E P I L O G O

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Veronica

El curso siguió, y las cosas no pararon de mejorar. Yo había conseguido mi beca de estudios, y Blake estaba a punto de ser aceptada en la Academia de policía. Yo iría a Yale, ella a Nueva York. No estábamos muy lejos, pero la distancia haría mucho, así que queríamos aprovechar el verano como fuese, pero había una cosa que nos quedaba antes de graduarnos; el baile. La temática era una noche en Montecarlo, lleno de casinos y supuesto lujo. Sólo había un problema; que Blake odiaba los bailes.

—Yo no sé si ir. —Dije con los pompones en las manos, viendo cómo el equipo atacaba en el campo contrario.

—¿Por qué no? Ahora tienes novia, sales con la chica más popular de todo el instituto, ¿y no vas a ir? —Alcé una ceja encogiéndome de hombros.

—¿Se te olvida que Blake odia los bailes?

—Es verdad.

Los Wolves marcaron, creo que fue Blake, porque Olsen y sus demás compañeras prácticamente se tiraron encima de ella. Era el tanto de la victoria, y Blake se levantó del suelo y corrió hacia mí quitándose el casco.

—¿Pero cómo te las arreglas para hacer esas cosas? —Me cogió por los muslos besándome mientras me reía, caminando conmigo hacia el vestuario.

—Ni idea.

Blake se desvestía rápido, se reía con sus compañeras, mientras April y yo cuchicheábamos en una esquina de cada cosa que veíamos. Así nos quedamos sin duchas, pero teníamos la estrategia totalmente dominada. Ella se metió en la ducha de Olsen, y yo me acerqué a la de Blake que echaba la cabeza hacia atrás para que el agua le cayese por todo el cuerpo.

—Permiso. —Abrí la puerta de la ducha y me colé, quitándome la toalla para quedar desnuda delante de ella.

—¿Alguna vez vas a conseguir ducha? —Me pegué a ella para que el agua también cayese sobre mí, y negué levemente.

—No no. —Me mordí el labio inferior y ella comenzó a masajearme el pelo para enjabonarlo como solía hacer siempre.

Alguna vez que otra habíamos intimado en la ducha, pero sólo cuando no había nadie. Cuando había gente, como en ese momento, que era el final de un partido y estaba todo abarrotado, simplemente nos enjabonábamos mutuamente y nada más.

—Oye, quiero decirte algo. —Me dijo Blake mientras yo me movía el pelo para enjuagarlo y que se quitase todo el jabón.

—A ver, dime. —Sonreí levemente.

—¿Quieres venir al baile conmigo? —Casi todo el vestuario se quedó en silencio al escucharla, y Blake levantó la cabeza. —Coño, ¿queréis seguir a lo vuestro? —Todo el mundo se rio, pero ella negó alzando una ceja.

—Pues claro que quiero, Blake. Creía que no querías ir porque no te gustan los vestidos. —Ella cerró los ojos sonriendo.

—Quiero ir por ti, lo de la ropa ya se verá.

*

Cuando Blake vino a recogerme a casa el día del baile me quedé verdaderamente impactada. No sabía qué esperar, si un traje o un vestido, pero al final acertó de lleno; llevaba un pantalón de traje negro con unos tacones del mismo color, una camisa blanca ajustada y una pajarita sin atar rodeando su cuello. Todo el mundo la miraba, porque nadie jamás la había visto así, pero pensar que lo hizo por mí me sacaba la sonrisa más tonta del mundo.

Entramos en el gimnasio donde se celebraba el baile, y todo era increíble. Había máquinas de casino por todas partes, los chicos vestidos con esmoquin y el pelo engominado, casi como James Bond.

—A ver, chicas, poneos ahí para la foto. —Dijo el fotógrafo, señalando el fondo blanco.

—Vente aquí. —Blake tiró de mis manos y me rodeó la cintura con su brazo, sonriendo mientras me miraba y el tipo nos hacía las fotos. Luego me dio un beso más suave, con mis manos agarrándola de la camisa y que el fotógrafo capturó.

—¿Quieres que vayamos a por un poco de ponche? —Le pregunté mientras caminaba con ella de la mano, haciéndonos sitio entre la gente.

—Nah, quiero bailar contigo. —Hizo que diese una vuelta sobre mí misma, y acabé tomándola por las mejillas para besarla muy lento, sonriendo en mitad de aquél beso tan profundo y húmedo.

Al principio bailábamos normal, ella me sujetaba de las manos y hacía que diese vueltas, yo me pegaba a ella, nos besábamos... Pero a medida que la noche pasaba, la botellas de alcohol comenzaron a entrar sin que nadie se diese cuenta, y la música se hizo más intensa.

Blake saltaba y yo, que ya me había quitado los tacones, con ella.

—¡Todo el mundo está demasiado simpático conmigo! —Me dijo al oído porque la música sonaba fuerte.

—¡Porque estás muy guapa, Blake! —Ella sonrió, y volvió a saltar al ritmo de la canción, cogiéndome de las manos y haciendo que diese la vuelta sobre mí misma.

Luego, sonó una lenta, y me agarré a su cuello, pegando mi cabeza a su pecho mientras nos movíamos lentamente. Sus manos me rodeaban la cintura, y me besó. Me besó lento, suave, dulce, cálido, profundo casi húmedo. Me besó como si no quisiese que la canción acabase, y yo bailé con ella esperando que esa noche no terminase.

—Te quiero. —Me dijo al oído, acariciando la parte baja de mi espalda.

—No tanto como yo a ti.

Acabamos la noche subidas en el tejado de su casa, observando el reflejo de la luna llena en el lago. No dijimos nada, simplemente estábamos en silencio contemplando la escena, escuchando los grillos del verano, la brisa fresca y el olor estival.

—¿No te da miedo lo que está por venir? —Musité sin apartar la vista del agua. Blake negó levemente. Su camisa estaba abierta hasta el segundo botón dejando ver un poco de su escote.

—No. Mis miedos se quedaron atrás hace mucho tiempo. —Apretó los labios con una sonrisa y me miró.

—El mío también. –Dije en un susurro.

—¿Cuál era tu mayor miedo? —Sonreí y giré la cabeza, acariciando su mejilla.

—Tú, Blake.



Continuará.

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⏰ Last updated: Aug 28, 2017 ⏰

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BLAKEWhere stories live. Discover now