My Daddy; Min YoonGi. ¡LEMON! (1)

Capitulo 2.

—¡Por favor! — grité desesperada.

Suga entro de golpe, haciendo que soltara un gemido de dolor. Jale de las esposas lastimando mis muñecas. El dolor era impresionante. Él se movia muy brusco y gemía sin parar. Trataba de safarme pero me era imposible, no se detenía y el sonido de la cama era muy fuerte.

—De-detente. — suplique.

Continúo con sus horribles embestidas.  No dejaba de llorar, estaba siendo violada por este idiota, era como una hormiga muy pequeña para poder enfrentarme.

—¡Oh!, q-que estrecha eres. Mmnh —susurro en mi oído. Cerré fuerte los ojos sin dejar de llorar.

Deseaba que esto parara, los minutos se me hacian eternos. Lamía y mordía sin piedad mis pezones. Gemidos de dolor se escapaban de mi boca. Su cuerpo estaba lleno de sudor y sin darme cuenta empece a soltar un liquido. Jale con mas fuerza de mis muñecas.

—¡Ah! —abrí mis ojos y después los cerré lentamente.

En minutos sentí que Suga había llegado a su límite. No entiendo por que me sentía así, estaba muy agotada y todo el cuerpo me dolía. Todo se torno de un color oscuro y de ahí ya no supe más.

YG.

Aneu al parecer se desmayo. Espero que con esto aprenda que debe de haber un respeto, y el que manda aquí soy yo. Salí de ella.  En unos minutos quizás en horas despertaría, no sé, pero tenía sueño así que dormí. Ya habían pasado dos horas y sentí que alguien se estaba quejando, me moleste y la acosté de nuevo haciendo que soltara un grito de dolor.

—¡Ah! —levante un poco mi cabeza— ¿por q-qué hiciste eso?

No respondí nada. Estaba llorando, esta niña no deja de llorar y eso me empieza a molestar. Me voltee dandole la espalda.

—¡Cállate! —cerré mis ojos para volver a dormir.

Aneu.

Es un verdadero idiota, me dolía horrible ese era el motivo del porque me estaba quejando. Cerré mis ojos, pero no podía dormir, no entiendo por que me esta pasando esto a mi. Pero lo que más me dolió fue que mi amiga me haya dejado con él sabiendo que tipo de persona es. Note que Suga se levanto, decidí quedarme en silencio. Se puso su boxer y pantalón.

—¿Ya aprendiste la lección? —me dijo mientras colocaba su fajo y lo abrochaba.

—Si... —dije triste y con un nudo en la garganta— me du-duele.

—¿Acaso mencione que tú lo ibas a gozar? No, esto fue un castigo y hay peores. Así que si no quieres pasar dolores como el que tienes, es mejor que hagas todo lo que yo quiera —se acerco a mi dejando un beso en mi cuello.

Después de eso él salio dejándome sola en la habitación, creo que me tendría que acostumbrar a esto.