El futuro de Verano

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La primera vez que estuve aquí tuve, probablemente, la fortuna o el infortunio de cruzarme con los Guardianes de la Gran Roca. Gracias a ellos pude acceder a mis recuerdos borrados de mi primer visita al leer la novela gráfica que mi papá me prestó al descubrir que yo había logrado llegar hasta aquí, y a la vez ellos eran los culpables de cargar con toneladas de información explosiva que únicamente Lía, Ramsés y yo sabíamos porque me atreví a confiar en ellos.

Oír al chico brilloso contarme el proceso de La Transición, me heló la piel. La primera cosa que rebotaba en mi mente del tipo cartel fosforescente que prende y apaga rodeado de un fondo psicodélico e hipnotizante eran esas palabras que decían:

La era del Gran Soñador ha terminado. Es la hora de que alguien más tome su lugar.

Sería mentira no decir que yo me consideraba el primero en la lista para sucederlo por obvias razones: era su hijo, había llegado en momentos de tensión, jugaba un papel importante en la Zona Oeste, viajé al pasado, perdí mis recuerdos y luego volví. Calificaba en la lista, sin embargo sabía muy poco sobre los métodos que el UnSu usaba y la manera en la que elegiría al siguiente.

—Comienzo a odiarte —le dije al chico, después todo se conectó en mi cerebro. No era el único que me ponía a la cabeza de la lista—. ¿Crees que soy yo? —pregunté.

—¿Quién más? —me miró directo a los ojos. Su mirada aunque diáfana decía algo claro para mí, estaba convencido—. Mira —dijo mientras se acercaba a mí y miraba sobre su hombro—. Es casi tiempo para que un equipo de rastreo aparezca aquí y te apresen por entrar a la ciudad sin permiso.

—¡Eso lo hace todo tan fácil! —exclamé.

—Confía en mí, Joel, el tiempo se acerca, tanto tú como yo sabemos que eres el indicado y si no lo eres, tendrás que serlo. Los grandes cambios se caen encima de nosotros y nadie está preparado para lo que viene, ni siquiera Hannu, ella tiene esperanza de ver al Gran Soñador una vez más así que deberás confiar en esa mujer, debes decirle quién eres y cuál es la razón por la que quizás estás aquí.

Le miré indiferente, quería ahorcarlo mas no podía era un simple espectro que se limitaba a ser visible e invisible para los demás Soñadores. Respiré hondo y me relajé, ya casi era mi tiempo de volver al mundo real, al día siguiente se avecinaba la parte más importante de este grandioso viaje: el futuro de Verano.

—Pensaré en lo que me dijiste —respondí decidido, la cosa que menos quería en la vida era estar a completa disposición de Samantha y el resto de su comitiva, ella era perturbadora—. Ahora, quiero que me saques de aquí.

Tan pronto lo dije oí un montón de vidrios romperse, la cúpula preciosa de cristalería de colores se hizo añicos conforme un enorme grupo de Soñadores de Otoño entraban desde el techo y a tropel desde las puertas.

—El día en el que dejes de tener la boca llena de razón confiaré más en ti, das miedo —le dije, sintiéndome totalmente expuesto. Estábamos parcialmente ocultos en la biblioteca, sin embargo ellos tardarían tan solo un pequeño rato en localizarnos.

—Era por esto que no quería traerte aquí con mis habilidades, yo cuento como un artilugio casi mágico que es rastreable cuando es utilizado.

—En buen momento lo dices —le rezongué, la tensión aumentaba entre el recuerdo y yo—. Quiero que sepas que me compensarás por hacerme esto.

—Vale, claro que lo haré, ahora, ¿puedes ganar un minuto para mí? —inquirió, y sin siquiera dejarme replicar se hizo totalmente invisible.

Malgar. [Universo de los Sueños #2]Where stories live. Discover now