Capítulo 1

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Deseaba profundamente tener un bebé.

Anthony Edward Stark a sus treinta y ocho años, ansía experimentar un embarazo.

Quería ser llamado padre, quería cuidar, proteger y mimar a un pequeño que fuera completamente suyo.

Claramente, eso era instinto omega.

Probablemente ese deseo era producto de su avanzada edad, su reloj biológico hacía tic tac, tic tac, ya no era el omega joven envidiado y deseado por muchos, aquel que los de su casta admiraban por sus logros, no, Tony se había convertido en un hombre viejo que estaba completamente solo y no pertenecía a ninguna manada.

Probablemente cada integrante de los vengadores pertenecía a una manada o estaban en pareja. Tony comprendía que ellos eran simplemente un equipo de trabajo, sus amigos más cercanos hicieron su propia vida, Pepper tenía a Happy, Rhodey a esa linda beta latina con quien había contraído matrimonio hacia tres años.

Y él, él estaba solo, su edad le impedía ser un omega que alfas pudieran buscar, ya no era candidato para formar una manada o como posible pareja.

Era un omega de edad avanzada y sin hijos.

A Tony no le molestaba escuchar ese tipo de chismes y especulaciones, le importaba poco las habladurías de la prensa.

Pero ahora, mientras permanecía sentado viendo un programa de televisión donde lo nombraban porque exponían a los millonarios y celebridades que estaban solos, viejos y sin oportunidad, se daba cuenta que ya no quería estar solo, realmente deseaba tener un hijo.

Tony quería experimentar el llevar a un pequeño dentro suyo, quería sentir pataditas y acariciar su barriga, realmente lo anhelaba. Instintivamente necesitaba dar su amor a un pequeño.

Después de todo era un omega, y antes de dejar de ser fértil, esperaba poder pasar por esa etapa.

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—Tony... ¿estás hablando en serio? —Bruce lo observaba como si un alíen lo hubiera suplantado, la doctora Helen Cho tenía la misma expresión en su rostro.

No pudo evitar rodar sus ojos, exasperado miró detenidamente a ambos betas en la habitación.

—Quiero tener un hijo, quiero embarazarme —repitió lentamente, como si no entendieran el idioma.

Ambos betas mostraban nuevamente una mirada incrédula.

—Olvídenlo, buscaré a otros doctores. —Dejando el asiento, caminó dispuesto a dejar la sala— Esperaba que, como mis afortunados amigos, apoyaran esta decisión.

—Tony, no puedes criar a un niño tu solo —expusó Helen.

—Es una locura, ¿sabes los riesgos? —inquirió Bruce.

—Estamos en pleno siglo veintiuno, ¿que sucede con todo eso de la liberación omega y la igualdad de castas? —cuestionó molesto, cruzando los brazos.

—Hablamos de una clínica de inseminación —contestó Bruce con obviedad, como si fuera claro porque tanto ajetreo.

—No creo que sea seguro, ni recomendable —colaboró Cho—. Para ti no.

—¿Se están escuchando?, parecen viejos conservadores, dejen sus opiniones arcaicas, la ciencia y la tecnología en ese campo ha avanzado muchísimo. —Tony no entendía la indecisión de sus compañeros, creía que recibiría su ayuda y apoyo, no que sería cuestionado y tratado como un demente.

—Tony, a tu edad no es recomendable ni seguro, entiéndelo. —Bruce realmente no se mostraba de acuerdo.

—Pepper me apoya.

Instinto omegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora