—Ya sabes, a las cuatro en tu casa. Recuérdale a Lucy —le dije a Alan.

Alan asintió y se sentó en bordillo de una jardinera que estaba en la entrada de la escuela. Me senté junto a él.

Diez minutos después llegó mi mamá. Me despedí de Alan con la mano y subí al coche.

—¿Quieres almorzar en McDonald's? —preguntó mi mamá, deteniéndose en un semáforo en rojo.

Asentí y nos desviamos al McDonald's más cercano.
Mamá pidió la comida y volvimos a tomar camino a casa. Ya en casa, después de haber terminado, me di una ducha, me vestí y cepillé mi cabello. Salí de mi habitación y llegué a la sala, donde se encontraba mamá.

—Mami, voy donde Alan. De allí, vamos al evento —tomé las llaves del perchero y salí de ahí.

Alan no vivía tan lejos de mi casa y todavía no eran las cuatro, así que me fui caminando para pasar tiempo.

Al llegar a casa de Alan, toqué el timbre y esperé a que atendieran.

Atendió la mamá de Alan y me hizo pasar y subir a su habitación. Alan estaba terminándose de arreglar para el evento. Cada vez que pienso en eso lo nervios me carcomen.

—¿Listo? —pregunté cuando vi que Alan se arreglaba la manga de su camisa blanca.

Asintió y se miró brevemente al espejo, dirigió mi vista hacia mí y me dedicó una sonrisa.

—Vamos abajo a esperar a los demás.

Bajamos a la sala de estar y esperamos a que llegaran Lucy y Alex.

Casi media hora después llegó Alex.

—Hola, Caroline —saludó Alex sonriente.

—Hola —sonreí.

Alex se sentó junto con nosotros en el sofá.

—¿Bien? —habló Alex—. ¿Qué tenían que decirme?

—Bueno, primero que nada —empecé—, el fin de tu vida empieza en menos de dos horas.

Alex abrió los ojos, me reí ante su expresión. Que niño tan bonito.

—No, no es cierto —continué—. Pero si empezará una pesadilla.

Alan me apoyó con un asentimiento y continuó hablando él.

—Tienes que tener en cuenta que van a haber cuatro chicas bombardeándote con preguntas —Alan se sentó muy cerca de mí.

—Las cuales vas a responder diciendo la verdad —dije.

—Si te preguntan cuántos años tienes... —dijo Alan.

—Tu respondes... —dejé la frase inconclusa para que Alex la terminara.

—¿Diecinueve? —contestó a modo de pregunta con inseguridad.

—¡Exacto! —exclamé estirando los brazos hacia él.

—Pero si te preguntan cómo te llamas... —dijo Alan.

—¿Qué dices? —pregunté.

—¿Que me llamo William? —frunció el rostro.

Alan y yo sonreímos y chocamos nuestras manos.

—Captas rápido, hermano —lo felicitó Alan con una palmada en el hombro.

A las cinco y treinta, se dignó a llegar Lucy. Apenas llegó, lo primero que hizo fue encerrarse en el baño a terminar de arreglarse, dijo algo como:

Chica TorpeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora