Capítulo 4: recuerdo, familia, encuentro

8 4 0
                                    

Después de que Jason lograra bajarme aún en brazos hacía el comedor, Merín tal y como lo había prometido preparo un té, nos sentamos en aquella mesa que siempre estaba al centro en un letárgico silencio, con el tic tac insistente de fondo del reloj de madera roja, el favorito de mamá, sabía que en algún momento ellos exigirían saber que me había sucedido, más este ambiente tan abrumador y hostil se sentía demasiado ajeno como para que alguno se atreviese a tomar la palabra, Jason miraba de forma concentrada el mantel blanco con bordados, como si fuera la cosa más interesante que hubiera visto en toda su existencia, en cambio Merin parecía tener el cuerpo en la sala, más podías notar en su mirada, que su mente se mantenía lejana en algún lugar indescifrable cual si de una isla exclusiva se tratara.

- Recuerdo que cuando eras pequeña... Madre siempre tenía que calmarte de esta manera solo que ahora es té y antes pedías una taza de chocolate caliente. – Merin hablaba sobre mí, más su vista se mantuvo en un punto indefinido de la habitación, en su mirada de veía un brillo de nostalgia.

- Tal vez.... Estoy volviéndome loca. – Reí amargamente, pues los últimos sucesos me tenían descolocada y cansada, ese sentimiento de estar alerta y asustada era familiar, más dudaba acostumbrarme a la sensación del miedo puro.

- No estás loca Lu... solo eres adoptada – Jason bromeo sujetando mi mano por encima de la mesa dándome una sensación acogedora y de nostalgia, lo mismo que hacia cuando me daban pesadillas de pequeña, los tres alzamos las miradas y reímos más para soltar la tensión acumulada que por la broma.

Después de un cómodo momento casi familiar entre bromas y anécdotas de nuestra infancia, la tarde que había comenzado agitada terminó con un sabor dulzón y agradable, decidimos que dormiríamos juntos en la habitación de Jason justo como lo hacíamos cada que veíamos películas de terror y terminábamos aterradas de muerte.

A la mañana siguiente me levante como nueva, con los ánimos por el cielo, incluso me sentí mucho más reconfortada cuando Jason y Merin me llevaron el desayuno a la cama, pero no todo lo bueno es eterno, Jason recibió una llamada y tuvo que salir corriendo camino a la oficina de papá a entregarle unos archivos que había etiquetado como importantes, mientras tanto Merin había decidido quedarse en casa a cuidarme, pero sus planes cambiaron debido a mis súplicas por salir de casa y así lo hicimos, en este momento nos encontrábamos recorriendo el centro comercial pero algo llamó mi atención, un sitio que no había notado antes, una librería de ocultismo, sentí curiosidad y casi de forma literal arrastre a Merin conmigo. 

- Lucille, si antes pensaba que no estabas loca, ahora me retracto.

- Oh vamos, no me vas a decir que el ocultismo te causa miedo.

- eso jamás pero sabes que yo no creo en estas cosas.

Nos adentramos a la librería, y mirábamos con curiosidad las cosas que se hallaban en el aparador, varios dijes, pulseras, brazaletes, e incluso algunas piedras que podría asegurar eran talismanes, mientras yo recorría el aparador hacia la izquierda Merin iba para el lado contrario, como si buscáramos poner un pequeño espacio entre nosotras, sobre el aparador pude apreciar una bonita piedra amatista en tonos lila y purpura acomodada dentro de una cajita en tono rojo, simplemente mirarla era hipnótico y tranquilizador para mi mente, mi mano se hallaba a unos centímetros de ella, quería apreciarla más de cerca pero trastabille cuando una voz opacada, ronca y profunda, interrumpió de golpe mi ensoñación.

- Las memorias de una mártir ocultan una verdad escalofriante, memorias robadas por sus terribles actos, sus manos serán atadas como su dios fue crucificado - Frente a mí se hallaba una señora visiblemente cansada y desgastada por los años, sus ojos carecían de color, estaba ciega más extendía sus manos hacia mí como si esta pudiera alcanzarme y notar mi presencia con claridad.

- Las memorias de una mártir ocultan una verdad escalofriante ¡sus manos serán atadas como su dios fue crucificado! – trataba de retroceder lo más que podía de aquella anciana, en su rostro se formó una sonrisa retorcida, no entendía las cosas que decía pero su mirada vacía y las pronunciadas arrugas de su rostro me hacían temblar y retroceder.

- ¡Lucille! – Merin había llegado a mi lado y sentí su mano aferrada a mi brazo, vi como su mirada quedo expectante ante la deteriorada señora y jalo de mí sacarme de ese lugar a paso apresurado.

Luego de hallarnos una distancia prudente de aquel lugar, yo no hacía nada más que mirar al suelo me sentía totalmente vulnerable, no sabía que había sido aquel encuentro tan extraño y terrorífico.

- Lu ¿Qué sucedió allá dentro? – Merin se veía preocupada, y acariciaba mi hombro de manera sutil.

- Yo... Solo estaba – sentí mis ojos aguarse y mi cuerpo tensarse, quería contener el miedo que sentía pero, simplemente no podía, la impotencia de no saber lo que me pasaba me carcomía por dentro.

- No sé ¿qué es lo que está mal conmigo Merin? – Mi hermana me abrazo como si quisiera refugiarme de mis miedos.

- Vayámonos a casa es tarde, y estas cansada deberías descansar – asentí débilmente con la cabeza mientras me secaba las lágrimas con las mangas de mi suéter gris.

Un poco más relajada pero con los sentidos alerta, nos dirigimos a la salida con dirección al estacionamiento donde buscábamos el auto de Merin para volver a casa, caminábamos una al lado de la otra dentro de aquel lugar casi vació en silencio, Merin llevaba todas las compras mientras yo iba distraída mirando a la nada.

- Oh mierda. – Merin había parado y parecía buscar algo, con la mirada por el suelo

- ¿Qué pasa? – Me acerque a ella, dijo que creía haber tirado las llaves de su bolso por accidente, buscamos las dos juntas por todo el lugar, hasta que pude apreciar un brillo metálico debajo de un de un auto

- Las tengo – estire mi mano izquierda por debajo del auto para coger las llaves, y por acto reflejo mire alrededor por el suelo, un par de piernas quietas fue con lo que me encontré, estaba totalmente segura que esas no eran las botas de mi hermana, al igual que estaba segura de no haber visto a nadie más en el estacionamiento hace unos minutos.

- ¿Lucille encontraste algo? – grito mi hermana, desde un lugar un poco más alejado de mí.

- no, no eh encontrado nada – mire por encima del auto esta vez, a la dirección de aquellas botas y pude mirar a la dueña. – Maura.

Esta vez no quería que nadie jugara o vacilara conmigo, hablaría con ella, así tuviera que amarrarla a una silla e interrogarla. 

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Aug 27, 2017 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Nightmare Más Allá De La LocuraWhere stories live. Discover now