E p í l o g o

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Aquella que, desde hace un día casi dos días, es libre de agonía.

Una vez concluyen su acto, se alejan despacio, pero aún permanecen juntos.

Todos se envuelven en un gran abrazo y permanecen así hasta que dos personas se acercan a ellos.

Dos personas sumamente afectadas por la pérdida. Una mujer de cabello castaño y unos casi cuarenta años y un hombre pelirrojo de unos cuarenta y tantos años. Ambos de piel un poco pálida y un rostro que demuestra aflicción.

Los padres de Daisy.

Aquella delicada y frágil mujer se deja sentir en un hilo de voz hacia aquellas siete almas, la cual una de ellas era su hijo Jack.

—Gracias —un suspiro deja escapar y le dedica una fugaz mirada a su marido mientras posa una de sus manos sobre la mano de este, la cual se encuentra en uno de sus hombros—, estamos sumamente agradecidos. Han sido una pieza clave en la vida de Daisy y lamento que tengan que pasar por esto—hace una pequeña pausa pues ella supo sobre la descabellada reunión de Daisy y continuó—. Daisy los amaba con todo su ser, no paraba de hablar de ustedes. Gracias, gracias por todo porque a pesar de las circunstancias nunca le dieron la espalda a mi amada hija —concluye y una leve sonrisa se forma en su rostro.

De alguna manera esas palabras les sirvieron de aliento a esas pequeñas almas y una pequeña sonrisa logró formarse en cada uno de ellos.

—Fue un honor y un gran privilegio poder formar parte de su vida —responde Tamara y una sonrisa por ambos padres logra recibir.

—Tamara tiene razón, fuimos privilegiados en tener una amiga como ella. Una amiga que a pesar de todo nos enseñó a crecer de alguna manera. Nada pasó como esperábamos, pero de algo estoy segura es que nuestras memorias están llenas de hermosos momentos junto a ella y en cualquier parte que se encuentre sé que nos protegerá —dice Ambrose con un deje de tristeza y en lacónicos segundos recibe un fuerte apretón en una de sus manos por parte de Jace.

Algunos asienten y dedican pequeñas sonrisas a los padres de Daisy. Acto seguido se despiden de ambos y de Jack. Ambrose no dudó en decirle algunas palabras de aliento a Jack para así envolver a cada una de las cinco almas que restaban y luego alejarse.

Las cinco almas, que permanecieron unidas, hablaban de algo muy importante para ellos. Algo en lo que se debatían si era o no el momento adecuado para realizar una tarea pendiente.

Ambrose se encaminó hasta llegar a su familia, la cual la recibió en un gran abrazo.

Ya estaban listos para marcharse, pero una suave voz la detuvo.

—Ambrosd —hace una pausa y su mirada se dirige al hermano y al castaño que acompañan a Ambrose—. Tenemos algo que darte —Anne le dedica una fugaz mirada a Tamara en señal de que continúe.

—Hace unas semanas, Daisy logró reunirnos en el hospital —Se detiene y piensa en las palabras correctas que utilizará a continuación—. Fuiste elegida para cumplir su último deseo, pero aquel día nosotros fuimos elegidos para cumplir su primer deseo —finaliza.

Ambrose no entendía lo que sucedía porque ella no tenía idea de aquella visita.

—Chicos, no logro entender a lo que quieren llegar — dice mientras comienza a mover un poco su pie.

Nick da un paso al frente y habla.

—Aquella tarde, Daisy nos pidió que te diéramos una carta. Nunca dijo dónde ni cuándo, simplemente nos dijo que deduciríamos el momento adecuado —su mirada se dirige a Isabelle y ella le entiende la carta—. Entendemos que este es el momento de hacer entrega de su primer deseo, el mismo que ahora se convierte en su último deseo.

Nick le extiende la carta y Ambrose sin dudarlo la acepta. Sus ojos se cristalizan porque un sentimiento de melancolía se apodera de su ser en segundos, pero ni una lágrima deja escapar.

—Ella lo sabía —un afectado Jace se hace notar ganándose así la mirada de Ambrose —. Ella sabía que era su despedida. Se despidió de cada uno de nosotros con un fenomenal abrazo y nosotros no teníamos idea de ello. Ninguno de nosotros sabía que no la volveríamos a ver y es por eso que nos hizo ese pedido porque ella sí lo sabía —concluye Jace y unas cuantas lágrimas deja escapar.

Es por eso que, a excepción de Ambrose, esas cinco almas tendrían tres fechas que recordar porque sin duda serían grabadas en sus memoria para siempre.

Un 3 de abril de 2017, el día de su despedida.

Ambrose se acerca a él y lo abrasa con todas sus fuerzas. Ambrose logra susurrarle algunas palabras de aliento; «Campeón, no estás solo. Sé que Daisy desea que te acerques a mí y quiero que sepas que estaré para ti. Cuando tus días se vean gris, ahí estaré». Jace se aferra a ella para luego susurrarle «Estaré ahí ».

Tras unos segundos ambos se separan y Ambrose les dedica una gran sonrisa.

—Gracias —susurra

Se despide con una de sus manos y camina hasta su hermano quien la envuelve en un pequeño abrazo y luego se dirige hacia el castaño y coloca uno de sus brazos alrededor de su cintura. Este envuelve su brazo de igual forma y deja un pequeño beso sobre su frente.

Todos siguen su camino para así llegar a su destino, pero la curiosidad por el escrito ha despertado su cerebrito.

Aclarando así que en vez de seis cartas eran siete en total.

Fin

Por el momento...

DaisyDove le storie prendono vita. Scoprilo ora