Capítulo 15 - Deshecha

348K 11.4K 1.9K
                                    

El tiempo pasa lentamente. El tictac de un reloj, el pulso de un latido del corazón, el sonido de la respiración. El movimiento de nubes blancas cruzando el cielo, la lucha de una oruga dentro de su capullo, la salida del cascarón de un huevo en su nido.

Aún el tiempo pasa sin importar lo doloroso que puede ser. Segundos se convierten en minutos, sangre circula por el cuerpo, y los pulmones se llenan de aire. Partículas de agua se convierten en lluvia, una mariposa nace, y un águila aprende a volar. El tiempo sí pasa.

Mia se bajó del autobús en María de Molina en dirección a la universidad, sintiéndose tan solitaria como el primer día en el que se subió. Quizás hasta más solitaria. Era una mañana crespa al principio de marzo. Seis meses ya habían pasado del calendario escolar. Cuatro más para terminar.

¿Cómo logró llegar tan lejos ya? No pudo dejar de pensar que pronto se acabaría. Pronto estaría regresando a casa a enfrentarse a la realidad. ¿Se había desarrollado desde entonces, convertido en una mejor persona? No, se sintió igual que siempre, igual que siempre había sido.

Mia se aproximó a la universidad, cuando vio a la figura que le había causado toda su desesperación durante los últimos dos meses. Había tantas cosas que le quiso decir, tanto que había dejado sin resolver. Ella le había dejado un sinnúmero de mensajes pero él nunca se los contestó. Como si ella ni siquiera existiera.

No había ayudado que él había cortado con ella justo antes de las dos semanas que tenían libres antes del descanso de invierno, y justo antes de los días festivos. Había pensado que a lo mejor él la llamaría para Navidad o Año Nuevo durante un momento de debilidad, pero los feriados vinieron y se fueron, y nunca escuchó de él. Más tarde, se sintió estúpida por esperar eso. Era claro que ella era la única débil tratando de sostener algo que ya no estaba ahí. Había sido una ruptura limpia.

De alguna manera sobrevivió el invierno frío. Decidió regresar a su rutina y sumergirse de nuevo en el trabajo de la universidad. Era algo fácil de hacer, dado que le tomaba la mayoría de su tiempo de todas maneras. Habían cambiado de grupos para el semestre nuevo, y Mia había encontrado que su grupo era mucho más placentero que el previo. No era sorprendente que sus calificaciones estaban en su punto más alto. Pero ni siquiera eso le traía satisfacción alguna.

Hasta hizo un esfuerzo de empezar a ir con uno de sus compañeros al restaurante VIPS durante sus recesos en la mañana. Aunque nunca contribuyó mucho a esas conversaciones, mayormente se sentaba atrás y se encontraba atrapada en un sueño despierto tomando su café. Nadie la cuestionó sobre ello y eventualmente tomaron su silencio por hecho.

Cada mañana, se despertaba y se arreglaba para la universidad. Se bañaba, se cepillaba el pelo, se vestía, e iba a clase. Al igual que una persona normal haría, al igual que esperaban que hiciera. Decían que presentarse era la mitad de la batalla, de cualquier modo. Luego, después de un día largo de estudio, regresaba a su casa en la noche y se preparaba para el día siguiente, sólo para repetir el mismo patrón todo de nuevo. Realmente se había dejado caer en el ajetreo diario. Y odiaba cada segundo de él.

La parte difícil, la parte insoportable, era mantener a Leo fuera de sus pensamientos, y falló miserablemente en eso. Él nunca dejaba su mente. Era la única cosa que nunca cambiaba, la única cosa constante en su vida. Sin importar el día, sin importar dónde estaba o qué estaba haciendo, él nunca la dejaba. Cuánto más lo quiso parar, para que él se saliera de su cabeza, más difícil era conseguirlo. Él sólo no se iba. Era simplemente agonizante.

Nunca supo que cortar con alguien se sintiera así, y ella había pasado por varios. ¿Podía llamarlo una ruptura? Ni siquiera habían estado juntos un mes, y nunca fue oficial. ¿Entonces por qué se sentía tan deshecha? ¿Todavía después de todo este tiempo? A lo mejor era porque nadie había cortado con ella antes. Ella siempre lo había hecho en el pasado, tomado el veredicto no deseado. Esta vez, no le habían dado la opción. La decisión fue hecha por ella.

Enseñando A MiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora