Nunca pensé vivir en menos de dos días tanto dolor y una felicidad indescriptible y única, tuve que enfrentar una verdad dolorosa, el engaño y la decepción puso a prueba el amor que le tengo al amor de mi vida ¿Podre perdonarlo?... pasaran muchos a...
Aún recuerdo como nos conocimos, estudiaba Derecho, leyes y leyes que tengo que aprender a diario, leo bastante, estaba entrando a mi primera clase Emprendimiento, al entrar un magnetismo invisible creció en mí ser al observar desde lejos un hombre fornido, de ojos mieles y cabello castaño, que me miraba fijamente. Tentaciones inconclusas fueron creciendo en el espeso aire contenido por nuestros pulmones, ese silencio abrumador fue roto por su suave y angelical voz que se clavó en mi mente llamando mi atención.
Mucho gusto Felipe y tú cómo te llamas - pregunta amablemente tendiéndome su mano fornida.
Me rio en mis adentros eufóricamente, para así tratar de ocultar el rubor de mis mejillas pero es en vano, como resistirme a ese noble gesto.
Tatiana - contesto con los nervios que están por apoderarse de mi cuerpo mediante las eléctricas descargas de su mirada.
Se queda en silencio, por momentos me observa detalladamente mientras realizo un pequeño ensayo, le sonrió y vuelve a voltearse haciéndose el desentendido, cuando estoy demasiada concentrada escribiendo acerca los derechos de los niños, el me interrumpe.
Derecho - pregunta asombrado.
¿Qué? - contesto desubicada no sé a qué se está refiriendo.
Que si estas estudiando derecho - pregunta señalándome mis escritos con el lapicero.
Oh, si y tu - pregunto asintiendo con la cabeza.
Deporte - responde con aire de superioridad.
Eres de los que van detrás de un balón o los que les gustan - digo sarcásticamente.
Eso piensas - interrumpe mi comentario sarcástico defendiendo su carrera deportiva.
Es pasión, gloria y unión aprendemos a trabajar en equipo - finaliza apartándose de mí, sale disparado de la clase, al parecer hice trizas su ego, fue demasiado Tatiana, eres una descarada me regaña mi subconsciente.
Me levanto inconscientemente siguiéndolo, camino pausadamente detrás de el, al pasar la puerta del salón, intento detenerlo.
Discúlpame, no quise ofenderte a veces no pienso lo que digo, solo lo digo si me entiendes - digo rápidamente analizando cada uno de sus gestos.
Al menos aceptas que eres una retardada - comenta eufóricamente burlándose de mi pequeño problema interpersonal.
No sé qué decirle, nadie en mi vida me había llamado de esa forma, no al menos mis amigos, y un desaparecido que apenas estoy conociendo lo hace, como reclamarle he sido yo quien lo ha ofendido.
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Espero que les guste este primer capítulo ¿Cuántas veces hemos ofendido a alguien sin medir las consecuencias? ¿Entre el odio y el amor hay un paso, Felipe y Tatiana se arriesgaran?
