Capítulo 3

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Nico

El viaje por las sombras fue un poco más duro de lo esperado, pero no quise abrir la boca. Cuando abrí los ojos, vi que habíamos acabado en un callejón oscuro. Las paredes eran de los clásicos ladrillos. Era un callejón sin salida donde había contenedores de basura y apestaba a comida podrida. Había dos gatos rebuscando entre los escombros. Al menos no habíamos acabado dentro de la basura.

Exhausto, me apoyé en la pared. Mis amigos me ayudaron a sentarme y Percy me dirigió una mirada como diciendo "te advertí". Mi respiración estaba agitada. Eché la cabeza hacia atrás y cerré los ojos.

— ¿Te encuentras bien?— preguntó Jason.

— Sí, tan solo necesito unos segundos.

Cuando mi vista se hubo aclarado y no estaba mareado, me levanté. Los tres me miraban con preocupación.

— Venga, ¿quién está listo para entrar en un restaurante que apesta a millonarios?

No fue tan divertido como esperaba. La gente d nuestra alrededor dejaba un rastro de perfume a cinco kilómetros de distancia. Todos iban muy elegantes muy...superficiales. ¿Cómo alguien como Ashley podía trabajar en un lugar así?

— Aquí hay tantas chicas guapas...— suspiró Leo—. ¿Seguro que no tenemos tiempo?

— No.— contestó Percy—. Además, ya tienes a Calipso.

Leo sonrió.

— Calipso...

Jason le dio un golpe en la cabeza para despejarlo.

— Gracias, me lo has ahorrado.— comenté.

— ¡Eh!— protestó Leo.

Con una carcajada, se colgó a mi espalda e intentó tirarme al suelo. Yo reí, pero me volví a acordar de Ashley y de repente una oleada de frío invadió mi cuerpo.

— Leo, venga, suéltalo.— le apremio Percy, al ver mi cara.

Le miré y asentí.

La gente iba más arreglada conforme más nos acercábamos al Per Se. La puerta estaba vigilada por un chico joven vestido de traje, con el pelo engominado y con una sonrisa de dientes perfectos.

— Hola, buenas noches.— saludó Jason.

Era mejor dejar hablar a Jason. De los cuatro, él era el más educado y el favorito de los mortales.

— Buenas noches, caballeros.– dijo él—. ¿Qué se os ofrece?

— Nos gustaría echar un vistazo en su restaurante.– contestó el hijo de Júpiter—. Buscamos a alguien.

— Lo siento mucho, señores, pero no puedo dejar pasar a gente como ustedes.— señaló un cartel que estaba pegado en la cristalera—. Normas del establecimiento.

— ¿A gente como nosotros?— repitió Leo, sorprendido.

Para alguien con tanto amor propio consigo mismo, a Leo debería de haberle sentado fatal.

— "Está prohibido el paso a aquellas personas que vayan vestidas de forma inapropiada"— leí en voz alta—. Pues no nos interesa su restaurante, señor. Tan solo buscamos a alguien.

El chico se sintió como si le hubieran dado una bofetada.

— Váyanse.

— No nos iremos sin la persona a la que buscamos.— Percy alzó la cabeza—. Y tenemos mucho tiempo.

Él chico pareció meditar.

— ¿A quién buscáis, si se puede saber?

Leo estuvo a punto de abrir la boca.

— No es de su incumbencia.— corte.

No era seguro pronunciar su nombre en voz alta. ¿Y si ese tío era un monstruo?

— Entonces me temo que se quedaran aquí a pasar la noche.

— Su nombre es Ashley Castellan.— comentó Jason, irritado— Déjenos pasar.

La cara del vigilante cambió.

— ¿Con qué Ashley?— esbozó una extraña sonrisa— ¿Es preciosa, verdad?

Fue lo último que necesitaba oír. ¿De qué demonios la conocía? Cerré los puños dispuesto a romperle su perfecta cara, pero Percy me puso una mano en el hombro.
El vigilante esbozó una sonrisa torcida.

— ¿Quiénes sois, a todo esto?

— No te importa.— escupí.

En esto, un chico salió del restaurante. Decir que me indigné fue poco. Era un tío normal, como nosotros, vestido con ropas normales.
Hicieron un saludo chocando sus puños.

— ¡Izhan!— exclamó el vigilante.

— Thomas.— el supuesto Izhan le miró de arriba a abajo—. Te queda bien el traje.

— Basta de bromas.— rió Thomas—. ¿Qué hacías aquí?

— Nada en especial.— Izhan se encogió de hombros.

— ¿Otra vez hablando con ella?

— Sí. Tenías que verla. Hoy estaba...

— Lo siento, pero seguimos aquí.— dije alzando la voz.

— Oh, cierto.— Thomas juntó las palmas de sus manos—. Bien, tenéis que iros de aquí porque me estáis hartando, ¿de acuerdo? Os dejaré pasar a menos que llevéis un traje adecuado, pero...— hizo ademán de mirar su reloj de pulsera invisible— Vaya, ¡son las nueve! Y a esta hora, ¡oh sorpresa! No hay ninguna tienda abierta. Así que...hasta la vista.

Tuve ganas de clavarle mi espada en su cara.

— Ahora verás.— Jason le desafió con la mirada—. No sabes quiénes somos ni que hemos hecho.

— No me interesa— Thomas le rechazó con la mano.

— Hasta dentro de poco.

Nos giramos y nos fuimos calle abajo. Ese tío que parecía un actor de Hollywood lo iba a pagar caro.

— ¿Qué hacemos?— gritó Leo.

— No lo sé, pero hay que darse prisa. Se nos agota el tiempo.— obvió Percy.

— Tengo una idea.— dijo Jason— Jackson, búscame una cabina telefónica.

Minutos más tarde, Jason salió sonriendo de la cabina telefónica.

— Piper está de camino.

Leo, Percy y yo abrimos la boca, sin poder creerlo. Si mi memoria no fallaba, Piper estaba en Los Ángeles... ¿Cómo demonios iba a venir a Nueva York?

— Le regalé una piedra mágica. Permite aparecerse en cualquier lugar.

Quise preguntarle de dónde la había sacado, pero no era el momento.
Justo en ese instante, alguien rodeó el cuello de Jason con los brazos. Él se giró, asustado, pero sonrió ampliamente al encontrarse cara a cara con su novia. Se fundieron en un cálido beso y eso me hizo añorar a Ashley.

— Muy bonito, chicos.— dijo Leo—. Pero tenemos los segundos contados.

— ¡Leo!

Piper se abalanzó sobre Leo. A Percy y a mí nos fundió en un mismo abrazo.

— Tío, me has pisado.— me quejé.

— Yo creo que he chupado tu pelo.— dijo Percy sacando la lengua.

Todos nos reímos.

— Bien, ¿cuál es la emergencia?— preguntó la chica.

Cuando se la contamos, estalló en carcajadas.

— Nunca pensé que me iba a pasar esto.— sonrió ampliamente—. Haced cola, chicos, vais a estar irreconocibles.

Last Warrior|| Guardiana del Olimpo 2Where stories live. Discover now