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«Ya no somos unos niños»

_____ se acostó pesadamente en su cama luego de haber salido de la ducha. Matt se acostó a su lado en el más completo silencio. Ella se veía enojada, molesta, enojada de nuevo. Y desde que habían salido de la cocina no le había dicho ni una sola palabra. 

—¿Vas a decirme que te sucede, darling? —inquirió. 

—No me pasa nada —musitó ella. 

En realidad ni ella misma sabía que le pasaba. Pero a decir verdad tenía muchas ganas de golpear a alguien… a alguien llamada Mackenzie. Sacudió la cabeza. Eso era completamente absurdo.

—Es porque el Bombón Campestre tiene novia, ¿cierto? —preguntó con suma delicadeza. No quería alterar la delicada línea de paz de _____. 

—¡Ppffff! —escupió ella —¡Ja! ¿Por qué debería estar así por eso?

Matt no pudo aguantarse la risa, pero trató. Había tanto sarcasmo en las palabras de su mejor amiga. 

—No lo sé —prosiguió él —Quizás estás un poquitín celosa. 

—¿Celosa? —inquirió y se echó a reír —Ay, Mattie, no estoy celosa de esa… de esa campesina desubicada.

—¿Campesina desubicada? —inquirió divertido —¿Desde cuando utilizas la palabra CAMPESINA para insultar a alguien? 

—Bueno —ella se sonrojó un poco —En realidad no quise decir eso… pero si lo de desubicada. ¿Quién se cree que es para entrar así a mi casa?

—¿La novia del cuidador de este campo y casa? —inquirió con algo de duda. Ella lo miró molesta.

—Eso no le da derecho a entrar como si estuviera pancha por su casa.

—Es una muchacha bonita.

—Seeee, claro —murmuró entre dientes —Se nota a leguas que es teñida…

—¿Y? —quiso saber él. 

—¡Y nada, Matt, nada! —chilló molesta y escondió el rostro en la almohada.

Mattie se puso boca a bajo y se apoyó sobre sus brazos para observarla realmente divertido. Era genial verla celosa… jamás la había visto de esa manera.

—Vamos, _______, admite que estás muy celosa de que el Papitaso tengo una novia tan linda...

Ella sacó el rostro de la almohada y lo miró.

—No, no estoy celosa… No tengo por qué estarlo. Logan puede tener 1 millón de novias si tiene ganas. No me interesa.

—Mentira —sonrió.

—Además, yo también tengo novio.

—Oh, por favor… no empieces a hablarme de ese imbécil. Y se te nota, se te nota terriblemente que te mueres por dentro. Tú quieres ser la novia de ese hombre, tú quieres estar con ese hombre. ¡Por dios! Si vieras como sonríes cuando está cerca… simplemente eres otra…

—¡Ya basta, Matthew Richard Donnovan!

Él la miró sin poder creerlo, como si ella acabara de darle el peor insulto de toda su vida. Se puso de pie y la miró con cara de pocos amigos.

White Horses » HendersonWhere stories live. Discover now