Capitulo 17

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Estaba en una de mis lugares favoritos en el mundo, la cama de Joshua. Tenía las muñecas amarradas una a cada esquina de la cama, sentía bajo mi piel desnuda la suavidad de las sabanas de seda color rojo sangre, mis piernas estaban abiertas, esperando quien viniera a socorrerlas.
Joshua entro por la puerta con la fusta roja, era uno de sus favoritas, ya que cuando lograba sacarme sangre no se notaba. Caminó en mi dirección, desnudo, al llegar a los pies de la cama me miro deseoso, sus ojos hirradiaban fuego y estoy segura que los míos también, mi respiración se comenzó a acelerar, mi pecho subía y bajaba.

-esos dos son mis favoritos- pronunció con una voz ronca, solo con su voz lograba ponerme húmeda. Paso las tiras de la fusta en una suave caricia por mi entre pierna haciéndome temblar, paso esta misma por su lengua- tan mojada... Para mi- me da una sonrisa maliciosa, y azota mi entre pierna, gruñi e instintivamente cerré las piernas por el dolor, el nego con la cabeza- mal hecho nena- susurró.

Se acerco al velador que había al lado de su cama y de un vaso saco dos hielos, se veían demasiado fríos, no entendía que haría pero lo mire atenta, volvio a su lugar inicial, abrió mis piernas y con un brazo las afirmo, con su mano libre coloco un hielo en mi intimidad, vibre por el frio, el presiono, ese era el truco, comenzó a quemar y dolía, ardía como el infierno. Me quejé, me moví incómoda por el ardor, hasta que él utilizo el hielo para masajear, lo hundió un poquito y masajeo mi clítoris, nunca dejo de arder y quemar pero ahora sentía también un placer que me provoco gemir mas de una vez.

-Joshua... - gemí su nombre y sentí sus dedos templar.

Salió de su lugar e hizo un recorrido con el azote, paso este mismo por cada centímetro de mi cuerpo, cuando llego a mis pechos se inclino y mordisqueo, fuerte y duro, sin piedad haciéndome gritar de dolor y gemir de placer, lo necesitaba, era tan poco su contacto pero lo necesitaba como al aire.

-Joshua... Por favor- rogue en un susurro.

El sonrió pero no se acercó, busco en una cajonera un dildo y se acercó a mi, lo acerco a mi boca e involuntariamente abrí esta misma, por inercia, lo introdujo en mi boca y chupe mirándolo directamente a los ojos, vi como ese verde se convertía casi en un negro fugaz por la exitacion, estaba igual o peor que yo. Saco el dildo de mi boca y lo arrastró por mi vientre hasta llegar a mi intimidad, sin suavidad, sin previo aviso lo metió adentro y activo el vibrador. Grité y gemí, pero yo no quería un dildo, lo quería a él, comencé a luchar entre la excitación de tener el aparato entre mis piernas e intentar soltarme de las cuerdas, estuve así muchos minutos, mientras gemía de placer, intentaba quitar las cuerdas, no estaban tan firmes , quizás Joshua quería que me soltara pensé.
En cuestion de tiempo lo logre, simule que seguía amarrada y cuando Joshua quito el dildo de mi interior para acercarse a torturarme de otra forma, tome su cuello con rapidez y lo deje tendido en la cama conmigo encima, observe su cara de desconcierto, le Sonreí de forma diabólica, quería tomar el control, sabia que esto me costaría un enorme castigo en el que no recibiría placer pero valia la pena, con el todo lo valia...

Me acerque a sus labios y le di un beso feroz y pasional, lo respondió sin ninguna queja, apretó mi trasero fuertemente y roce nuestras partes provocando que su polla se coloque dura, exitada me acomode y me monte encima de esta misma, intento pararse pero rogándole a todos los Dioses lo detuve con mis manos, las coloque en su abdomen bien marcada e hice movimientos lentos, el comenzó a relajarse y me aproveche, cambio de rubro, fui salvaje y brusca, salte encima de el gimiendo y oyendolo gemir. Agarro con ambas manos mis senos y los apretó fuertemente haciéndome gemir de dolor y placer, seguí moviendome cada vez mas veloz y fuerte.

Sadomasoquista Donde viven las historias. Descúbrelo ahora