Capitulo 4 ¡Misión Cumplida!

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Al cabo de diez minutos, se detuvo la música y se dio por finalizada la fiesta. Camila fue hacia la recepción, se puso su camisa vaquera, un chaleco acolchado, un foulard de flores y una bandolera cruzada, cogió los zapatos de sus hijos y empezó a buscarlos.

Mientras, Thomas y Rachel ya habían visto a su tía y esta les estaba diciendo lo bien que bailaban. Todo ello fue sin dejar de mirar con el rabillo del ojo a Camila. Cuando ella encontró a su hija Luna, la llevó al banco que había junto a la puerta para ponerle los zapatos y se agachó frente a la pequeña. Estaba en cuclillas y quitándole los calcetines de mariposas a la niña, cuando alguien se dirigió a ella.

−Eres una profesional de los cumpleaños. −Seis palabras, que cuando vio de dónde procedían, hicieron que acabara cayendo al suelo.

Lauren, orgullosa de la reacción obtenida, se agachó inmediatamente para ayudarla a levantarse.

−Mami, ¿te has hecho pipi? Y en la cabeza de Lauren sonó a modo de eco "¡Mami! ¡Mami! ¡Mami!..."

−Mamá, ¿qué te ha pasado? −dijo Cameron, apareciendo por detrás. Y otra vez aquel recién instalado sistema de eco saltó: "¡Mamá! ¡Mamá! ¡Mamá!..."

−Tranquilo Cameron he perdido el equilibrio, pero estoy bien. −Y se levantó con la ayuda de Lauren que todavía no había podido articular palabra.

−De verdad, ¿no te has hecho daño? −volvió a preguntar el niño con cara de preocupación.

−No, estoy bien cariño. Gracias. −Y tras unos segundos, en los que ella intentaba hilar una frase que pareciera coherente, se dirigió a Lauren−: Y, ¿cómo tú por aquí?

−He venido a...

−Tía Lauren, tienes que pedir nuestros zapatos y nuestros abrigos a aquella señora con la peluca verde −dijo Rachel tirándole de la camisa.

−Sí, cariño ya voy. −Y dirigiéndose a Camila con cara de desconcierto le dijo−: Creo que tengo que ir a buscar zapatos y abrigos.

Aprovechó la pequeña distancia entre el banco y el mostrador para ordenar toda la información que en menos de un minuto había descubierto. ¡Era Mamá! No, era ¡Mamá, Mamá! ¡Dos veces!

A pesar de lo descolocada que estaba, una vez recogidas todas las pertenencias de sus sobrinos, se dirigió hacia el banco donde había dejado a Camila.

Ella ya había calzado y vestido a sus hijos y estaba colocándoles la capucha de sus abrigos, cuando llegó. Rachel y Thomas ya estaban sentados y les dio a cada uno sus zapatos.

−Bueno, pues ha sido un placer volver a verte −dijo Camila con una mano cogida a Luna y con Cameron escoltándola al otro lado.

−Lo mismo digo −pudo decir Lauren, mientras intentaba ponerle un zapato a su sobrina.

Ella se quedó mirándole con cara de duda y levantando la barbilla para señalar a la niña le dijo:

−Tienes que quitarle los calcetines antideslizantes y ponerle los otros. Así entrará mejor el zapato. −Percatándose de la poca práctica que tenía en esos menesteres y sonrió, pero no demasiado para no ser grosera.

Ella miró el pie a la niña, y otra vez a Camila soplando mientras le devolvía la sonrisa.

Cuando ya se marchaba, Camila se giró de repente diciéndole:

−¡Ah! Y como diría mi madre, abrigaros bien que este tiempo no trae nada más que resfriados.

El hecho que recordara la alusión a los comentarios de madres que habían mantenido la noche que se conocieron, dejó sin defensas a Lauren que no dejó de mirarla hasta que desapareció por la puerta.

Pasión e Ilusión ¡CAMREN!Where stories live. Discover now