Capitulo 3. Sonreír por un momento

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Sus manos acariciaban mi rostro con ternura, sosteniéndome la cabeza con seguridad, haciéndome perder entre sus labios ardientes, una escapatoria de momento.

Tocamientos cálidos y sensuales, movimientos profundos y sin prisa encontraron su lugar en el momento en el cual nuestros labios se unieron.

—¡Alice, abre la puerta!—gritó mi madre, forzando la puerta, haciéndome cortar el beso y mirar hacia la puerta asustada.

—¡Mierda!—acaricié mi boca con las manos, mirando a mi alrededor desesperada en busca de una salida—. Sal por la ventana —dije girando la cabeza hacia Paul.

—¿Qué? ¿Estás loca? ¡Me voy a descalabrar! — Rodeó los ojos, negado con la cabeza mientras cruzó sus brazos. Los gritos de mi madre no cesaban.

—Por favor—lo miré a los ojos, experimentando algo que hace años olvidé, el miedo—. Mira—me dirigí hacia la ventana—. No es tan alto, hasta yo me escapaba por aquí —solté una carcajada.

—¿Tú?—preguntó Paul levantando una ceja—. ¿Alice Pierce escapándose por la ventana?

Negué con la cabeza, no tenía ganas de explicarle una vez más que mi nombre no era Alice, sino Sara.

—No estoy en condición de llevar una conversación ahora. Por favor, vete —levanté la voz desesperada, mirando hacia la puerta.

—Te daré yo una condición si tú no la tienes—dijo acercándose hacia la ventana—. Quiero verte en la noche.

—No sé,veremos— hablé rápidamente, empujándolo hacia la ventana.

—Bueno—levantó los hombros tranquilo—. Vamos a ver qué opina tu madre con respecto a verme aquí a solas contigo.

—Eso se llama chantaje—lo señalé con el dedo enojadamente. Su sonrisa ganadora apareció mientras que los golpes se escuchaban más fuertes en la puerta. Bien, tú ganas—suspiré resignada—. Ahora, por favor, vete —levanté la voz agitada.

—Ayúdame por lo menos, ¿no?—sacó la cabeza por la ventana explorando la escapatoria—. O piensas, ¿qué puedes usar a las personas y tirarlas así de fácil?—preguntó—. Pude ver cómo sus ojos me miraron, esperando una respuesta.

—Mira, a mí me hablas claro, directo y con huevos. Las jodidas indirectas no me importan. Así que, si tienes algo que decirme adelante, —moví mis manos en señal de explicación y seguridad acerca de mis palabras.

—Todo a su tiempo— susurró mientras que empezó a salir por la ventana, quedando en el pequeño borde de la casa.

—¿Qué haces?—golpeé mi cabeza con lamano—. ¿Por qué te complicas?—negué con la cabeza—. ¿Ves ese árbol gigante? Le dije casi gritando. Por ahí tienes que bajar.

—¡Ah!—gritó Paul cuando su pie se deslizó por el árbol, haciéndolo caer unos segundos hasta que logró sostener su pie nuevamente—. Mierda.

—¿Estás bien?— dejé de cerrar la ventana, sacando la cabeza a toda prisa.

Él me señaló el "ok" con los dedos antes de hacer el último salto y llegar al suelo. Cerré la ventana y mojé mi rostro con agua, dirigiéndome hacia la puerta. Una vez abierta, vi el rostro enfurecido de mi madre, quien entró con enojo en el baño buscando la razón por la que me tardé en abrirle.

—¿Qué buscas, querida mamá?—pregunté sarcástica, cruzando los dedos para disimular la tensión.

—¿Con quién estabas?—preguntó mi madre, no me dio chance de contestar porque siguió hablando—. Sé muy bien que alguien estuvo aquí, apestas a perfume de hombre.

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