El enigmático magnate Ethan Blake no tiene sentimientos que pueda volverlo loco o al menos eso piensa tras la muerte de su esposa. Todo murió con ella.
Por otro lado una Doctora que le costó estabilizarse emocionalmente intenta no caer de nuevo al...
Al verdadero amor no se le conoce por lo que exige, sino por lo que ofrece.
Dos años más tarde ...
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RACHEL
2018
Mi cabeza se apoya sobre el frío metal de una mesa cerca de la máquina expendedora que yace en la cafetería del hospital, acaricio con mi dedo índice la boca del vaso mientras el cansancio me está llevando a la mierda. Mis parpados se cierran lentamente gracias a la guardia que tuve la noche anterior.
-Rachy-susurra Charlie en mi oído- despierta tenemos que ir a trabajar, ya nos quedan pocas horas- sin levantar la cabeza frunzo el ceño malhumorada.
Observo como enfermeros y médicos descanzan sobre algunas de las mesas a nuestro alrededor con el gran pesimismo del mundo, mientras que otros disfrutan de su café-no quiero déjame dormir solo necesito cinco minutos más y estaré como nueva, lo prometo -hablo con pesadez.
-Terapia respiratoria se la solicita en la sala de emergencias-se escucha la voz de una enfermera de estadística a través del intercomunicador.
Carajo!.
-Te buscan, así que levanta ese culo flojo-me anima según ella-aún me toca revisar UCI (Unidad de cuidados intensivos), y rellenar unos papeles entonces nos vemos a la salida-asiento desganada, a lo que ella se aleja.
Si de pequeña hubiese sabido que los trabajos eran así del asco me hubiese intoxicado con agua de jabón.
Levanto mi trasero y me dirijo a emergencia donde se suelen observar a los enfermeros y otras colegas correr de un lado a otro, mientras llegan pacientes en estado crítico. Según hubo un accidente de automóvil.
Algunos médicos atienden a pacientes con cortes en sus cuerpos, mientras que otros son acompañados por enfermeras y terapeutas.
-Paciente caucasico de veinticinco años, con traumatismo en el cerebro y cortes profundos en la pierna derecha con un objeto corto punzante se le brindó los primeros auxilios pero se obtuvo una Glasgow de siete- comenta el paramédico tan rápido a los presentes mientras que intentan mover el cuerpo del joven de una camilla a otra. Observo la hora en mi reloj de muñeca y señala las cuarto para las cinco de la mañana.
Falta poco para la salida, pero a la vez tan lejos.
Aproximadamente hace tres años fue el primer día cuando puse mi pie en esta sala o mejor dicho este hospital, estaba tan emocionada, pero a la vez asustada que no sabía ni cómo empezar. Se me había olvidado lo que me enseñaron en los cinco años de estudios.
Y de olvidar, significa que estaba temblando en el momento en que llegó un paciente en estado vegetativo y teníamos que hacer el procedimiento de intubación pero yo solo estaba allí de pie sin mover un solo musculo.
