Doctora Steele

Una cena de amigos

Anastasia 

Nerviosa me miro una vez más en el espejo de mi habitación, examinando cada detalle de mi vestimenta que estoy usando para la cena con Christian. Aun no logro comprender el manojo de nervios que soy en este momento ante el pronto encuentro que tendré con mi paciente esta noche.

Mi subconsciente me reitera una y otra vez las millones de consecuencias que tendré a causa de esta noche. Insiste repetidas veces en llamarle para cancelar y olvidar toda esta locura, sin embargo mi diosa interior reclama todo lo contrario, argumenta las millones razones por las cuales debo cenar con él, convenciéndome que solo será una cena tranquila con un simple mortal.

Oh un dios griego

Suspiro frustrada y opto por seguir los concejos de mi diosa interior. Solo es una cena y nada más, no hay nada romántico o sexual en que dos personas del sexo opuesto cenen. Vamos Anastasia... eres una defensora de que la amistad entre un hombre y un mujer puede existir, sobre todo un hombre como él. Christian Grey.

El sonido de mi telefonillo me distrae. Doy una última mirada a la Anastasia que esta parada al otro lado del espejo, quien luce un vestido entallado color azul marino y unos carísimos zapatos Manolo Blahnik de tono gris oscuro, regalo de mi querida amiga Katherine Kavanagh.

- Respira Anastasia – cierro mis ojos, haciendo un leve trabajo de relajación – Esto no es una cita. Esto no es una cita. Esto no es una cita – repito como un mantra. Suelto el aire que tenia contenido en mis pulmones y tomo una postura decidida y segura para ir a la sala de mi apartamento. Chequeo mis llaves y celular en el simple pero lindo bolso de mano y arreglo una vez más mi cabello – Vamos, Steele. No hagas esperar más al hombre.

Inhalo una fuerte bocanada de aire y abro la puerta.

Y ahí está.

El hombre de cabello cobrizo y ojos grises. No creo que hermoso sea el adjetivo correcto para describir a este hombre. Mi subconsciente me amonesta por exagerar, sin embargo no tengo un punto de comparación con otro hombre. Jamás, ningún otro chico me ha llamado tanto la atención como él lo hace.

Guarda tus bragas Steele.

- L-luces... – traga un nudo de su garganta – Lo siento – mueve su cabeza en señal de negación – Luce verdaderamente hermosa esta noche señorita Steele – muerdo el carrillo de mis mejillas y enarco una ceja. No caigas en sus adulaciones Anastasia. Sin embargo es imposible, un leve escozor se logra percibir en mis mejillas.

- Y usted muy elegante señor Grey - ¿Es en serio Anastasia? De todas las millones de frases clichés, se te ocurre decir esa, aun así, luce jodidamente guapo. Los dos primeros botones desabotonados de su camisa, lo hacen lucir un verdadero modelo de Calvin Klein. Y su cabello desordenado, que hacer querer que mis manos se pierdan mientras nos besamos.

- Señorita Steele – muevo mi cabeza y veo los ojos de Christian que me miran atento.

- Lo siento. ¿Me ha dicho algo?

- ¿Qué si esta lista para irnos? – sonríe burlón.

Mierda. Me ha pillado.

- Claro – digo segura, dejando de un lado a la Anastasia embobada y actuando como la psiquiatra Steele, con un doctorado en vida Sexual y Afectiva.

Luego de cerrar la puerta emprendemos camino hasta el elevador. Siento la mirada de Christian tras de mí, haciéndome sentir de una incomodidad que me resulta agradable a sus ojos.