para nada; pero si Elizabeth quería descubrirlo por ella misma no se lo iba a impedir.

Caminaron despacio hasta su casa, sin hablarse apenas. Cada uno iba enfrascado en sus pensamientos y era una situación un poco extraña para ambos, ya que no solían discutir. Lo único que tenían era el uno al otro y debían mantenerse unidos.

Cuando llegaron al antiguo bloque de pisos, Louis sacó las llaves de su bolsillo y abrió la chirriante puerta que daba acceso al portal. Parecía que la estructura del edificio fuera a derrumbarse en cualquier momento pero, después de años viviendo allí, habían aprendido a vivir con ello.

Subieron por las escaleras hasta el tercer piso y entraron a su apartamento. Era bastante pequeño. Tenía una cocina, una sala de estar, un par de habitaciones y un único baño. Desde pequeños habían compartido habitación, pero desde que su madre ya ni siquiera se pasaba por casa, podían dormir cada uno en una.

Louis dejó sus cosas en su habitación y se fue a la cocina a preparar la cena, ya que esa tarde tenía entrenamiento y estaría muy cansado para prepararla cuando volviera. Puso agua a cocer en una cacerola y se dedicó mientras a freir la carne picada para preparar unos spaghetti. No era ningún experto en la cocina pero no tenía más remedio que aprender a cocinar o se alimentarían a base de comida basura, para lo cual no había dinero.

Mientras cocinaba podía oir a Elizabeth hablar en la salita, seguramente estaría por teléfono con su prima como siempre hacía.

-¿Qué estás preparando? -preguntó la chica acercándose a la cocina después de un rato.

-Spaghetti. -contestó él girándose para mirarla.

Elizabeth asintió y se sentó en una de las sillas mientras observaba a su hermano. Se sentía un poco culpable de la situación, pero realmente deseaba tener un poco más de libertad por una vez en su vida. Tenía quince años, ya no era una niña.

-¿Sabes qué? Ha llamado mamá... -soltó de repente.

A Louis pareció no importarle mucho esa noticia y continuó con su tarea sin ni siquiera girarse.

-Dice que tiene un nuevo novio, ¿sabes? Es un hombre con dinero y está viviendo con él. -prosiguió Elizabeth -. ¿No te alegras? A lo mejor esto la ayuda a salir del mundo en el que está...

-Acéptalo Eli, ella nunca va a cambiar. Mientras nos siga pasando dinero para pagar las facturas, todo bien.

-Louis... Es nuestra madre... Yo entiendo por lo que pasó, yo también lo sufrí...

El chico posó la espátula en la encimera brúscamente y se giró para mirar a su hermana serio.

-¿Crees que yo no sufrí? ¿Crees que para un niño pequeño era fácil ver cada día como su padre era un jodido maltratador? -el tono de Louis era duro, se podía notar el dolor en su voz -. Mamá sólo quiso desentenderse del problema. ¡Nos dejó solos, Eli! ¡Solos!

La chica agachó la cabeza mientras las lágrimas caían por sus ojos. Ella sabía que su madre no se había comportado como debía con ellos, pero era su madre. Sería una alcohólica y una dragadicta, pero siempre sería su madre para ella y comprendía su dolor. Ella también sufrió los maltratos por parte de su padre, por el simple hecho de ser una niña.

Sintió los brazos de Louis a su alrededor y no pudo evitar abrazarse con fuerza a su hermano mientras lloraba. Las lágrimas caían de sus ojos sin parar, sacando de nuevo todo el dolor que llevaba dentro.

-Ya está pequeña, no llores más. Sé que no es fácil recordarlo.

Estuvieron un rato así, abrazados, haciéndose saber el uno al otro que no estaban solos. Entonces Louis se fijó en la hora que marcaba el reloj de la cocina. ¡Llegaba tarde al entrenamiento!

Rápidamente apagó el fuego, ya que los spaguetti estaban ya terminados y fue a la habitación para meter todas sus cosas en la bolsa de deporte. No tenía tiempo para cambiarse por lo que, muy a su pesar, tendría que ponerse la equipación en el vestuario. A lo mejor tenía suerte y ya habían empezado a entrenar todos cuando llegara, no podía poner en riesgo su secreto.

Cuando lo tuvo todo listo, se despidió de Elizabeth con un beso en la frente y salió de allí. Fue caminando deprisa, casi corriendo, hasta el campo del instituto donde entrenaban. Cómo siempre, los deportes eran lo que mejor subvencionaba el instituto y tenían las mejores instalaciones.

Entró adentro y se dirigió al vestuario masculino. No se oían voces asique quizás si que había tenido suerte y estaba vacío. Cuando caminó al interior sólo había un chico de rizos.

Harry se encontraba poniéndose la camiseta con los colores de su equipo, cuando escuchó pasos a su espalda. Al girarse pudo ver como la persona en la que llevaba pensando todo el día apareció tras la puerta del vestuario.

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Hello lovely readers!!

Ahora es cuando pido perdón por subir con retraso, pero creo que ya no lo haré más.

Tengo mucho que estudiar y en una semana me es casi imposible escribir un capítulo decente, asique a partir de ahora subiré cuando pueda (tranquilos que no os haré esperar mucho jaja) Quizás en verano si que podré subir con más frecuencia, pero por ahora tendrá que ser así.

Gracias a todos los que votais y comentais, me encanta saber que os gusta lo que escribo.

Este capítulo se lo dedico a Bea (@zanahorio) por ser una amiga tan genial y porque la quiero mucho :)

Muchísimos kisses <3 -Faty

El Secreto de Louis Tomlinson (M-PREG) Larry StylinsonDove le storie prendono vita. Scoprilo ora