Capítulo 11

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Mi situación en esta casa ha cambiado totalmente. Hace poco más de una semana era una invitada y hoy soy una prisionera. El trato no ha cambiado mucho, Lety sigue atendiéndome muy bien, no puedo quejarme, pero no tengo la libertad de salir a ningún lado si Ángel no lo autoriza, hasta para salir al corredor, fuera de la habitación, tengo que tener permiso y estar acompañada de un guardia, casi siempre es Meño el que me acompaña. Ya que estamos destinados a pasar el tiempo juntos, hemos empezado a conocernos. Aunque no me da muchos detalles de lo que se ocupa en "la organización", así es como le llama a su grupo, sé que es uno de los hombres de confianza de Ángel, como Vargas o como Lety. Que es una de su guardaespaldas más confiable.

-En este mundo no se puede confiar en mucha gente- me dijo Meño. –No le tomes a mal que te tenga aquí, es más para protegerte a ti que a él mismo- me confesó.

No entiendo bien a que se refiere, pero tampoco me interesa. Para mi Ángel se ha convertido en uno más de esas bestias rapaces que siguen apareciendo en mis pesadillas. Dispuestos a atacarme y a obtener de mí, lo que desean para satisfacerse. No he hablado con él, salvo por las palabras que me dirige cuando me obliga a bajar a comer o a desayunar. Se la pasa con una sonrisa, como si mi enojo fuera algo divertido para él.

-Emma, el Doctor Quiroga viene a verte hoy. Va a quitarte los puntos- me dice Lety cuando salgo del baño. –Creo que vas cicatrizando muy bien- asegura cuando se acerca para revisarme como todos los días, ya no me ha hecho curaciones, no las necesito, solo me ayuda a cubrir la herida con una gasa.

-¿A qué hora va a venir?- le pregunto.

-En algún momento de la tarde- me contesta. –¿Tienes algún otro lugar en el que estar?- bromea. Yo pongo los ojos en blanco.

-Ya quiero que me quiten los puntos- le respondo.

-Ángel quiere que bajes a desayunar con él- me dice.

-Dile que me siento mal- le pido.

-¡Emma!- me reprende ella. –Pórtate bien, hoy esta de muy buen humor, no se lo arruines- me pide.

-Ahora solo estaré pensando en qué hacer para estropear su humor- le respondo sarcásticamente, ella termina de ponerme la gasa. –Vamos te acompaño- me dice.

Cuando llegamos a la cocina Ángel está tomando una taza de café y mirando algo en el celular. Levanta la vista y me sonríe alegremente.

-Emma, buenos días- me saluda cordialmente, se pone de pie y aparta una de las altas sillas de la barra de la cocina. Me ayuda a subirme en ella y después se acerca a la estufa, está haciendo panqueques. -¿Pasaste buena noche?- me pregunta, como si estuviéramos acostumbrados a las charlas.

Generalmente comemos en silencio, a veces, él me hace preguntas que yo no le contesto, o me platica algo, esa es nuestra dinámica.

-¿Quieres un poco de café?- me pregunta, yo solo le acerco mi taza para que lo sirva. – ¿Hoy tampoco me vas a hablar?- pregunta cuando se acerca con un plato de fruta y lo pone frente a mí. Intenta darme un beso en la mejilla, pero yo lo esquivo. Él se ríe divertido.

-Come por favor- me pide. Yo hago el plato a un lado y continúo bebiendo mi café. Él va de nuevo a la estufa, sirve un par de panqueques y los pone enfrente. Huele tan delicioso. Acerca un poco de mantequilla, miel y después se sienta a mi lado. –Buen provecho- me dice, empieza a comer.

Por mucho que trato de resistirme, yo también empiezo a comer, cada bocado me sabe delicioso. Él me observa de vez en cuando, supongo que para comprobar si estoy disfrutando el desayuno. Comemos en silencio, hasta que después de un rato, empieza a hablar.

Un Ángel para Emma 1era Parte ✓✓ (Completa)Where stories live. Discover now