Donde hubo fuego... (1-2)

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- Como tenga que conducir por toda la ciudad en busca de un sitio abierto…

- Cállate y mira a la carretera. Es peligroso hablar por teléfono mientras conduces- le colgó rápidamente Jeno, guardándose el móvil en un bolsillo escondido, del traje. Aún seguía molesto por el Incidente del Sofá, sobre todo porque no se había dignado a hablarlo con él. No; el idiota había tenido la desfachatez de hacer como si nada hubiera pasado.

Así que el rubio había metido sus zapatos en la lavadora, su portátil en el horno y había cambiado de sitio la ropa de los cajones con la del armario- a excepción de su ropa interior, a la que había escondido en el buzón. Renjun, como respuesta, había publicado el número de teléfono del rubio en el periódico, anunciando que ofrecía servicios de doncel… para Halloween, por supuesto. Jeno había estado recibiendo llamadas desde aquella mañana.

- Supongo que no estarás de humor para beber Coca-Cola- le dijo a Yuta.

El castaño negó con la cabeza.

- ¿Cómo quieres que tome cafeína en una noche como ésta?- se cruzó de brazos y se abrazó, como si tuviera frío- He tenido pesadillas. Estoy tan nervioso…

Jeno le sonrió con simpatía.

- No te preocupes. Hansol no te verá así- Jeno le colocó una especie de velo a su jefe, hecha con la tela que cubría el sofá, tapándole la cara y los hombros- Y, para terminar, el toque final- dijo, mientras cogía un broche para fijar ese improvisado velo- ¡Ya está! - dijo, rozándole la espalda a Yuta. La tela era lo suficientemente opaca como para cubrirle la cara de quien quisiera verlo.

Yuta le sonrió.

- Gracias, Jeno… Pero ten cuidado esta noche, ¿vale?- negó con la cabeza- Jamás me perdonaría que ese cabrón te hiciera algo a ti también.

- ¿Y qué va a hacerme, con la artritis que tiene?- rió Jeno- Confía en mí. Todo irá bien. ¡Mientras tanto, divirtámonos! Creo que habrá tantas golosinas que podremos comer las que queramos- entonces, el rubio pensó que no había salido por las casas ni se había vuelto a disfrazar en Halloween, desde la muerte de Taeil. El chico deseó que, estuviera donde estuviese, pudiera ver que había cambiado para mejor- Cuando la fiesta termine, traeremos a Mark aquí y veremos qué ocurre cuando se mezclan las golosinas con el alcohol.

- ¡Ja! Por mí, bien.

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Renjun se quedó mirando una nevera vacía. El precio que había justo encima le indicaba, muy amablemente, que aquél era el sitio donde deberían haber estado las Coca-colas. Llevaba parado más de un minuto y estaba seguro de que las adolescentes que estaban discutiendo acerca de qué bebida coger- Dr. Pepper, Crush de Naranja o Big Red- habían empezado a pensar que Renjun estallaría, de un momento a otro.

Pero Renjun era una persona paciente, que siempre conseguía lo que se proponía. Por otro lado, también era un hombre que preferiría limpiar el suelo con la lengua, antes que pedirle ayuda a alguien; así que se subió en su coche, se colocó la capa y salió disparado de la tienda. La siguiente

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Para cuando Jeno y Yuta terminaron los preparativos de la fiesta, el sol ya se había escondido en el horizonte y las calles estaban empezando a llenarse de niños obsesionados con el azúcar. Yuta condujo despacio, haciendo uso de su cordura, pues no deseaba atropellar a un pobre hombre-lobo.

- Joder, algunos de estos disfraces son horribles- murmuró Jeno, apartando la vista de una niña pequeña cubierta de sangre falsa- ¿Qué demonios les ocurre a los padres de estos niños?

Muse (NoRen)Where stories live. Discover now