otoño

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Era una noche de otoño en que solo podía pensar en las miles de mentiras que aquella persona me había dicho, la lluvia caía sobre el cristal que me alejaba de la brisa helada, mientras tanto miraba el lugar cálido donde pasare la noche, hacia días que me había fugado de mi casa con la esperanza de encontrar tal vez un poco de interés en mi familia sobre mí, pero como era costumbre nadie se preguntó sobre la razón de mi ausencia, en un principio era doloroso ver que a nadie le interesaba, pero con el tiempo solo ese dolor se fue diluyendo provocándome el ser antipática con mi entorno, hasta que lo encontré en medio de la multitud,

en un mundo enorme y carente de esperanza, tuve que encontrarme con aquel personaje que marcaría mi vida con dolor y depresión, casi había olvidado que tenía sentimientos hasta que el me beso por primera vez, ese día fue magistral e irrepetible, por primera vez desee que amaneciera solo para verlo, los días trascurrían tan ligeros e inolvidables, que fui dichosa por un breve segundo en que me encontraba con su mirada y su voz masculina me decía que me amaba, sin duda el era el hombre perfecto o eso creí en un principio.

si el tiempo me permitiera volver a aquel día en que pude huir del dolor que ahora me aqueja, volvería solo para alejarme de él, pero ahora todo es un simple recuerdo donde no hay espacio para mí o para mis sentimientos, he tomado la decisión de morir sin hacer ruido, tal vez es dramático pero al encontrarme sin ganas de vivir no puedo hacer más que seguir con el plan, la lluvia a cesado y tengo que salir a comprar algo para darme el final que merezco,

Después de meditar todas las maneras de morir la mejor es tomar pastillas para dormir con un poco de licor de esa manera será más efectivo y llegare al resultado que quiero, abrí la puerta de la habitación del hotel donde me hospedaba, un lugar barato de carretera donde tal vez algún psicópata gustaría de asesinar a chicas tontas como yo, sacudí mi cabeza y camine hasta llegar a fuera del hotel, un letrero con luces neón lo hacían ver más vistoso,

camine por un largo rato hasta llegar a la gasolinera más cercana, al parecer he caminado por 20 min, entre y salude a la cajera que hablaba por teléfono, me escabullí entre los pasillos del pequeño local hasta llegar al indicado, tome dos botellas de brandi y un paquete de maníes tostados, solo para tener un mejor sabor de boca, camine a la caja y saque mi cartera, pague en efectivo y Salí aprisa de aquel lugar donde seria vista por última vez, mis lágrimas caían con sumo dolor, solo podía aferrarme a aquella bolsa de la cual dependía el final de mi existencia, de nuevo estaba frente al gran letrero del hotel, entre apresuradamente, y serré con llave la habitación, no quería interrupciones.

Tome mi celular y puse mi canción favorita, era aquella canción que marco mi vida, ese día él me había dicho que se marcharía de vacaciones con su familia, fue triste alejarme de el por una semana, a pesar de que nos enviábamos mensajes no era suficiente con solo escribir algunas líneas de vez en cuando, ese día estaba ansiosa de que el llegaría de modo que me arregle y me aliste para salir aprisa en su encuentro, en mi mente solo podía cantar kilómetros de cielo, y al llegar lo vi y corrí a sus brazos, era dichosa ya que sentir su calor y respirar su aroma me hacían sentir viva,

"Viva" que ironía ¿hace cuánto tiempo morí en brazos de aquel que me dio vida?, comencé a reír para comenzar un llanto desesperado y agónico, aun con mis ojos llenos de lágrimas abrí el frasco y tome todo el contenido para darle un gran trago a la botella que había comprado hace un momento, me sentí aliviada al fin había logrado llegar al final del juego, la musca sonaba con el resto de la lista de reproducción, cada canción era más triste que la anterior, y lo peor era que cada una contenía un recuerdo doloroso de aquel ayer donde creí ser feliz, tome mi celular busque en mi carpeta de fotos y hay estaba una de él, se veía tan guapo y atractivo, con su cabello revuelto , su mirada alegre y viva, cualquiera podría perderse en aquella mirada que emanaba felicidad, mire esos ojos que tanto amaba, su sonrisa ligera y su piel bronceada solo lo hacían ver como un poema que había sido perfecto para destruir corazones, suspire y abrace aquel artefacto como si fuera el mismo, la presión en mi pecho no se hiso esperar, al fin lo había perdido todo.

bad boyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora