Capitulo 4: El cuerpo de Jimmy

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Les había tomado varias horas llegar hasta el búnker, y aunque en el interior de la cocina sin ventanas no se notara, ya era de mañana. Sam se lavó la cara en el fregadero en un intento de despejar la mente. Muchas cosas dependían de él en ese momento y lo primero que debía hacer era organizar las prioridades. La situación nefilim estaba bajo control, y lo de su madre parecía urgente, pero no tenían realmente cómo llegar a ella. El asunto más inmediato era Castiel, qué hacer con el recipiente. Buscó su teléfono y llamó a Jody. Cuando respondió la llamada sonaba realmente preocupada. Por detrás pudo escuchar el ruido de pasos apresurados y otras dos voces preguntando alarmadas qué sucedía.

—Hola Jody —saludó el hombre con un hilo de voz.

—¡Sam! ¿Qué sucedió? ¿Dean está bien? Aguardatepondréenaltavoz. ¡Listo! —dijo atropelladamente.

—Dean está b... —Lo pensó mejor —. Bueno, está ileso, pero no está bien, Jody. Es Cas...él, él está muerto. —Sam escuchó a las tres mujeres exclamar con sorpresa, la voz de Claire se distinguía del resto fuerte y clara, con un grito ahogado de dolor.

—Oh, lo lamento tanto cariño. ¿Qué sucedió? —susurró Jody con dulzura, intentando que sus palabras sonaran como una caricia materna desde la distancia.

—Hubo un enfrentamiento, Lucifer. —Sam tragó con dificultad antes de continuar hablando —. Lucifer lo apuñaló por la espalda. —Del otro lado del teléfono, podía escuchar a Claire llorar y maldecir al ángel y a Jody tratar de calmarla murmurando "sshh sshh lo sé pequeña, lo sé" —. No pudimos hacer nada. Y me temo que no podemos traerlo de regreso, no esta vez. Sus... sus alas se quemaron, estoy seguro de que esta vez es definitivo.

—¡Cuanto lo siento, Sam! —La sheriff no sabía qué más podía decir para consolarlo, desearía estar con ellos para poder abrazarlos como hacía con Claire.

—Yo te prometo Claire, en cuanto me sea posible, te devolveré el cuerpo de tu padre. Pero ahora, es muy pronto, Dean no me lo permitirá, casi no me dejó que lo toque desde... —le aseguró Sam intentando sonar entero, que al menos pareciera que sí tenía un plan de acción.

—¡No! ¿Estás loco Sam? E-ese es el cuerpo de Cas. Yo no... no quiero... Mi padre se fue hace mucho tiempo, Sam. —La voz de la joven se oía quebradiza, pero se notaba firme en su decisión —. Ustedes ocúpense de él, hagan lo que consideren mejor para Castiel. —Sam suspiró y murmuró un "gracias" casi inaudible. Ella hizo una pausa para sonarse la nariz. Se aclaró la garganta y continuó hablando —. Pero antes, quiero verlo. Por favor, Sammy. Necesito despedirme de él. ¿Podemos ir, Jody?

—Claro que sí, linda. Si los muchachos nos lo permiten, iremos —le aseguró la mujer plantándole un beso fuerte en la frente.

—Por supuesto, sí, ¡Claro sí! —Una sensación de calidez comenzó a extenderse por el pecho de Sam. ¡Gracias al cielo! ¡Jody vendría a verlos! —. A decir verdad Jody, yo, esperaba que vinieras. D-Dean no está nada bien, y tengo miedo por él. Casi no ha hablado desde anoche y no se despega ni por un momento de Cas. Yo no sé qué hacer, y debo cuidar del nefilim. Y-y estoy desbordado... —Sam hizo su mejor esfuerzo por no llorar, casi lo logra.

—¿Nefilim? Oh Dios, de acuerdo cariño, tranquilízate, estaremos allí en unas horas. Yo me ocuparé de todo. Llevaremos pay y haremos un funeral para Castiel.

—Un ¿funeral? —preguntó el Hombre de Letras desconcertado —. De acuerdo, tal vez eso ayude.

—Por supuesto que sí, ya lo verás. Déjamelo a mí.

Sam entró en el cuarto de Dean sin golpear esta vez. Su hermano seguía sentado en el mismo sitio, tenía entre las manos el viejo amuleto que detecta a Dios, y parecía estar rezando en silencio.

Requiem por CastielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora