Capítulo 9

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Los siguientes dos días fueron terribles para mí. Hannah y sus amigas cada vez que me veían me recordaban de una manera no tan bonita que el viernes se acercaba. Las personas que me habían visto caer no paraban de reírse cada vez que me veían, eso de caerse y terminar metida en el bote de reciclaje no se lo deseo a nadie.

Hoy era viernes y cada vez que mi mente lo recordaba, mi estómago respondía con un revuelco cosquilloso.

Estaba en cafetería esperando a que Alan y Lucy llegaran y terminar que planear lo de esta noche. Espero que nada nos salga mal.

—¿Tienes el número, Alan? —le pregunté apenas se sentó en la silla delante de mí.

—Sí —me entregó un papel doblado a la mitad.

Abrí el papel y saqué mi teléfono. Marqué el número y esperé a que contestara. Para mi suerte, escuché la voz que nadie quiere oír, y menos en un momento así.

«Su saldo es insuficiente. Por favor, recargue para hacer la llamada.»

Mierda —susurré y tiré el teléfono en la mesa.

—¿Pasa algo? —preguntó Lucy al ver mi cara amargada.

—No tengo saldo —dije—. ¿Alguno de ustedes tiene?

Alan y Lucy negaron. Lo que faltaba, no podemos comunicarnos con Alex.

A los pocos minutos llegó Vanessa con chuchería, comenzó a abrir los paquetes y los vació en una bandeja para que todos comiéramos.

—¿Y cómo hacemos ahora? —habló Lucy con la boca llena de maní.

Levanté mis hombros y cogí comida de la bandeja.

—¿Qué pasa? —intervino Vanessa, abriendo una botella de Coca-Colay colocándola en la mesa.

—Íbamos a llamar a Alex para encontrarnos en mi casa antes de que empezará el evento, pero no tenemos saldo —expliqué.

—Yo tengo.

Vanessa sacó su teléfono del bolsillo y me lo entregó. Comencé a marca el número de nuevo y esperé a que contestaran.

—Habla Alex.

—Hola Alex, soy Caroline.

—Ah, hola Caroline —saludó amistoso—. ¿Qué necesitas?

—¿Puedes llegar a la casa de Alan a las cuatro?

—Em... bueno —hizo una pausa—. ¿No se supone que nos veríamos en tu escuela?

—Hay que decirte algunas cosas —cogí un pedazo de chocolate que estaba en la bandeja—. Bien, a las cuatro en casa de Alan. Adiós.

No deje que contestara y colgué. Terminamos de comer lo que estaba en la bandeja, y fuimos a nuestras aulas. Faltaban dos horas para salir de la escuela. Dos horas más intentando mantener la calma, dos horas más soportando la insistencia de Hannah con que hoy era viernes.

Me senté en mi silla y esperé a que empezara la clase. De repente sentí a alguien a mi lado.

—Esta noche, Caroline. Esta noche.

—¿Por qué demonios no dejas de molestar un rato? —me giré hacia Hannah. Adiós calma.

—Me gusta hacerte sufrir —sonrió—. Nos vemos esta noche, chica torpe.

Y se fue a su silla dando saltitos.

Cuando sonó la campana, salí corriendo a la entrada principal del colegio. Le había preguntado a mi mamá si podía recogerme hoy y me dijo que sí. Así que estaba esperando a mi madre junto con Alan.

Chica TorpeWhere stories live. Discover now