Día 1

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Estoy de pie a las afueras de Shinzen, junto a Kuroo y Kenma. No paro de balancearme con las manos a la espalda, por lo que el armador del Nekoma no para de mirar molesto.
- ¿Sabes que por más rápido que te muevas no van a llegar antes, verdad?
- Oh, venga ya, Kenma. Mírala. Está nerviosa por reencontrarse con sus amigos cuervos.
- No lo estoy
- Si lo estás
- No lo es-
Un claxon me corta. Miro hacia la entrada para encontrarme con el bus del Karasuno aparcando y todo el equipo saludando por las ventanillas.
Sin darme cuenta salto y voy corriendo a su encuentro, mientras oigo la risa de Kuroo. Los primeros en bajar son Yuu y Tanaka, que se agarran a mi cuello gritando. Estoy quedándome sin aire cuando Suga y Ennoshita consiguen separarlos para que pueda saludar al resto.
Cuando nos tranquilizamos todos Hinata va a ver a Kenma y Kuroo se acerca a saludar también al resto del Karasuno. Cuando he conseguido tranquilizar a Yachi, que no paraba de llorar, me giro para ver a Yuu y Tanaka aguantándose también las lagrimas.
- Oh, venga. ¿Vosotros también? - Digo quedándome atrás junto a ellos.
- No – dicen al unísono intentando parecer serenos. Suspiro y les doy un abrazo.
- ¿Os importa? Yo también tengo un poco ganas de llorar.
Sonrío por lo fácil que resulta engañarlos. Pero lo cierto es que también tenía muchas ganas de verlos. Me estoy separando de ellos para bromear cuando oigo a mis espaldas una voz que se acerca:
- ¡Hinata! ¿Has crecido?
- Lev, cállate
- Que maleducado... ¿Cómo voy a crecer en dos semanas?
- Yo he crecido dos milímetros – dice orgullosamente el ruso
- Pero porque te mediste con zapatos – le digo acercándome
- Te han pillado, Lev – dice Kuroo pasando a su lado.
Nos reímos ante la expresión del jugador de primero. Cuando me giro para decir de subir ya a los del Karasuno me fijo en que miran con sorpresa, los más mayores con una sonrisa en la boca. Sin embargo, no dicen nada cuando les pregunto el motivo.

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Los partidos transcurren con normalidad. Bueno, si no contamos con los del Karasuno. ¿Qué les ocurre que no dan ni una?
- Están evolucionando – contesta el entrenador Nekomata a Naoi, que la ha formulado en voz alta. – Los cuervos sobreviven aprovechándose de los más fuertes, y aquí estamos viendo los resultados.
- No parece que sean muy buenos... - contesto mientras anoto un acierto para el Nekoma en el partido que están jugando
- Tiempo al tiempo – me contesta riendo
Al terminar los partidos del primer día el Karasuno no ha ganado ninguno. El Nekoma es el segundo mejor, tras el Fukurodani, por lo que me siento muy orgullosa. Me despido de Yachi y Shimizu, que se quedarán a ayudar con el entrenamiento voluntario del equipo de Miyagi.
El Nekoma decide salir a correr (salvo Kuroo, que se quedará con Lev para que practique recepciones), por lo que esperaré en el árbol-meta con toallas y bebidas a su vuelta. Kai da la señal de salida y grito animándoles hasta que los pierdo de vista, momento en el cual me siento a leer por donde lo dejé anoche. Hay un momento que levanto la vista y veo a Tsukki sólo, pero eso es algo habitual en él.
A los 30 minutos empiezan a llegar. Yamamoto e Innuoka son los primeros, pues se han picado. Al llegar a donde yo estoy se tiran al suelo, intentando recuperar la respiración. Poco a poco van llegando el resto, hasta que finalmente llega Kenma, el ultimo. "¡Eso os pasa por hacer el tonto!" dice Yaku, pero la única respuesta que les sale es un gemido, lo que provoca una risa general.
Decidimos ir hacia el gimnasio 3, donde estarán el capitán y Lev.
- ¿No creéis que el Karasuno lo está haciendo mal? – pegunto
- ¿Qué quieres decir?
- Entiendo lo que quiere decir Sonja. Sus movimientos no son para nada como antes y desde luego no están coordinados. Aunque ese número 10 siempre ha hecho sus jugadas con un poco de suerte... – me apoya Yaku
- Pero parecen muy motivados – sonríe Kai
- ¡AAAAH! ¡NO PIENSO PERDER!
- Yamamoto, cállate
- Te acabas de parecer a Kuroo, Kenma

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- Bueno parece que estorbo así que ya me voy.
Me quedo parada en la puerta del gimnasio. ¿Qué hace Tsukki aquí? No esperaba verlo entrenando, y mucho menos con gente de Tokio.
- Parece que lo molestaste, Kuroo-san
- Faaaallaaaasteeee, experto de la provocaciooooon.
- Bueno, nunca imaginé que se sintiera inferior al número diez.
- Tsukki y Hinata nunca han congeniado – les digo, lo que provoca que sus cabezas se giren hacia mí.
- Bueno, no podemos hacer nada – dice Akaashi mientras recoge la pelota del suelo.
- Sonja, ¿por qué no nos ayudas? Parece que Yaku tiene controlado a Lev y el resto pueden apañárselas. Necesitamos a alguien que lance las bolas
- ¡Vale! Bien... ¿Hacía donde la lanzo?
- Akaashi las cogerá bien, así que varía de posición, Tategami-san
Y así entrenamos hasta que Naoi nos viene a llamar para la cena: yo lanzo, Akaashi coloca, Bokuto remata y Kuroo bloquea. Y cuando tiene éxito (que son bastantes) se mete con Bokuto. Y este se pica. Y Akaashi y yo tenemos que separarlos. "¿Cómo es posible que los seniors sean más críos que nosotros?" parece que dicen nuestros suspiros.
- Mañana te venceré – dice Bokuto mientras vamos camino del comedor.
- Ya, ya. Siempre dices lo mismo – le contesta maliciosamente Kuroo.
- ¿Qué os parece si mañana voy anotando quien anota más puntos? – y por la mirada que me echa Akaashi y la que se echan esos dos entre ellos sé que ha sido un error.

Un nuevo gato en el NekomaWhere stories live. Discover now