Chico Prohibido 3 |Amame|

Capítulo 5. "Prima favorita"

Al entrar a la habitación. Jesse estaba dándole pecho a Ian.

Mike estaba dormido en el sofá que estaba a un lado de la camilla. Jesse se volteo a verme y sonrío.

La habitación estaba llena de globos, llevaba aquí una semana, recuperandose. Viendo programas para niños por gusto, cantando a Ian para que durmiera y todo eso.

La maternidad se le apegaba bien. La casa se sentía vacía, Bobby seguía llendo en las tardes pero en las mañanas no tenía con quien hablar y tampoco con quien desayunar.

Al menos había mejorado el que Joe se comportaba distinto desde que comprendió como me sentía. Ha tenido la idea metida de tener un hijo y no le ha salido de la cabeza.

Lo he cachado una vez de que estuvo a nada de entrar en mi sin condón.

Algo le ocurría y lo sabía porque su manera tan sensual de provocarme ahora era distinta y me agradaba.

Gemí al sentir como se frotaba en mi parte baja. Mordió mi cuello con cuidado de no hacerme ninguna marca.

—Entra ya —pedí.

Sonrío pero no me ha hecho caso. Pasó su lengua desde mi oreja hasta el inicio de mi escaso vello púbico. Gemí sin poder evitarlo.

No tenía de que preocuparme por gritar o algo, de por sí no había nadie en la casa. Mike estaba con Jesse en el hospital, Bobby no vendría el día de hoy y Jake había salido con Belinda. La hija de la hermana de mi padre.

—Te deseo tanto —dijo contra mi clítoris.

Me sentó al borde de la cama, se incó para que después subiera mis piernas en sus hombros.

Agarré su cabeza, haciendo que se hundiera más en mi. Su lengua entraba y salía con jodida experiencia de conocer ese sitio.

Hace tanto tiempo que no hacíamos esto que tan rápido y me siento cansada.

Cuando he llegado al orgasmo. Se sentó y vi su erección aprisionada en su bóxer. Se los bajó y me hizo sentarme en sus piernas.

—¿Te has inyectado o ingieres las píldoras? —Preguntó contra mi oído.

Gemí y dejé una marca en su hombro con mi boca. Negué con la cabeza.

—Perfecto. —Lo escuché decir.

Sentí la punta de su pene en mi entrada y lo sentí distinto, abrí mis ojos y me levanté. Caminé hacía el armario y saqué un condón.

—Creo que se te olvidaba algo —lo agité frente a sus ojos.

Soltó un gruñido y cubrió su cara, se dejó caer en la cama y lo único que veía era su miembro erecto.

—No me gusta usarlos.

—Es protección querido —lo abrí y lo fuí poniendo en su miembro.

—¿Por qué no podemos hacerlo al natural? Así averiguamos si te embarazas.

Detuve mis manos a medio camino.

—Con que es eso... —susurré.

—No te enojes Mai, es sólo que... yo anhelo verte con una gran panza.

—No quiero hablar del tema —me metí debajo de las sábanas.— Que descanses Joe.

—Dime que traes buena comida para mamá —pidió Jesse.

Apartó a Ian de su pecho y se cubrió. Me lo pasó y empecé a sacarle el aire.

—No puedo traerte comida Jesse, perdona.