27. Vete al infierno

Comenzar desde el principio
                                    

—Chicos... —nos saludó alargando la palabra con una gran y radiante sonrisa, nunca antes vista en ella— ¿Cómo está la mejor hermandad de Wilmoore?

—Díganme por favor dónde dejaron a Savannah Ford —dijo Jen mirándola de arriba a abajo—, porque no quiero que vuelva nunca más.

—¿Les gustas el cambio de imagen? —preguntó girando sobre su eje.

—Estás fabulosa —confesó Sam.

La morena le sonrió con timidez. ¿Qué si me puse celosa? Claro que no. Ellos están reconstruido una linda amistad que nunca pudieron llegar a formar, y me alegro de eso.

—Bueno, a lo que venía —juntó ambas manos en un aplauso—. Quería invitarlos a una fiesta que haré hoy en mi casa. Toda la secundaria está invitada.

—Nos verás ahí —confirmé con una sonrisa.

—Los esperó esta noche —nos guiñó un ojo amistosa. Iba a retirarse, pero volvió a nosotros—. Casi lo olvido —se acercó a mí, y me dio un fuerte abrazo—. Gracias, Summer.

Nos separamos y la vimos alejarse. Sonreí.

—Justo iba a preguntar qué haríamos hoy, pero ya respondieron mi pregunta —dijo Jen.

—¿En mi casa a las ocho? —preguntó Cole a los chicos.

—Dalo por hecho —habló Ale guiñando un ojo.

Tocaron el timbre, y nos dirigimos a nuestra primera clase. Me quedé pensando en la fiesta de esta noche, y presiento que será inolvidable.

•••

—Me encanta y aterra a la vez —confesé mirando la prenda.

—Ay vamos, no te morderá —Ale rodó los ojos.

No respondí y me metí en el baño a ponerme el top dorado que tan solo me cubría el busto. Es como un sostén strapless, pero un poquito más ancho. De igual forma me sentí desnuda.

Salí de tocador y sonreí no muy conforme.

—¡Te ves muy bien! —exclamó Jen abriendo los ojos demasiado.

—No estoy segura...

—Estás hermosa, y no te lo quitarás —añadió Ale amenazante.

—¿Y si me da frío?

—Pues Sam tendrá que pasarte su chaqueta y él pasar frío —dijo la rubia obvia. Reí.

—Ustedes ganan —Rodé los ojos.

Jen vistió un jean estilo boyfriend junto a una camiseta negra ajustada. Y Ale se colocó una blusa holgada y corta color blanco, con una minifalda negra con botones de arriba a abajo.

Bajamos, y para variar, los chicos ya se encontraban listos, y podría decir que "arreglados" para la fiesta.

—Summer, desde cuándo que usas tops —mencionó mi hermano con el ceño fruncido.

—Yo les dije que era demasiado pero...

—No arruines su autoestima, Lewis —me interrumpe Jen, y pude percatarme de cómo Cole se le quedó mirando durante unos segundos.

Carraspeó. —¿Vamos?

Todos iban saliendo, y cuando mi hermano estaba a punto de abandonar la casa, lo detuve.

—Es solo mi idea, o cupido te dio un flechazo directo en el trasero —comenté sonriendo divertida.

Rodó los ojos y no me respondió, sino que se limitó a salir en dirección al jeep.

Le gusta...

Al arribar la casa de Savannah me impresioné lo grande que era: dos planas, patio frontero extenso, y no me imagino cómo debe ser el trasero. La música se escuchaba hace varias cuadras, y al adentrarnos, más fuerte se oía. Todo el mundo se encontraba dentro de la sala, y fuera en el jardín. Savannah nos recibió con una gran sonrisa.

—¡Chicos! —Nos abrazó uno a uno— Qué bueno que llegaron. Pasen, pasen.

Entramos, y llegamos al living comedor, que estaba repleto de gente y con luces de colores que se reflejan en todos lados. Algunos bebiendo, otros bailando... Pero sin duda, todos se estaban divirtiendo.

Savannah nos ofreció cosas para beber, y rápidamente, nos arrastró a las chicas y a mí a la improvisada pista de baile. Ah, casi lo olvido, Hope se nos unió cuando llegamos, y Phoenix se quedó bebiendo y hablando con los chicos, que aún no se animaban a bailar.

Danzamos y bailoteamos mientras reíamos. La estábamos pasando de maravilla. La música retumbaba ven mis oídos, y sentía cómo me incitaba a bailar. Además de que con estas chicas es imposible no hacerlo. Al rato después se nos unieron los chicos, y es entonces cuando Savannah me pregunta en voz lo suficientemente alta para que pudiese escucharla:

—¿Me lo prestas un rato? —me pidió, refiriéndose a Sam, quien estaba bailando junto a mí.

—Todo tuyo —Sonreí.

No se alejaron mucho, y yo solo me limité a observarlos danzar y reír como buenos amigos. Desprendían una energía que te anima a sonreír cuando posas tu vista en ellos.

Pero, como diría Sam, lo bueno dura poco, y es que en nuestro campo de visión apareció Axel, con una expresión de pocos amigos, para variar. Me acerqué para ver qué estaba pasando.

—¿Qué hace con él? ¿Con ellos? —cuestionó tomando a la morena por la muñeca.

—¿Qué pasa? ¿Es algo malo? —respondió Savannah enarcando una ceja.

—¿Qué te ocurre? —siguió.

—¿A mí? Absolutamente nada.

—No te hagas la idiota —espetó entre dientes—. Ya vámonos —Tiró de ella, pero ni se movió—. Savannah, muévete.

—No —Se soltó de su agarre con brusquedad—, no volveré a hacerte caso, Axel. Consíguete a otra.

—No me digas que ahora eres la niña buena —Bufó.

—Sí, y si no te agrado, pues vete al infierno —Le golpeó en la entrepierna—. Creo que ya sabes cómo llegar.

Johnson se fue a duras penas, chocando a la gente en el camino, y no pude evitar soltar una carcajada.

—Idiota —escupí.

—Y no te equivocas —Suspiró con cansancio—. No sé cómo lo he soportado durante estos años.

—Ni yo —dijo Sam—. Vamos con los chicos, solo divirtámonos.

Le hicimos caso, y nos unimos nuevamente a nuestro grupo, que ni se habían percatado de lo que había ocurrido. Bailamos como si no hubiera mañana. En medio de todo, Sam me besó, y vaya que se sintió bien.El sudor me corría por el cuello, y sentía su calor emanando de su cuerpo. Sus manos alrededor de mi cintura, las mías sobre su cuello... Era perfecto, y se sintió malditamente bien.

Buscando la felicidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora