3. Cuarimon

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Aquella noche se fueron a dormir desconcertados e intranquilos, pensando que había más cosas en este asunto que no les habían contado. A la mañana siguiente, muy temprano al alba, partieron hacia la capital de Dixx no tan seguros de estar haciendo lo correcto. No tenían otra opción.

Era una mañana húmeda y gris, la bruma matutina cubría todo el puerto y flotaba suspendida sobre el lago. No se podía distinguir objeto alguno en aquella espesura. No había mucho movimiento en el lugar. La partida pasó inadvertida.

Cuando estaban abandonando los límites de Puerto Pico, un pequeño pájaro de color azul se posó sobre uno de los ponis y los acompañó durante el resto del viaje. A Climo le causaba mucha gracia ver cómo los miraba, parecía casi como si les quisiera hablar mientras hacía todo tipo de piruetas para mantenerse en pie sobre el lomo del poni. El viaje continuaba tranquilo y sin sobresaltos. Estaban en Korrengh, lugar del que se contaban oscuras leyendas. Estaba gobernado por el rey Agmerth, un hombre cruel y siniestro que no se relacionaba demasiado con los demás reinos. Por este motivo, estas tierras eran poco frecuentadas por los viajeros.

El rey Agmerth era descendiente de un linaje hostil que siempre había estado en conflicto con los demás reinados pero, como el ejército de Korrengh no era numeroso a raíz de las incontables batallas que habían librado, los demás reinos podían mantenerlo a raya.

Dos días más tarde, luego de bordear la Montaña Oscura, hogar de los dragones negros en las tierras de Korrengh, entraron a los terrenos de Dixx.

Varios reinos, entre ellos Korrengh, se habían disputado las tierras de Dixx durante años. Por esto habían elegido un gobernador interino, que cuidaría esos territorios hasta que se decidiera qué hacer con los mismos.

No tenía ejércitos numerosos ni grandes fortalezas, sólo una pequeña guardia compuesta por integrantes de los distintos reinos que aspiraban adueñarse del lugar.

Era una tierra muy rica, aunque bastante salvaje ya que no era habitada más que por animales y algunas criaturas que se ocultaban en sus frondosos bosques. El centro del lugar era una pequeña aldea, donde vivía un grupo de gente, incluidos el gobernador interino y la guardia.

Desde las montañas Rispt, que podían verse más adelante, al noroeste, bajaban los torrentosos ríos que desembocaban en los Lagos de las Ondinas. Hacia el otro lado, mirando al este, podía verse una gran extensión de tierra manchada, de tanto en tanto, por arboledas espesas.

En uno de los ríos debieron detenerse e improvisar un pequeño puente con algunos troncos, ramas y sogas. Su caudal era fuerte y torrentoso en esa época del año. Les costó trabajo, aunque no perdieron más que un par de horas en la tarea. El hacha de Tifar era muy efectiva y el enano mostraba una gran destreza para esta faena. Cruzaron uno a uno incluidos los ponis con las provisiones.

La compañía viajaba tranquila cuando, súbitamente, varios hombres armados aparecieron de entre los árboles y los atacaron. La guardia de Dixx, al ser tan pequeña, no daba abasto para patrullar todo el territorio. Muchas veces el lugar era merodeado por gentes hostiles.

Los tres compañeros peleaban con destreza tratando de contener a aquellos hombres que, sin mediar palabra alguna, los habían atacado. Los atacantes los superaban en número y estaban ganando terreno. De pronto, el pájaro que los había acompañado durante todo este tiempo, y al que todos habían olvidado, saltó del poni y se convirtió en un feroz león. Atacó a los enemigos, persiguió a algunos y se comió a otros.

Climo, Axul y Tifar no entendían lo que ocurría y, manteniendo en alto sus armas, esperaron al león que volvió con la mirada clavada en ellos relamiéndose el hocico de oreja a oreja. Una nueva transformación ocurrió, ante los ojos asombrados de los tres compañeros y el león se convirtió en un hombre. Ahora podían entender lo sucedido allí, era un metamorfo.

Tierra Mágica - 1 Corazón de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora