Temporada 1. Capitulo 9

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Mi gente, no me odien tanto:(








Itachi se sentía indefenso, su cuerpo anhelaba un contacto que le brindara calor y no aquellas manos grandes que raspaban su piel suave llena de pequeños moretones escondidos en lugares que no deberían de estar.

Su pezon es pellizcado y gime a causa del dolor que le proporciona ese gesto tan rudo. Las lágrimas parecen no tener fin y solo pide que compasión, que la noche acabe y esos hombres se vayan.

Pide ayuda a cualquier ser que pueda escuchar sus pensamientos pero no hay ayuda alguna, y no la habrá. Lo sabe cuando no siente su cuerpo, cuando su vista se nubla, puede sentir como tocan su cuerpo y hay algo que entra suyo, que lo desgarra. Cierra los ojos, añorando el tacto de su rosa, de los suaves besos que Minato en su espalda.

Está bien si es por Minato, piensa por última vez antes de quedar desmayado.

Porque el amor de Minato lo mantenía.

Hay una gentil mano que toca su hombro desnudo y abre sus ojos con lentitud. Sus ojos arden a causa de haber llorado toda la noche.

Es Deidara, quien le sonríe con lastima, parece que quiere llorar ante lo que ve. Lo miserable que probablemente se ve Itachi.

- Itachi-san.- susurra su nombre ayudándolo a levantar, se queja con sollozo, parece que todavía tiene lágrimas para derramar. Hay un dolor intenso en su parte baja pero aún así le regala una gentil sonrisa al rubio.

Que está temeroso, ¿Quién no lo estaría?, estaba arriesgando casi su vida al ayudar a Itachi pero Deidara no es capaz de dejar a esa pobre alma que lo único que hizo mal fue nacer siendo el hijo de Fugaku. Que es injustamente castigado por amar.

-No debes de estar aquí.- dice el azabache, sus ojos están hinchados y la mejilla derecha del ojinegro también lo está, se ve débil. El rubio puede jurar que en cualquier momento Itachi se desvanecerá.

Puede ver marcas rojas a punto de volverse un moretón en el cuerpo del Uchiha, que mantiene una sonrisa aún cuando hace pocas horas había sido violado, se mostraba tan amable aunque le habían arrebatado la vida.

-Le prometí servirle hasta el final de mis días Itachi-san, así que por favor, permíteme ayudarlo a limpiarse.- hace una reverencia y unas pequeñas lágrimas se resbalan en el transcurso, no sabe si es impotencia o tristeza de ver a una persona tan linda sufriendo de es cruel manera.

¿Quién le podía hacer eso a su propio hijo?

No importaba cuantas veces pasaran agua y jabón por su cuerpo, Itachi sabía que estaba sucio hasta dentro de su ser, ya no puedo controlar las lágrimas, es imposible que su pálido y lastimado cuerpo deje de temblar. Ni que los recuerdos de aquel día se repitan en su mente como ecos chocando en una cueva y destruyen la poca cordura que tiene el ojinegro.

Deidara no sabe qué hacer precisamente para curar las heridas del Uchiha y llora mientras limpia la espalda rasguñada del doncel.

Fugaku no iba a aceptar esa clase de comportamientos inapropiados de su hijo mayor. Se enfureció al saber que había sido desvirgado, ¿Cómo podía casarse después de esto? ¿Qué iba hacer con el compromiso que ya había arreglado? Itachi y su momento de lujuria habían destruido los planes de su progenitor, era imperdonable.

¡Papá-teme es mío~ttebayo!    |NaruSasu/ EDITANDO| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora