Prólogo.

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Los Orígenes.

Eones en el pasado, antes de que el tiempo fuese el tiempo y el espacio fuese el espacio; justo después de que la primera chispa iluminase la existencia del universo, vida fue creada.

No era una vida común. Era una vida que no acababa, no envejecía, simplemente, vivía.

Su nombre es El Sol.

Nació de una sola gota de energía, convirtiéndose así en toda la energía.

Por milenios viajó en la inexistencia del espacio y la materia, en la exhaustiva búsqueda de un propósito. A menudo cuestionándose el mero motivo de su existencia, recibiendo nada más que la quietud y el silencio del vacío que lo rodeaba como respuesta.

Aquel momento le hizo comprender que él era quien debía otorgarse un propósito y una misión y. fue así que inició.

A partir de una simple gota de su propia energía, creó para sí mismo una compañera, y su nombre es La Luna. Era brillante, enérgica..., le hacía sentir completo.

Juntos, crearon lo que hoy día conocemos como El Universo, dándole todos los secretos que pudiese mantener.
Por algunos milenios más, observaron y viajaron a través de su creación hasta que hallaron aburrimiento. Entonces, decidieron que darían vida a lo que crearon, fue así que nacieron Júpiter, Urano, Neptuno, Marte, Plutón, Mercurio, Venus y Saturno.

Sin embargo, La Luna y El Sol aún no se sentían satisfechos.

De esa manera, otorgaron vida sinfín a nuevas Creaciones, reuniendo así a las míticas Deidads del Olimpo, cada uno con un don y un propósito.

Pero al igual que con todas sus creaciones, algo faltaba.

— ¿Cuál es el propósito de los gobernantes, si no hay nada que gobernar? —preguntó finalmente El Sol.

—No lo entiendo, ¿qué es lo que deseas gobernar? — inquirió ella en respuesta.

—Me temo que no lo sé, mi rayo de Luz.

Y entonces, algo impensable sucedió: una sola lágrima rodó por la mejilla de La Luna, creando lo que hoy día conocemos como el cuerpo celeste de la Tierra, poblado de habitantes con vidas finitas, días contados y debilidades por doquier. Hechos a la imagen y semejanza de sus creadores.

— ¡Qué brillante! —dijo El Sol.

Con eso, la Tierra se convirtió en el hogar de los sueños y esperanzas que La Luna y El Sol tenían.

Sin embargo, como era de esperarse; eso no duró mucho.

Los humanos terminaron por ser naturalmente malvados, egoístas, traicioneros. La Tierra resultó ser un lugar inestable, con constantes fenómenos que rompían el balance y bienestar de las cosas. Era demasiado cambiante.

Cansados, Los Creadores llamaron a una junta en el celestial Olimpo.

— ¿Qué vamos a hacer ahora con tu pequeño experimento? —desafió Zeus.

—Crearemos algo que mantenga el balance. —replicó La Luna.

— ¿Más humanos? — la sabia Atenea cuestionó.

—Absolutamente no, ¿para qué querríamos más creaturas caóticas e imperfectas? Necesitamos orden, mi estimada Atenea. —replicó El Sol.

— ¿Entonces qué? —inquirió Zeus con interés.

—Se crearán doce seres místicos cuya labor será representativa de cada uno de los cuatro elementos principales, para los cuáles habrá tres enviados por cada elemento, estos serán denominados Zodiaco, asimismo, serán enviados otros veintidós seres, ellos serán los Guardianes de los Secretos, y deberán trabajar en conjunto con el Zodiaco en la preservación del orden, así como representar al Elemento del Espíritu, y serán la conexión principal con los Dioses, ellos serán denominados Arcanum Majore.

—Si será como ustedes lo desean, ¿para qué consultarlo con nosotros? —Continuó desafiando Zeus, mientras los demás se mantenían al margen.

—Porque cada ser tendrá cierta naturaleza de cada uno de ustedes. Deberán informarnos una vez hayan creado a los treinta y cuatro de ellos. — respondió La Luna.

—Así que, no olviden incluirnos. — finalizó El Sol.

Algunos siglos después, los Cuerpos Celestes y los Dioses y Diosas habían creado a los treinta y cuatro Dueños del Destino, cada uno poseía una vida limitada, un brillo que podía ser extinguido en cualquier momento por las mismas manos que los habían creado, así como los dones que habían sido otorgados por las Deidades, a orden de los Creadores.

Los Arcanos Mayores fueron creados a partir de los Signos Zodiacales, menos distinguidos, aunque igual de importantes y sumamente poderosos, a veces pasaban a ser considerados inferiores por parte de los Signos. Esto creó un rencor que creció conforme pasaban las generaciones. Así abrieron paso a una regla que mantuvo el orden entre ambos;

Los Signos Zodiacales no pueden ser asesinados por ningún ser. Sin embargo, los Arcanos Mayores pueden ser asesinados por otros Arcanos, o en su debido caso, un Signo Zodiacal.

Conforme pasaban los años, los Signos Zodiacales cometieron errores, y tomando distintos símbolos, marcas y dones, nacieron los Arcanos Menores, criados con el propósito de destronar a los Signos Zodiacales y a los Arcanos Mayores.

Hasta que lo lograron.


Los dueños del Destino. #PGP2021Where stories live. Discover now