E p í l o g o

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3 días después...

La ceremonia estaba por culminar.

La mañana era fría y desgarradora y ese lugar era infernal, devastador y sobretodo lleno de melancolía. El mismo lugar al cual todos algún día llegarán, pero que realmente nadie quiere llegar.

Cada alma allí presente se encontraba perdida. Perdida en sus pensamientos. Muy pocas eran las que atendían a cada palabra que era pronunciada por los altavoces.

Muy pocas eran las que desearían que todo fuera de otra manera.

Nueve almas para ser exactos. Nueve almas que lamentan una perdida con todo su ser.

Sus padres. Su hermano, Jack. Su último consuelo, Ambrose y sus cinco fieles e inseparables amigos... Tamara, Jace, Nick, Isabelle y Anne.

Esas nueve y maravillosas almas que estuvieron con ella en sus últimos momentos.

Todo había sucedido muy jodidamente rápido.

Al Ambrose informarles que Daisy había sobrevivido la cirugía, se encaminaron a toda prisa al hospital. Todos en el vehículo de Ambrose.  Hicieron lo necesario aunque eso implicara ir un poco incómodos, pero no les importó.

Su trayecto al hospital fue de unos veinte minutos. Al llegar se bajaron a toda prisa hasta llegar a la sala en la cual se encontraba Jack, pero este estaba de rodillas sollozando sin cesar.

En ese momento todos entendieron que Daisy había partido minutos antes de su llegada.

Y en estos momentos todos entienden que dos fechas y dos horas quedarán grabadas en sus memorias para siempre.

Un 14 de abril de 2017, el día de su muerte.

Un 16 de abril de 2017, el día en que la dejaron partir.

6:51 p.m., hora en la que fue declarada muerta.

9:00 a.m., hora en la que se llevó a cabo su funeral.

Era inevitable que varios allí presentes dejaran escapar varias lágrimas porque una perdida de un ser querido, nunca es fácil de manejar.

Todos permanecieron en silencio hasta que por fin aquella ceremonia se dio por culminada.

Ahora todos se encaminan para sepultar su tumba.

Siete almas se reúnen al caminar.
Almas que encajan a la par.
Aquellas que tuvieron un final que lamentar.
Y ahora unas cuantas lágrimas dejan escapar.

Todos se miran fugazmente, ya que han llegado a su destino.

Esperan unos minutos, los cuales observan como su tumba va bajando hasta perderla de vista. Poco a poco se acerca cada alma allí reunida hasta el hueco en dónde se encuentra su tumba y dejan caer una margarita.

Esas siete almas que caminaron unidas, ahora lo hacen nuevamente para arrojar su margarita, pero antes de arrojarla un pequeño beso depositan en ella para así finalmente dejarla caer hasta su amiga.

DaisyWhere stories live. Discover now