"uh- mike." murmuró billie rascando su nuca, el rubio se giró a verle. "y-yo quería decirte algo."
"¿qué pasa billie?"
los labios del moreno temblaron a la par que se le dibujaba una sonrisa en el rostro; sin embargo, antes de poder hablar, un par de risitas lo detuvieron.
"mira, ¿quién lo diría? mitchell es un marica ¿qué no eras ayudante del pastor de la iglesia?" pregunta con burla, el rubio da un paso hacia atrás, separándose del moreno. "a tú mami no le gustará enterarse de esto, de armstrong lo sabíamos pero de ti mike..."
"¡no metas a mi mamá en esto!" exclamó el rubio, sus ojos ardían. "y yo no soy como él." miró de reojo a billie logrando que el moreno dibujara una mueca de confusión combinada con tristeza y quizá, decepción. "jamás sería como él, solamente somos amigos..."
"ni siquiera eso." se apresura en decir billie mientras que les sonríe a los tres chicos que están delante suyo. "y no me importa que me digan marica, me gustan los niños ¿y qué? tengo el valor suficiente de aceptarlo. no me voy a andar ocultando por personas como ustedes, así que adiós."
"vaya, que huevos tiene." exclama uno de los chicos cuando el moreno se marcha, todos se giran a verle con una mueca. "¿qué?"
billie camina furioso, decepcionado, triste,
lo primero que hace es correr hacia la parte trasera de los edificios, lágrimas bajan por sus mejillas.
"¡pensé que eras diferente, pensé que sería diferente contigo!" tira de sus cabellos. "¡pensé que si me querías!"
el menos de los armstrong se siente decepcionado,
mike no cambiaría por él,
mike no dejará de tener miedo por él,
mike no hablaría con su madre por él,
mike no lo defendería nunca.
"maldición." golpea su frente un poco, cierra sus ojos y deja que su trasero estampe contra el suelo y oculta su rostro entre sus manos. "yo quería decirte que te quiero."
