C A P I T U L O 23

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Blake

Olsen me dio una palmadita en la espalda cuando Veronica se fue a recoger moluscos con April, y yo la miré sin saber muy bien qué sentir.

—¿Le estás mirando el culo a mi novia? —Susurró. Yo me separé de ella con el ceño fruncido, sentándome en una de las mesas.

—Me follé a tu novia, por si no lo recuerdas. —Dije sacando las conchas y las algas del cubo, cogiendo una entre mis manos.

—Joder, ya lo sé. Pero no me lo vuelvas a decir o te puedo partir el cuello, ¿sabes? —Se sentó frente a mí. Hice rodar la concha entre mis manos sin hacerle mucho caso, así que sólo asentí.

—¿Por qué no puedo encontrar a una persona? —Katie se frotó las sienes con los ojos cerrados.

—Porque no te sale del coño, Blake. Joder, hay chicas que se mueren por ti y ni siquiera conoces. Inténtalo. —Sujetó las algas con las manos e hizo una mueca de asco, dejándola a un lado.

—Da igual, seré sólo su amiga. —Arrugó la frente y me miró negando.

—¿Tú me escuchas o te lo pasas por los cojones? —Apreté la concha levemente, dejándola a un lado.

—¿De qué habláis? —Dijo Veronica. April se sentó al lado de Olsen y Veronica a mi lado, pellizcándome la mejilla. —Está un poquito triste últimamente.

—¿Y eso? ¿Qué te pasa? —Inquirió April. Yo rodé los ojos y negué, girándome para mirar a Veronica.

—La boquita cerrada, Roberts. —Veronica me apretó los labios con los dedos, riéndose.

—¿Sabéis algo de lo del... Pescador? —Dijo en voz baja April, mientras colocábamos las conchas en las cajas correspondientes.

—Creemos que... Abrams tiene algo que ver. —Susurré en voz baja, dejando el cubo en el suelo al terminar. —Creo que no es el mejor lugar para hablar de esto.

* * *

Veronica

—Oye, ¿de verdad no te da miedo que el instituto esté rodeado de policías? A mí me acompañan hasta a mi casa. —Levanté la pierna para dejar el pie por encima de mi cabeza y lo apoyé en la pared, estirándome con los ojos cerrados.

—No. —Hice una mueca sujetándome la pierna, pegando mi frente contra mi espinilla, soltando un suspiro entre mis labios.

—¿Te puedo hacer una pregunta? —Bajé la pierna de la pared y asentí, caminando con April hasta el centro del campo. —¿De verdad no te gusta Blake? —Me quedé en silencio, mirando al suelo.

—Es buena chica, pero es que yo... Yo no... —Solté una risa sacudiendo la cabeza.

—¿Tú no qué? —Me agaché tocando el césped con las manos, manteniendo las piernas rectas.

—Que yo no sé si soy... Ya sabes. —April se reía, y yo intentaba mantener el equilibrio para apoyarme con los antebrazos en el césped, levantando las piernas para quedarme sólo apoyada con las manos en el suelo y las piernas en el aire.

—Mi novia está con Blake detrás, y estoy segura al cien por cien de que me está mirando el culo. Pues a ti te pasa lo mismo. Está claro que te gusta, además... Si fueses heterosexual no harías ni el amago de besarla. —Eché el aire entre mis labios, intentando concentrarme, pero no pude, así que apoyé los pies en el suelo de nuevo.

—Wow. Wow. —Dijo Olsen a nuestra espalda. Yo me di la vuelta rápidamente, y Blake estaba a su lado con el casco en la mano. Las protecciones de sus hombros no eran tan grandes como las de los jugadores de fútbol, eran más pequeñas, ajustadas, compactas, haciendo sus figuras más esbeltas y simples. —¿Sabéis que Blake también sabe hacer piruetas?

BLAKEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora